«Vamos a ser un actor muy importante en la determinación del precio internacional del litio», afirmó el presidente de Bolivia, Luis Arce, en el acto en el que el Estado Plurinacional firmaba un contrato con empresa china Hong Kong CBC Investment para la construcción de dos fábricas de producción de carbonato de litio, una inversión de casi 6.000 millones de dólares.
Las futuras fábricas -una con capacidad de producción de 10 mil toneladas de carbonato de litio al año y la otra con 25 mil- estarán ubicadas en el Salar de Uyuni, en el suroeste de Bolivia, en el que se considera el mayor yacimiento mundial de este metal absolutamente estratégico para el desarrollo de múltiples dispositivos tecnológicos. Las baterías de los móviles, de los ordenadores portátiles y de los coches eléctricos están basadas en el litio, conocido ya como el «oro blanco».
La nacionalización de los enormes yacimientos de litio del subsuelo boliviano, como en su día lo fue la nacionalización de los hidrocarburos, es una de las piedras basales de los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS-ISPS). Garantizar que el Estado Plurinacional de Bolivia -a través de su empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB)- tiene el control del 100% de las operaciones extractivas de este cotizado mineral, y por tanto es capaz de redistribuir las enormes plusvalías generadas que genera su venta en los mercados internacionales en beneficio de los programas de desarrollo -sociales y de infraestructuras- al servicio del país y del pueblo es una de las cosas que aún pone de acuerdo a un MAS que actualmente está dividido en una agria pugna entre los partidarios del actual presidente Arce y los del anterior mandatario, Evo Morales.
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Codicia y amenazas de Washington
El control del litio boliviano es una de las razones que muchos ven detrás del golpe de Estado de 2019, que depuso al gobierno del MAS y obligó a Evo Morales a exiliarse a México y Argentina. Un golpe de Estado tras el que es imposible no ver la mano de Washington.
En marzo de 2023, la jefa del Comando Sur del Pentágono, la general Laura Richardson, dijo que el triángulo del litio es considerada para EEUU como una «cuestión de seguridad nacional en nuestro patio trasero» durante una conferencia de la Cámara de Representantes.
El multimillonario Elon Musk, dueño (además de la red social X) de Tesla, uno de los mayores fabricantes de coches eléctricos del mundo, y que ha sido confirmado por Trump como uno de los hombres fuertes de su futuro gabinete, apoyó sin tapujos el golpe de Estado contra Morales. «¡[Los EEUU] vamos a agredir a quien queramos! ¡Afrontadlo!», dijo jactancioso.
En los últimos años, el gobierno de Luís Arce ha adoptado estrategias para mantener el recurso bajo producción estatal y formar alianzas estratégicas con otros países que cuentan con la tecnología para explorar el mineral. Promulgó la Ley 928, que prioriza la soberanía nacional en la producción de litio con la plena participación de la estatal YLB en todas las etapas de producción. Además, implementó la tecnología denominada Extracción Directa de Litio (EDL) por el gobierno, que es menos contaminante y utiliza menos agua para limpiar el litio crudo.
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Acuerdos con China y Rusia
El gobierno boliviano y su estatal YLB ha firmado un contrato con Hong Kong CBC Investment, filial a su vez de la china CATL, el mayor productor de baterías de litio del mundo. Y en septiembre YLB firmó otro contrato el grupo ruso Uranium One Group, que invertirá 970 millones de dólares para construir una fábrica con capacidad de 14 mil toneladas de carbonato de litio por año.
El presidente Arce también ha anunciado que están en marcha negociaciones para un tercer contrato con la empresa estatal china Citic. «Esperamos poder cerrar este contrato pronto», garantizó.
Este importantísimo acuerdo comercial entre Bolivia y China acerca aún más a los dos países. Bolivia es además, a instancias de China, Rusia y Brasil, uno de los “países socios” de los BRICS+, y uno de los más serios candidatos a adherirse al club de estas economías emergentes. Un ejemplo más de cómo avanzan -pese a todas las maquinaciones e intervenciones de Washington- las relaciones comerciales Sur-Sur basadas en el mutuo beneficio.