Bancarización es concentración de poder

¿Qué se van a encontrar los españoles cuando retomen su actividad habitual el próximo 1 de septiembre? Para la mayorí­a, para el 90% de la población, el curso polí­tico empieza con la aprobación final por el Congreso, el 9 de septiembre, de una reforma laboral que hace el despido mas fácil, rápido y barato, al tiempo que abre la puerta a una rebaja salarial masiva mediante el «descuelgue» de las empresas de lo pactado en los convenios. Aunque multinacionales norteamericanas y alemanas han empezado a aplicar ya los despidos baratos de la reforma laboral antes incluso de su aprobación definitiva.

Apenas 20 días después, el 29-S, la huelga general permitirá fijar con exactitud la correlación de fuerzas en la que se va a seguir librando la batalla. De la masividad y el grado de participación en la huelga va a depender muy mucho el ritmo y la profundidad con que puedan seguir ampliando los recortes sociales y la rebaja salarial. Y eso depende sólo de nosotros. De lo que hagamos en las cinco semanas que quedan. Paralelamente, el gobierno iniciará la reforma del sistema de pensiones, cuyos ejes son el alargamiento en dos años de la edad de jubilación (es decir, dos años más de cotización y dos menos de cobro de la pensión para nosotros) y la ampliación del numero de años (a 30, 40 o a toda la vida laboral) para calcular la cuantía de la pensión, lo que puede llegar a suponer una rebaja de alrededor de un 30% sobre las actuales pensiones, ya insuficientes cuando no miserables. Inmediatamente, Zapatero debe abordar la negociación de los presupuestos generales del Estado para 2011, que deberán recoger no sólo los recortes sociales ya aprobados (congelación de pensiones, sueldo funcionarios, devolución 400 euros del IRPF,…) sino ampliarlos más todavía para atender las exigencias de reducción del déficit fiscal dictadas por Bruselas y el FMI. Negociaciones que van a poner de manifiesto nuevamente la debilidad política y parlamentaria de Zapatero, que a día de hoy sólo parece tener abierta la vía de conceder al PNV nuevas transferencias de autogobierno y el compromiso de romper la alianza PSOE-PP en el País Vasco, como mínimo para la elección de alcaldes y diputados provinciales tras las municipales del próximo mes de mayo. Los globos sonda del gobierno Además del más que previsible incremento del número de parados a partir de septiembre, la velocidad a la que el gobierno está lanzando globos sonda sobre nuevos recortes a aplicar en el futuro inmediato (Blanco y la subida de impuestos, la ministra de Sanidad y el copago sanitario, Corbacho y los subsidios de desempleo,…), es directamente proporcional a la necesidad de avanzar más, y de forma más rápida, en su objetivo principal de recortarnos un 25% las rentas y salarios al 90% de la población. Para ellos, para banqueros y grandes monopolistas, sin embargo, septiembre se abre de una forma muy distinta. En el primer semestre del año, las mayores empresas españolas que cotizan en el IBEX-35 repartieron unos dividendos récord por segundo año consecutivo entre sus propietarios y accionistas. Y según los datos oficiales de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, el trasvase de riqueza entre el 90% de la población y una ínfima minoría privilegiada ha marchado a buen ritmo, para ellos, en el primer trimestre del año. Mientras que los beneficios del gran capital crecieron un 18,5%, las rentas del trabajo continuaron su retroceso, perdiendo un 8%. Las sacudidas sufridas por la economía española durante el segundo trimestre (turbulencias sobre la deuda pública española y caída en picado de las bolsas, el empleo, la inversión y el consumo) y el período de estancamiento hacia el que nos dirigimos en lo que queda de año hacen inevitable que, para que ellos puedan seguir aumentando sus beneficios, nosotros tengamos que sufrir nuevos recortes y rebajas en nuestras rentas y salarios. Quien crea que las medidas tomadas hasta ahora por Zapatero constituyen el grueso de los ataques contra los intereses del 90% de la población, es que desconoce absolutamente la realidad política, económica y social de nuestro país, y su precaria colocación en el escenario mundial. Poder de clase En el centro de estos ataques pasados y futuros está, como venimos insistiendo en las ultimas semanas, la oligarquía financiera española, y dentro de ella el gran capital bancario. La bancarización a la que ha sometido al 95% de la economía y de la población española no es más que la manifestación evidente del poder de clase, poder que se mide en términos económicos, sociales y políticos, que esta gente ha alcanzado sobre el conjunto de la sociedad. Sus rasgos congénitos de raquitismo, parasitismo y dependencia del capital extranjero son la razón última que explica tanto la gravedad de la crisis en nuestro país como la agresividad en los ataques contra los intereses del 90% de la población. El estallido de la crisis, al poner al desnudo estos rasgos de debilidad congénita, no está haciendo sino agudizar y acentuar el abismo económico, social y político que existe entre esta ínfima minoría y el 90% de la población. Cuanto más golpeada está la oligarquía bancaria española por la crisis, más obligada está a ceder parte de sus beneficios al capital extranjero del que depende imperiosamente (en este caso a la banca alemana y francesa), y mayor es el saqueo al que tienen que someter a la población española para mantener su propio nivel de beneficios. Cuando gobierno y medios de comunicación nos piden que tenemos que apretarnos todavía más el cinturón, lo que quieren decir en realidad es que la oligarquía bancaria española necesita más recursos y tenemos que pagarle todavía más. ¿Por encima de nuestras posibilidades? No es posible entender nada de lo que está ocurriendo en nuestro país si no se parte de aquí. El origen de la crisis no está, como nos quieren hacer creer, en que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Todo lo contrario, la mayoría de la población (pensionistas trabajadores, autónomos, comerciantes, agricultores, inmigrantes,..) hemos estado viviendo todos estos años muy por debajo de lo que el grado de desarrollo material y el nivel de riqueza producido por el conjunto del país permitía. Esto tenía que ser así para que una ínfima minoría –y dentro de ella, la elite oligárquica bancaria y sus socios más afines– pudiera apropiarse de la mayor parte de la riqueza creada para poder codearse y compartir mantel con lo más selecto de las oligarquías mundiales. En la medida que los capitales de la clase dominante española son relativamente débiles y raquíticos, para poder compararse formalmente con ellas, se ha visto obligada a ejecutar un doble movimiento. Por un lado, endeudarse brutalmente con aquellas oligarquías con las que aspira a igualarse. Por otro, condenar a los trabajadores a un nivel de explotación, a unas condiciones de precariedad y endeudamiento con ella misma, sin parangón en Europa y someter al conjunto de la población a unos niveles cada vez mayores de saqueo y expolio. Ahora que, debido a la crisis, la banca extranjera aprieta las tuercas exigiéndole la devolución de las deudas y a un interés mayor, la oligarquía bancaria española se ve obligada a apretar todavía más la soga que tiene puesta alrededor del cuello del 90% de la población. Nadie debe confundirse ni dejar que le confundan. Es el poder de esta gente en lo económico, lo social y lo político, el que nos ha conducido hasta aquí. Y todas la medidas, ya aplicadas o todavía en proyecto, del gobierno no tienen otro objetivo que fortalecer su poder, para aumentar todavía más la explotación y el saqueo al que nos someten a la mayoría. Unir al 90% de la población Saber con exactitud a qué y a quién nos enfrentamos es fundamental para poder ganar cualquier batalla. El 29-S no es una lucha contra los “empresarios” en general ni un enfrentamiento abstracto con “el capital”. Sino con la minoría oligárquica –y dentro de ella, en particular, contra su elite financiera y bancaria– que está imponiendo una rebaja brutal en nuestras condiciones de vida. Y no sólo la impone contra los trabajadores, sino contra el 90% de la población, incluidos los pequeños y medianos empresarios. En este sentido, la experiencia de la preparación del 29-S en Yecla, una población murciana con un fuerte sector industrial exportador en el ramo de la madera, es muy aleccionadora y debemos trabajar para que se extienda por toda España. La organización de los empresarios en Yecla, constituida por pequeños y medianos y empresarios, ha decidido sumarse el 29-S a la huelga general y participar en ella. Ni la reforma laboral ni las medidas tomadas por el gobierno son la que necesitan y exigen los pequeños y medianos empresarios españoles, que constituyen el 99% del tejido productivo español y sostienen más de 95% del empleo. Asfixiados por la falta de crédito de una banca que dedica el dinero que recibe “gratis total” del Estado o del Banco Central Europeo a tapar sus agujeros y a especular con la deuda pública, y condenados a sufrir la caída del consumo propiciado por las medidas de recortes sociales y rebaja salarial del gobierno, sus intereses fundamentales están con los de la mayoría de la población y no con los de la minoría financiera. Trabajar por unir, allá donde existan condiciones para ello, a estos sectores a la movilización general del 29-S es una de las tareas más cualitativas del momento.

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