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Trump, ¿el «amigo americano» de Puigdemont?

En la baraja para ocupar el cargo de secretario de Estado (el jefe de la polí­tica exterior) en el nuevo gobierno de Trump se incluye Dana Rohrabacher. El congresista por California fue el primer alto cargo norteamericano que se pronunció públicamente a favor de la celebración de un referéndum independentista en Cataluña.

En septiembre del pasado año, pocas semanas antes de las elecciones catalanas, recibió en Washington, junto a otros cuatro congresistas, al secretario de Exteriores de la Generalitat. Concluyendo la reunión con una rotunda declaración: “No veo ningún motivo por el que haya que negar al pueblo de Cataluña el derecho a decidir si quiere ser parte de España”.

Rohrabacher no es un “ousider” en la política norteamericana, como algunos medios afirman. Representa al ala más reaccionaria del Partido Repúblicano, vinculada al Tea Party. Defiende, como Trump, un acercamiento hacia Rusia. Formó parte del equipo más estrecho de Ronald Reagan, al que escribía los discursos. Y es presidente del influyente subcomite de Exteriores para Europa.

No ha tenido un acceso repentino de fervor independentista. Uno de los asesores de Rohrabacher confirma que “durante muchos años ha seguido todos los movimientos independentistas”, dando apoyo “como principio general a la autonomía y la independencia”.

De hecho tuvo un destacado papel en impulsar un movimiento independentista en la región paquistaní de Baluchistán, justo cuando EEUU necesitaba aumentar el control sobre Pakistán, como base para la guerra en Afganistán.

Es en el subcomité de Europa del Congreso, presidido por Rohrabacher, donde se celebró el pasado mes de marzo un extenso debate bajo el título “La política de los EEUU hacia los movimientos de autodeterminación nacional”.

El informe principal versó sobre Cataluña, estableciendo que “después de Escocia, Europa tiene que hacer frente ahora a una nueva crisis independentista en Cataluña”.

Lo presentó el doctor Paul Williams, profesor de Derecho y Relaciones Internacionales de la American University, asesor del gobierno norteamericano sobre la formación de nuevos Estados y parte activa en procesos de independencia en Kosovo, Montenegro o Sudan del Sur, nuevos países desgajados que han pasado a convertirse poco menos que en protectorados norteamericanos.

Williams aventuró que “si Cataluña proclama la independencia buscará el reconocimiento internacional de acuerdo con la voluntad de su pueblo y no de acuerdo con las disposiciones de la constitución española”. Sentenciando que “no hay ningún precepto de la ley internacional que pudiera prohibir una declaración unilateral de independencia”.

Lógicamente, Rohrabacher no aplica su fervor independentista, ni su apoyo al “derecho a decidir” en el interior de EEUU. El imperio debe aumentar su hipercentralización, para desde ahí poder dominar el mundo. Son los Estados dominados los que deben fragmentarse o dividirse, para que así resulten más manejables.

La victoria de Trump va a suponer una recomposición de la situación internacional, que afectará a todas las áreas y países del planeta. Un momento de incertidumbre donde no son descartables movimientos inesperados.

En un reciente artículo, el analista de La Vanguardia Enric Juliana afirmaba que la revista Politico (una de las referencias de análisis político en EEUU) ha anunciado que uno de los “momentos Trump” (acontecimientos imprevistos) en Europa puede ser, como ocurrió con el Bréxit, el referéndum en Cataluña.

Habrá que seguir el desarrollo de los acontecimientos, pero no debemos olvidar la “pista americana” para comprender el futuro del “conflicto catalán”.

Washington puede estar valorando agudizar la herida contra la unidad (aunque no acabe cristalizando en una independencia efectiva) para debilitar a una España a la que necesitan imponerle condiciones todavías más leoninas, tanto en el terreno económico como en el militar.

5 comentarios sobre “Trump, ¿el «amigo americano» de Puigdemont?”

  • El «catalanismo» surge de la guerra de Cuba.La burguesí­a textil catalana tení­a su principal negocio en Cuba y eran los más furibundos opositores a la independencia de José Martí­-tanto que reivindican ahora independencias- pero España perdió la guerra con los yankees y la burguesí­a catalana,como niño que se cabrea con su padre,se hizo nacionalista,contra el Gobierno central.

  • Aunque no tiene que ver con Cataluña,pero como decí­a el socialista vasco Indalecio Prieto:»un Pais Vasco gobernado por el PNV serí­a un Gibraltar Vaticanista»,el mismo cuento se lo apliquen los catalanes,que hasta quieren un CNI própio

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