¿No querías crecimiento? Pues toma dos tazas. Así se podría resumir el nuevo plan ideado por Berlín para responder a las crecientes presiones para que equilibre los planes de austeridad que ahogan a los países de la periferia con políticas de impulso al crecimiento.
Alemania por fin adopta políticas de crecimiento… Del suyo, claro. Y, como siempre, a costa de los demás. En esta caso a costa de los trabajadores españoles, italianos, portugueses o griegos. «El pueblo griego ya le ha hecho un corte de mangas a Alemania… ¿a qué esperamos nosotros?»
El gobierno de Berlín, según reveló este pasado fin de semana la revista alemana Der Spiegel ha diseñado un plan en el que propone crear “zonas económicas especiales” en los países de la periferia de la eurozona para atraer la inversión extranjera y así “estimular el crecimiento”.
¿En qué consisten estas “zonas económicas de excepción”? Dicho en pocas palabras, en un autentico paraíso para sus monopolios y multinacionales. En ellas, los inversores alemanes pagarían todavía menos impuestos por sus beneficios, les estaría permitido pagar unos sueldos más bajos que en el resto del país, las cotizaciones sociales serían más bajas y dispondrían de mayores facilidades aún para despedir gratis los excedentes de plantilla. Al mismo tiempo, el plan propone el saneamiento, privatización y venta de todas las empresas publicas de los países donde se instalen estas zonas especiales, como medio de reducir la deuda pública. E instaurar el sistema educativo de formación profesional vigente en Alemania, donde los jóvenes son obligados a trabajar “gratis total” para las empresas como parte de su “formación”.
En breve, crear una especie de “reductos sin leyes ni derechos” diseminados por toda la geografía europea donde la híper-explotación de la fuerza de trabajo asalariada esté rodeada de toda suerte de protecciones y garantías legales. Zonas donde no rija ninguna otra ley que la del máximo beneficio del gran capital alemán o francés y sus grandes multinacionales. Algo así como el famoso “Estado libre” del Congo creado por el monarca belga Leopoldo II, donde durante años no reinó más ley que el látigo de sus negreros para explotar los ingentes recursos naturales del país.
El diseño de estas “zonas especiales” está, en parte, inspirado en el modelo que se aplicó a la antigua Alemania Oriental tras la reunificación. Más de 20 años después de aquella, sin embargo, la renta per cápita de los länder que formaban la República Democrática sigue siendo un 30% inferior a la de la antigua Alemania Occidental Y su tasa de paro, más del doble.
Una bonita forma de asegurar el crecimiento… de la burguesía monopolista alemana.