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El presidente de los EEUU, Donald Trump, ha amenazado de manera directa y frontal a nuestro país.
Ante la negativa del gobierno de Sánchez a acatar la draconiana exigencia de Washington y la OTAN de que España debe aumentar sus gastos militares hasta alcanzar el 5% de su PIB -es decir, un aumento de más de 55.000 millones, hasta alcanzar el astronómico gasto de 80.000 millones de euros al año, algo que sólo podría ejecutarse sobre la base de desmantelar casi por completo la sanidad y la educación pública, rebajas drásticas en las pensiones o finiquitar programas como los subsidios de desempleo o la ayuda a la dependencia- el presidente norteamericano ha amenazado con hundir la economía española, imponiéndonos una guerra arancelaria para obligar al gobierno a aceptar el trágala del 5%.
Es un chantaje. Una vez más, Trump usa los aranceles como un garrote. También tiene a su disposición otros muchos instrumentos de intervención política, económica y mediática.
Ante una imposición tan grosera y agresiva contra nuestro país y nuestra ciudadanía, la única posición admisible es la de cerrar filas contra Trump, independientemente de la posición que se quiera defender respecto a Pedro Sánchez. EEUU no amenaza al gobierno, nos amenaza a todos.
Todo el que ante este ataque ponga por delante cuestiones de táctica política o de interés partidario, está tomando partido a favor de un ataque exterior contra España, contra su economía y sus empresas, y también contra su democracia y su ciudadanía. Una posición traidora que sólo merece desprecio y repudio.
Es el momento de defender la soberanía de nuestro país ante las imposiciones de la superpotencia norteamericana, del inquilino de la Casa Blanca y de su proyecto de dictadura mundial.