Televisión

¿Y sin publicidad qué?

Los responsables de la televisión pública no sólo han visto mermados sus presupuestos de la noche a la mañana, sino que además se encuentran en la obligación de emitir muchas más horas de programación, sin poder recurrir a los productos extranjeros ni aumentar sus retransmisiones deportivas. Sin embargo, y por contradictorio que parezca, esta situación de debilidad a la que ha sido relegada debe de sentar las bases para volverse en su contrario; sobre todo si se sabe mantener consecuentemente una lí­nea que poco a poco se ha ido convirtiendo en dominante en la cadena, que ha apostado en los últimos años por las producciones nacionales, más o menos arriesgadas, y por sustituir progresivamente la compra de series por la venta de sus propios formatos.

Es cierto que una medida tan aresurada como rechazada desde el seno del ente público, va a ser de difícil aplicación, y así los radicales cambios anunciados a formatos de programación más “dinámicos” lógicamente se están haciendo esperar. Sin embargo esto no ha impedido que rápidamente se haya descubierto cual es el puntal en el que TVE debe de apoyarse en lo venidero: La ingente cantidad de producciones de ficción que lanza cada temporada, y que constantemente superan a las multimillonarias series norteamericanas. Cómo en los mejores tiempos de la BBC, Televisión Española ha basado la clave de su éxito en estos productos propios capaces de arrasar en España, y de ser cuanto menos rentables en el extranjero. El primer caso es, sin duda, el de Cuéntame Como Pasó –escogido por la asociación de críticos como el mejor programa de su historia-, qué además de triunfar en cuatro países, y de haberse convertido en un activo económico irrenunciable para la cadena, es también una cantera de actores jóvenes y un excelente escenario para la recuperación de los veteranos. Pero no se ha caído en el error de centrarse únicamente en exprimir a “la gallina de los huevos de oro”, y la lista de series en las que se trabajó el pasado años es sorprendente. Amar en Tiempos Revueltos se ha convertido en la reina indiscutible de la sobremesa tras cumplir el centenar de capítulos. Águila Roja fue la sorpresa del año, y ya estrena una segunda temporada. El verano no vino caracterizado por las reposiciones, sino por el estreno de otra serie de indudable calidad, Los Misterios de Laura. Y entrando en el ámbito de las propuestas más arriesgadas, La 2 ocupa este lugar apostando por la continuidad de Muchachada Nuí, cuyo ridículo presupuesto la convierte en uno de los productos más rentables, y por la de Plutón BRB Nero, la insólita comedia de ciencia-ficción que tanto costó de producir al actual presidente de la Academia, Álex de la Iglesia. Esta línea no sólo debe de mantenerse, sino que se debe de apostar mucho más firmemente que nunca por ella. En primer lugar por todo lo que supone para actores, directores y técnicos españoles, que encuentran en TVE su principal mecenas, con el que demostrar su valía. Pero también porque, tal y como se le han puesto las cosas, es el único camino posible hacia la tan ansiada independencia del poder político, convirtiendo sus inversiones en beneficios, únicamente gracias al trabajo de sus profesionales.

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