Cientos de miles de personas desafían el veto del ultraderechista Viktor Orbán

Stonewall en Budapest

La multitudinaria manifestación de la capital húngara, con una masiva afluencia de cientos de miles de personas que han desbordado las más optimistas previsiones de sus organizadores, han hecho de Budapest un nuevo Stonewall.

Bajo el lema «La libertad y el amor no pueden ser prohibidos» y en un ambiente pacífico, festivo, tan alegre como reivindicativo y luchador. Y sobre todo sin miedo, a pesar de la provocación de algunos grupos ultras que se vieron abrumados por el volumen de la marcha, más de 300.000 personas que inundaron las avenidas de la capital de Hungría.

Así transcurrió la Marcha del Orgullo LGTBI en Budapest, una bofetada al gobierno de ultraderecha de Viktor Orbán, que había tratado de vetarla. Una muestra de la inagotable energía revolucionaria de los pueblos europeos, y de su capacidad para torcer el brazo a las fuerzas de la extrema derecha, lacayos de la dictadura mundial de Trump y de su ultrareaccionario programa contra los derechos civiles.

El Orgullo de Budapest es el Orgullo de Europa, el Orgullo de la comunidad LGTBI de todo el planeta. Un Orgullo masivo, multitudinario, combativo y contestatario. Un Orgullo contra la mutilación de derechos y libertades por parte de la ultraderecha mundial, liderada por Trump, y que tiene en Viktor Orbán uno de sus más tenebrosos y antidemocráticos representantes.

Si las marchas del Orgullo tienen su origen en la históricos disturbios de Stonewall -una revuelta desatada en 1969 en Nueva York, contra las redadas homófobas de la policía, que dio origen a la lucha por los derechos civiles de la comunidad LGTBI-, la multitudinaria manifestación de la capital húngara, con una masiva afluencia de cientos de miles de personas que han desbordado las más optimistas previsiones de sus organizadores, han rescatado y restaurado como pocas protestas su espíritu original. Este 28 de junio, Budapest fue Stonewall.

El gobierno de Orbán, el más ultraderechista e iliberal de toda la UE, ha tratado por todos los medios de prohibir e ilegalizar las marchas LGTBI en Hungría. En marzo, el Parlamento húngaro -donde Fidesz, la extrema derecha de Orbán, tiene mayoría absoluta- aprobó una antidemocrática enmienda a la ley de reunión que en los hechos prohibía la celebración del Orgullo. El texto prohibía “las reuniones que promuevan o exhiban el cambio de sexo de nacimiento o la homosexualidad”.

Hace pocos días, en los prolegómenos de la manifestación, Orbán volvió a mostrar su veto. «Que ni lo intenten», dijo, refiriéndose a la manifestación, y amenazó con “consecuencias legales” para los organizadores y para los asistentes. Las autoridades instalaron en todo el recorrido cámaras de reconocimiento facial. Además, varios grupos fascistas convocaron contramanifestaciones con el mismo recorrido que la marcha del Orgullo.

Pero sus amenazas fueron vanas. El alcalde de la capital, Gergely Karácsony -de un partido ecoliberal enfrentado a Orbán- usó su poder municipal para autorizar la marcha del Orgullo. Acompañado de la comisaria europea de Igualdad, la belga Hadja Lahbib, y del vicepresidente del Parlamento Europeo, el alcalde llamó a la protesta. “Animamos a los ciudadanos a que acudan a la marcha. No habrá multas, castigos ni represalias”.

«Esta ciudad siempre defenderá a los que están bajo la amenaza de que les quiten algún derecho», subrayaba el alcalde. Al contrario que en la Hungría más rural, donde la hegemonía política e ideológica de la ultraderecha de Orbán es notoria, en las ciudades el ambiente es más cosmopolita. Varias encuestas han mostrado que el 78% de la población en Budapest estaba en contra de la prohibición de la marcha

La marcha fue multitudinaria, no sólo por la asistencia de la comunidad LGTBI, y en general de toda la sociedad civil húngara contraria a la deriva fascista de Orbán, sino por el apoyo decisivo del movimiento LGTBI y de la izquierda de toda Europa. Miles de personas llegadas de todos los puntos de la UE fueron a Budapest a defender los derechos y libertades, en Hungría y en toda Europa. También hasta 70 cargos electos de toda Europa y entre ellos destacados representantes de la política española, como la vicepresidenta Yolanda Díaz, el ministro Ernest Urtasun, o el concejal de Madrid Eduardo Rubiño (por Sumar) o la eurodiputada Irene Montero por Podemos.

Imágenes para la historia

La manifestación arrancó al mediodía del Ayuntamiento, y recorrió el bulevar del Museo, la plaza Kálvin y el bulevar Vamhaz para atravesar el río Danubio por el Puente Erzsebet, dejando una de las imágenes más icónicas del recorrido con un puente abarrotado.

Con más de 300.000 personas, y con las calles inundadas de banderas arcoíris, pancartas y carteles, canciones y consignas, se trata de la manifestación del Orgullo más multitudinaria jamás celebrada en Hungría. Así lo han reconocido -exultantes de éxito y visiblemente emocionados- los portavoces de las organizaciones convocantes, Amnistía Internacional Hungría, Sociedad Háttér, Comité de Helsinki Húngaro, la Fundación Misión Arcoíris y la Unión por las Libertades Civiles Húngara.

Deja una respuesta