Cine

Buscando la pasión

Con el cierre del año ha llegado el último estreno de Ken Loach, «Buscando a Eric», seguramente una de las mejores pelí­culas del director y giro en su estilo de pelí­culas sin perder el sello que le caracteriza. Una obra que vuelve a radiografiar a la clase obrera, como suele hacer Loach, pero esta vez cambiando las formas a contra corriente. Su medio de expresión… el fútbol.

“Pan y circo” suele decirse muchas veces desde sectores de la izquierda radical a rogresistas “moderados”, cuando se habla del fútbol. Y sin embargo el Marca sigue siendo el periódico más vendido del país. “Porque la gente está aborregada”, rebuznan algunos desde sus tribunas como si atacar a la gente fuera lo única explicación ante la debacle de algunas “alternativas” de izquierdas y el desinterés de la gente ante medios de comunicación que con diferente pelaje dicen todos los mismo. Sin embargo Ken Loach parece haberse cuestionado que si la gente ama tanto algo, por algo será. Si la pasión que sienten por este deporte los trabajadores y una gran mayoría de la población no debe precisamente explicarse, no a través del “conformismo”, sino de la rabia contenida y canalizada ante una realidad que ni ofrece esperanzas ni concede un respiro. Un cartero de un barrio obrero de Manchester, hincha y fan de Éric Cantona, se entrega a la fantasía de Woody Allen con Bogart en “Sueños de un seductor”. El jugador se le aparece sin que nadie más pueda verlo, guiándole ante las dificultades que lo están hundiendo cada vez más. Solo en esos grupos de hooligans que tantas veces nos presentan exclusivamente como grupos de fanáticos, Eric (como se llama también el cartero) encontrará la fuerza (incluso literalmente), el apoyo y la amistad para enfrentarse a un mafioso que vive en una zona residencial pero que controla el crimen de las zonas obreras. Aparece entonces la solidaridad y el apoyo mutuo, la pasión incondicional, la lealtad y la confianza en que unidos podemos conquistar cualquier cosa que nos propongamos. Ken Loach toma posición sin tibiedades. Las fuerzas policiales inglesas son presentadas como auténticos bárbaros represores, que después exhibir la brutalidad policial piden disculpas con maneras de lord inglés. Y el fútbol… el fútbol lo llena todo: Imágenes impresionantes de las mejores jugadas de Cantona entremezcladas con el sincero rubor de un cartero de Manchester que le dice a su ídolo: “Cuando los domingos íbamos al campo te olvidabas de todo, tú y nosotros éramos uno”. Hasta una escena de bar representa en qué han convertido el fútbol, ya no pueden ir a los partidos por el precio de las entradas, ya no es lo mismo desde que el magnate norteamericano Malcom Glazer (sin nombrarlo) adquirió el club hace 4 años. El ex jugador del Manchester United, gitano y de orígenes italo-españoles, Éric Cantona, no solo cumple excelentemente el papel de representarse a él mismo sino que interviene como productor de la película. Él guión es obra de Paul Laverty, que no por casualidad es, además de un habitual colaborador de Loach en sus últimas películas, un destacado abogado defensor “in situ” de los derechos humanos ante todas las agresiones norteamericanas en Centroamérica (Nicaragua, El Salvador, Guatemala…) y México. La chulería del delantero de las solapas en alza sirve para expresar con humor y sencillez la dignidad de la clase obrera ninguneada de los barrios más degradados de la Manchester industrial… “yo no soy un hombre, soy Éric Cantona”

Deja una respuesta