Zapatero sin margen de maniobra para el pensionazo

«El llamado pensionazo fue avalado por el Comité Federal del partido el pasado sábado, al dí­a siguiente de que las dos vicepresidentas del Gobierno lo hiciesen público tras la reunión del Consejo de Ministros. Pero ese aparente respaldo -las resoluciones del máximo órgano socialista siempre se adoptan por aclamación- apenas oculta la honda preocupación de muchos dirigentes del PSOE por el alto coste electoral de una medida que, muy probablemente, no podrá aprobarse en lo que queda de legislatura».

"Poner en nuestra contra a los sindicatos sería un suicidio", aunta otro diputado socialista. "Y tanto UGT como CCOO ya han dicho que sólo aceptarán retrasar la edad jubilación si es voluntaria, como ocurre ahora. Pero esa medida ha demostrado que no sirve de mucho, porque son muy pocos los trabajadores que se han acogido a ella. Así que, si Zapatero decide seguir adelante con la reforma y alargar obligatoriamente la vida laboral, nos vamos a meter en un callejón sin salida", añade. (EL CONFIDENCIAL) CINCO DÍAS.- El objetivo es un recorte equivalente al 5,7% del PIB (unos 57.000 millones) en los próximos cuatro años, cuyo peso recaerá principalmente en el Estado, un 5,2% del PIB, aunque las comunidades autónomas y las corporaciones locales tendrán que contribuir con el resto. Está en juego la estabilidad financiera del Estado, pero también la credibilidad del Ejecutivo y de la propia economía española, ya de por sí castigadas como se ha puesto de manifiesto en el Foro Económico de Davos, cerrado ayer. EL PAÍS.- El problema del 10 y 10. Tasa de crecimiento promedio de la economía china: 10%. Tasa de desocupación en Estados Unidos: 10%. El que China crezca a una tasa de dos dígitos es bueno para los chinos y para el mundo. Que ese crecimiento sea a costa de una alta tasa de desocupación en otros países es una posibilidad cuyas repercusiones para la estabilidad económica y política de la humanidad son espeluznantes. Es importante desvincular en la realidad -y en nuestro imaginario colectivo- que el éxito económico de China empobrece a los trabajadores del resto del mundo. Opinión. El Confidencial El PSOE cree que Zapatero no tiene margen de maniobra para aplicar el pensionazo J. L. Lobo "Si los sindicatos y los trabajadores la rechazan y el PP no la apoya en el Congreso, la reforma de las pensiones será inviable". Un diputado socialista resume así la atmósfera enrarecida que se respira en el PSOE tras el sorpresivo anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de alargar la edad legal de jubilación hasta los 67 años, un plan del que ni las centrales sindicales ni la patronal ni la oposición, ni siquiera el propio PSOE, conocían con antelación el menor detalle. El llamado pensionazo fue avalado por el Comité Federal del partido el pasado sábado, al día siguiente de que las dos vicepresidentas del Gobierno lo hiciesen público tras la reunión del Consejo de Ministros. Pero ese aparente respaldo -las resoluciones del máximo órgano socialista siempre se adoptan por aclamación- apenas oculta la honda preocupación de muchos dirigentes del PSOE por el alto coste electoral de una medida que, muy probablemente, no podrá aprobarse en lo que queda de legislatura. Sólo dos miembros de los 248 que integran el Comité Federal –Juan Antonio Barrio y José Antonio Pérez Tapias, de la corriente crítica Izquierda Socialista- rompieron el sábado esa tradicional y monolítica unanimidad al abstenerse de apoyar la resolución política que contiene la propuesta de Zapatero de prolongar la vida laboral hasta los 67 años. Pero fueron muchos más los que, en el debate a puerta cerrada que precedió a la votación, expresaron sus dudas y recelos hacia una reforma que puede suponer la puntilla a las ya de por sí mermadas expectativas electorales del PSOE. Una medida impopular Los que más reticentes se mostraron con el pensionazo fueron, precisamente, los barones socialistas que se la juegan en las elecciones autonómicas del próximo año, antesala de las generales de 2012, entre ellos el madrileño Tomás Gómez, el valenciano Jorge Alarte o el asturiano Vicente Álvarez Areces, que expusieron abiertamente sus reservas. "Las municipales y autonómicas pintan muy mal, y una medida tan impopular como retrasar la jubilación desde luego no nos va a ayudar en lugares como Madrid o la Comunidad Valenciana, que ya dábamos por perdidos", apunta uno de los asistentes a la reunión del Comité Federal. Las fuentes socialistas consultadas por El Confidencial admiten que el anuncio de Zapatero ha cogido con el pie cambiado a casi todo el partido y ha contribuido a alimentar la creencia, cada vez más extendida dentro y fuera del PSOE, de que el presidente del Gobierno improvisa. "Salgado dijo el viernes que quiere llegar cuanto antes a un acuerdo con los agentes sociales para sacar adelante la reforma, pero Zapatero reconoció al día siguiente, en el Comité Federal, que quizá no se apruebe ni este año ni el que viene. ¿Qué sentido tiene entonces anunciar un proyecto que nos puede costar decenas de miles de votos y que ni siquiera se va a materializar antes de las generales de 2012 por falta de apoyos?", se pregunta otro dirigente socialista. Prácticamente todos los partidos de izquierda y nacionalistas -CiU, PNV, ERC e IU- y los sindicatos mayoritarios -UGT y CCOO- han expresado ya su rechazo frontal al pensionazo; los primeros sondeos han dejado a las claras que la inmensa mayoría de los ciudadanos rechaza la medida -así lo manifestaron el pasado viernes casi el 70% de los lectores de El Confidencial que participaron en la encuesta de este periódico-; y el PP, aunque por ahora no ha manifestado claramente su oposición al contenido de la reforma, es muy poco probable que la respalde en vísperas electorales: su líder, Mariano Rajoy, se ha apresurado a marcar la estrategia de su partido al acusar a Zapatero de "dar bandazos" y de "alarmar" a trabajadores y pensionistas. "Un suicidio" "Poner en nuestra contra a los sindicatos sería un suicidio", apunta otro diputado socialista. "Y tanto UGT como CCOO ya han dicho que sólo aceptarán retrasar la edad jubilación si es voluntaria, como ocurre ahora. Pero esa medida ha demostrado que no sirve de mucho, porque son muy pocos los trabajadores que se han acogido a ella. Así que, si Zapatero decide seguir adelante con la reforma y alargar obligatoriamente la vida laboral, nos vamos a meter en un callejón sin salida", añade. Los planes de estímulo para prorrogar voluntariamente la vida laboral más allá de los 65 años, en efecto, han probado su escasa efectividad. Sobre todo porque la pensión de un trabajador que decide seguir en activo al alcanzar esa edad sólo se incrementa, en el mejor de los casos, un 3%, porcentaje que anima a muy pocos a seguir trabajando. EL CONFIDENCIAL. 1-2-2010 Editorial. Cinco Días El déficit justifica reducir el gasto público El conjunto de las Administraciones públicas españolas cerró el pasado año con un déficit del 11,4% del PIB, superando así las peores previsiones, que vaticinaban terminar en el entorno del 10%. Semejante desequilibrio, que desborda con creces los límites admisibles, es un aldabonazo para el Gobierno, que debe esperar el correspondiente tirón de orejas por parte de la oposición, de las autoridades comunitarias y, más especialmente, de algunos de los socios en el euro. Una mala tarjeta de visita para el presidente de turno de la UE. Se comprende así que se haya anticipado al previsible ataque y el mismo viernes -cuando se publicitó el dato del déficit- el Consejo de Ministros aprobase el plan de austeridad del gasto público. El objetivo es un recorte equivalente al 5,7% del PIB (unos 57.000 millones) en los próximos cuatro años, cuyo peso recaerá principalmente en el Estado, un 5,2% del PIB, aunque las comunidades autónomas y las corporaciones locales tendrán que contribuir con el resto. En euros, el Ejecutivo central deberá prescindir de otros 5.000 millones de euros este año, que se sumarán a los 8.000 millones que ya se contemplan en los Presupuestos Generales. Y entre 2011 y 2013 otros 26.000 millones. El Gobierno ha acertado en su decisión de profundizar en la austeridad, y más si sostiene el mensaje de que será estricto en el control de todos los ministerios. Igualmente acierta con la sensación de urgencia que transmitió el viernes. Sin embargo, la premura vuelve a confundirse con la precipitación e, incluso, con la improvisación. Una vez más, se desconocen los detalles (no se han explicitado ni las partidas ni los ministerios afectados) y se dejan muchos flancos abiertos a la negociación con comunidades autónomas y corporaciones locales. Y no es algo baladí, pues a pesar de que el Gobierno insiste en que asumirá el mayor esfuerzo, lo cierto es que lo compartirá claramente con las otras Administraciones: de los 26.000 millones de disminución del gasto en los próximos tres años, 16.000 millones saldrán de las transferencias que reciben ayuntamientos, Gobiernos autónomos y organismos públicos. Por tanto, las negociaciones se presentan duras, lo que en ningún caso debe implicar que se renuncie a las ambiciosas aspiraciones del plan. Está en juego la estabilidad financiera del Estado, pero también la credibilidad del Ejecutivo y de la propia economía española, ya de por sí castigadas como se ha puesto de manifiesto en el Foro Económico de Davos, cerrado ayer. A tal punto ha llegado ese descrédito, que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que decir el jueves en el encuentro económico y político más selecto del mundo, que "España es un país serio y ha dado pruebas de ello". Semejante aseveración deja patente que el Gobierno es consciente de la falta de confianza de los mercados en su capacidad para enderezar la economía nacional, algo que encarece el coste de la deuda soberana española. El efecto griego, cuyo Ejecutivo se vio obligado a reconocer que había hecho trampas en sus cuentas, puede arrastrar a otros miembros del euro como Portugal o Irlanda, pero también a España. Las declaraciones de Rodríguez Zapatero en la ciudad suiza son el inicio de una estrategia del Gobierno para contrarrestar esta mala imagen exterior, por otra parte desproporcionada e injusta. No se puede culpar a los Gobiernos españoles de las malas prácticas de otros países. Una imagen que se alimenta en cierta prensa financiera internacional y en las opiniones de algunos celebérrimos expertos, como el gurú de la crisis, Nouriel Roubini, que alertó de la amenaza que supone España a la zona euro -lanzada en Davos el día anterior a la participación de Zapatero-. El Gobierno está obligado a demostrar que sus detractores se equivocan, para lo cual es imprescindible que lo haga con algo más que palabras. La aprobación el viernes del plan de austeridad va por el buen camino, como también la decisión de subir la edad de jubilación a 67 años. Son dos sacrificios que la sociedad española tendrá que asumir para afrontar el futuro con más tranquilidad. CINCO DÍAS. 1-2-2010 Opinión. El País Davos en píldoras Moisés Naim La reunión del Foro Económico Mundial que se lleva a cabo anualmente en Davos (Suiza) suele generar un torrente de comentarios. Para algunos, los temas y el ambiente en Davos son un barómetro de hacia dónde va el mundo. Para otros, Davos es una frívola convención de grandes egos que suelen equivocarse. La realidad, como siempre, se sitúa entre estos extremos. En todo caso, éstas son algunas de las impresiones que me he llevado de Davos este año. Los no-global están de moda. Cada año los manifestantes antiglobalización protestan contra el Foro de Davos. Este año estaban dentro del centro de convenciones y los lideró Nicolas Sarkozy. El discurso del presidente francés incluyó frases sacadas directamente de las pancartas de los manifestantes. Y no fue sólo Sarkozy. Los mea culpa, las denuncias contra situaciones inaceptables -de la pobreza a la depredación ambiental-, la necesidad de un capitalismo sostenible y más justo fueron frecuentes. Creo que veremos ciertos progresos en este sentido. Lástima que serán menos de lo prometido y menos de lo necesario. ¡Banqueros a la cárcel! El pueblo enfurecido, banqueros torpes y la derrota de su partido en las recientes elecciones en Massachusetts llevaron al presidente Barack Obama a adoptar una actitud mucho más agresiva hacia los bancos. Estos reaccionaron movilizando su enorme influencia política y tratando de persuadirnos de que las reformas de Obama pueden desencadenar otra recesión. La necesidad de reformar el sistema financiero es obvia. Pero ahora las reformas serán adoptadas dentro de un ambiente donde los políticos son acusados de populistas y los banqueros de agiotistas. Hace tan sólo unas semanas era inimaginable que una elección local en Massachusetts pudiese tener tanto impacto en Davos y en el mundo. No hay nadie a cargo: una de las angustias más comunes que detecté en la reunión de este año es que mientras los problemas crecen y se multiplican, la capacidad de enfrentarlos parece declinar. La maquinaria para la toma de decisiones está trabada en todas partes. Pocos creen que Naciones Unidas u otros organismos multilaterales saben lo que hacen o tienen los recursos necesarios para actuar eficazmente. Las grandes potencias también parecen paralizadas. El G-8 es una reliquia y su sustituto, el G-20, está plagado de divisiones. El fracaso de Copenhague es sólo un síntoma de un mundo condenado a tener que actuar colectivamente en muchos ámbitos y que no sabe cómo hacerlo. La tragedia de Haití, muy presente en Davos, simboliza emergencias donde por no haber nadie a cargo, la solidaridad mundial conduce a un caos de descoordinación y de muertos que se hubiesen podido salvar. El problema del 10 y 10. Tasa de crecimiento promedio de la economía china: 10%. Tasa de desocupación en Estados Unidos: 10%. El que China crezca a una tasa de dos dígitos es bueno para los chinos y para el mundo. Que ese crecimiento sea a costa de una alta tasa de desocupación en otros países es una posibilidad cuyas repercusiones para la estabilidad económica y política de la humanidad son espeluznantes. Es importante desvincular en la realidad -y en nuestro imaginario colectivo- que el éxito económico de China empobrece a los trabajadores del resto del mundo. Mucha China, poca América. La presencia estadounidense en Davos es siempre abrumadora: gobernantes, congresistas, políticos y de vez en cuando hasta Angelina. La visibilidad del resto de las Américas en la reunión es siempre limitada. Este año el Gobierno y los políticos estadounidenses brillaron por su ausencia -salvo contadas excepciones como Lawrence Summers, el principal asesor económico de Obama- y en vez de Angelina estuvo Bill Clinton. Lo contrario ocurrió con China, quien mando un enorme contingente de funcionarios de muy alto nivel. Muchos son tecnócratas que combinan buena formación académica con experiencia burocrática en su país. Es evidente que son muy duchos en navegar por las trampas y oportunidades que China enfrenta en todo foro internacional. Pero ser una potencia no es gratuito y las reacciones a la influencia china ya se notan. Un ministro de un importante país africano me dijo: "Hace tan sólo unos años los chinos se presentaban en mi oficina diciéndome que nuestros dos países eran muy pobres y que debíamos ayudarnos mutuamente. Ahora simplemente me dijeron que la ayuda que nos darían estaba vinculada a unas condiciones y me dieron una lista de cosas que esperan de nuestro Gobierno". La vasta admiración por China se combina con una creciente ansiedad acerca de su poder y de incertidumbre acerca de su capacidad para mantener su rápida expansión. Ojala que la gran visibilidad de China en Davos no sea un presagio de algún accidente que la desestabilice. No sería la primera vez que un país que es demasiado festejado en Davos se desbarranca poco tiempo después. EL PAÍS. 31-1-2010

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