El entierro de Galdós fue multitudinario, el pueblo se echó a la calle para acompañar a su escritor. Como dijo Ortega y Gasset “los madrileños le rindieron un gran homenaje, que contrastaba con cierta frialdad de la España oficial”.
Benito Pérez Galdós fue un hombre comprometido, no sólo en su literatura; fue diputado: primero por el Partido Liberal, después por la Unión Liberal y acabó en el Partido Socialista Obrero Español de Pablo Iglesias.
Este compromiso político hunde sus raíces en un profundo respeto por la dignidad de las personas. Una mirada que recorre sus 100 obras; podemos observarla en personajes como Benigna o el ciego Almudena de su novela Misericordia: personas que tienen un feo aspecto y viven entre el hambre y la miseria pero su corazón resplandece.
Pero es en los 47 libros que forman sus Episodios Nacionales, en los que este enfoque aparece plasmado en la misma historia de España. Como nos decía la escritora Almudena Grandes “Galdós nos enseñó que la historia hay que contarla desde abajo, que se puede contar desde abajo y que la vida privada de las personas normales es una forma de explicar la vida pública de una nación como España”.
El protagonista de la primera serie de los Episodios Nacionales es Gabriel Araceli, un adolescente gaditano que Benito define como “un pilluelo de playa”, un joven que envuelto en la guerra de la Independencia contra la invasión francesa va a demostrar un gran sentido del honor y una gran bondad.
Y este enfoque no lo ve Galdós sólo cuando mira al individuo, sino también en el pueblo como colectivo. En el primer episodio que narra la terrible batalla de Trafalgar contra la armada inglesa escribe: “En honor del pueblo de Cádiz debo decir que jamás vecindario alguno ha tomado con tanto empeño el cuidado de los heridos, no distinguiendo entre nacionales y enemigos, antes bien amparando a todos bajo el amplío pabellón de la caridad”.
Galdós nos explicó que la historia se puede contar desde abajo
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La lucha por la Independencia de España

El padre de Galdós era un militar canario que luchó en la Guerra de la Independencia. Formó parte del Batallón de Voluntarios conocido como la “Granadera Canaria” que defendió la Isla de León en Cádiz contra los franceses. El escritor escuchó desde niño las historias que le contaba su padre de las batallas vividas o conocidas de forma muy directa.
A los dos años de fallecer su padre, Galdós inicia los Episodios Nacionales, en ellos va a narrar la gesta del pueblo español luchando contra la invasión francesa. En uno de los episodios nos explica la batalla de Bailén, en Andalucía, que supuso la primera derrota en campo abierto del ejército napoleónico.
Al principio del libro un anciano militar al que llaman el “Gran Capitán” replica al Señor de Santorcaz, que está admirado ante el poderío de Napoleón: “España no se somete, los franceses son los asesinos de Madrid. Se está formando un ejército en Andalucía, en Valencia, en Galicia, en Castilla y hasta en los pueblos… ¡Habrase visto bribonada semejante!, fusilar en cuadrilla a tantos pobrecitos. Sin perdonar a sacerdotes, ancianos, inocentes, doncellas o jovencitos…”
En el libro nos va a explicar de forma apasionante la batalla de Bailén mezclando con maestría realidad y ficción. A la vez que detalla la historia de amor del protagonista – Gabriel Araceli – nos describe cómo en el ejército que lucha contra los franceses se mezclan todas las clases sociales. Se unen “la espada histórica y la navaja” y los valerosos contrabandistas del país convertidos en cuerpos y columnas de guerrilleros no cesan de crear problemas por los flancos al ejército invasor sin darles tregua.
Cuando finalmente el ejército francés es abatido nos dice: “Después de haber borrado la geografía del continente para hacer otra nueva clavando sus banderas donde mejor les pareció… tropezaban en una piedra del camino de aquella remota Andalucía… su caída hizo estremecer de esperanza a todas las naciones oprimidas”.
En los Episodios Nacionales Galdós narra la gesta del pueblo contra la invasión francesa.
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Las raíces canarias
Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria, empezó a estudiar en la universidad de la Laguna en Tenerife pero después se trasladó a Madrid para continuar la carrera de Derecho.
Quedó atrapado por la vida de una ciudad en ebullición en la que cientos de miles de personas luchaban por salir adelante y que era el centro de la vida política del país. En Madrid van a transcurrir gran parte de sus novelas.
Pero Galdós conservó siempre sus raíces en muchas de sus costumbres, curiosamente en uno de los recuerdos que más se nos graban de niños: el gusto por los sabores de los platos canarios. En su despensa se podían encontrar dulces canarios como el bienmesabe, las truchas, los huevos moles… la morcilla canaria… y en su casa se podía tomar un tazón humeante de leche con gofio.