Medioambiente

Energí­a limpia… y para ser libres

El fracaso de Copenhague ha alimentado las dudas sobre si viviremos en un planeta más saludable por los diferentes intereses de crecimiento económico de las potencias decisivas. De igual forma, la cuestión energética en España no es sola ni principalmente una cuestión medioambiental, es la cuestión del desarrollo económico autónomo del paí­s y de su independencia polí­tica.

Lo que está en juego es sí Esaña apuesta por edificar un potente tejido productivo financiera y energéticamente autónomo o se resiste a abandonar ser un país de ladrillo y servicios emasculado por la financiación, los mercados, la energía y las decisiones foráneas. Si la UE cubre sus necesidades energéticas en un 50% con productos importados (si no se remedia, de aquí a 20 ó 30 años ese porcentaje será del 70%), el caso de España es el de un auténtico “eunuco productivo” dependiente de la importación del 80% la energía primaria que consume. Tal es el grado de dependencia que el aumento del precio del petróleo en los últimos años ha lastrado el desarrollo económico español. Casi el 85% de la energía proviene de biocombustibles fósiles (petróleo 49%, gas 20%, carbón 14%) de los que sólo producimos una pequeña parte de carbón porque no tiene suficiente calidad. Limitar considerablemente –o poner fin– a esta dependencia energética es un objetivo estratégico y de largo alcance para la economía del país. Los recursos están ahí, falta la voluntad política y un plan nacional para reducir el consumo de energías fósiles. Con respecto a si usar o no la energía nuclear para conseguirlo existen tres posiciones contrapuestas: Una, los que apuestan por la nuclear. Otra, la de los ecologistas que se oponen por razones, nada despreciables, de seguridad y de dependencia tecnológica. Y, otra, la utilización de la energía nuclear, poniendo un hincapié especial en la seguridad, combinada con la utilización de energías renovables. Greenpeace: rechazo absoluto a las nucleares Mario Rodríguez, Director de Campañas de Greenpeace España, afirmó para Foros 21: “Nosotros hace años que pusimos sobre la mesa la posibilidad de un escenario en el que no se dependiera de las energías sucias, y depender de las energías de aquí al 2050. Salió que si, desmitificamos el absurdo, y ahora lo que hace falta es la voluntad política.” Para Carlos Bravo, responsable de energía nuclear en Greenpeace, “importar uranio para sustituir algunos procesos en los que se utiliza petróleo, aumentaría nuestra dependencia. Por otra parte la tecnología es inaccesible para España. Son procesos muy caros en los que además está implicado el doble uso, civil y militar.” El hecho es que España es un país líder en tecnologías renovables, hemos llegado a superar a Alemania en placas solares y las empresas españolas como Gamesa son líderes mundiales en aerogeneradores. Este puede, según el criterio de Greenpeace dotar de una autonomía tecnológica al país. “En España el 25% de la energía es producida a través de placas termosolares, molinos… y el problema que tenemos es que los reactores son tecnología norteamericana, alemana y francesa, pero la tecnología de las renovables no. Esto nos puede permitir una vía de desarrollo independiente. (…). Lo que hay que dejar claro es que la energía va a ser un negocio siempre. Y las energías renovables pueden ser muy lucrativas. Lo que hay que enfocarlo es desde la demanda, ¿cuánta energía necesita producir el país y ajustarse a ella? Sí a las nucleares: razones Manuel Lozano Leyva, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Universidad de Sevilla, afirma para Foros 21 que es necesaria “una pinza entre la nuclear y las renovables para ir eliminando el carbón, el gas y el petróleo. Esa es mi postura personal. Estar en contra de las nucleares es, sin ambigüedad ni ambages, estar a favor del gas, el carbón y el petróleo. (…). La dependencia que podamos tener de algunas empresas como Areva que es una empresa estatal francesa, Westinghouse o Siemens… es mucho menos comprometida que lo que pasa con el petróleo en Oriente Medio(…). Digamos que es más amigable la dependencia que podamos tener de los principales productores de uranio, que son Australia y Canadá, que de los dueños del gas y el petróleo”. Además, “tenemos minas de Uranio que no se explotan porque es más barato comprarlo fuera(…) El Torio es mucho más abundante que el uranio, deja menos residuos, es más eficiente, etc… y en España hay Torio. ¿Por qué no se lleva adelante el ciclo del torio? Porque el uranio sigue siendo muy barato”. Cumbre de Copenhague: ¡tocado y hundido! El acuerdo redactado a la carrera por EEUU, China, India, Brasil y Sudáfrica no es más que una declaración de intenciones para que los países desarrollados aporten 100.000 millones de anuales hasta 2020 para ayudar a las naciones pobres a cumplir con la reducción de emisiones. ¿Cómo es posible que acaben así dos años de negociaciones sobre límites a las emisiones de CO2? El objetivo de la ONU era que EEUU se comprometiera a una reducción mayor que sus rivales emergentes. Un objetivo inasumible en plena recesión. Sólo así se puede entender la filtración a los medios, antes de la cumbre, de sendos correos electrónicos pirateados a uno de los gurús científicos del Cambio Climático: Phil Jones, entonces director de la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia en Reino Unido y un importante asesor de la ONU. Los correos delatan que se han estado manipulando las mediciones climáticas para que cuadren con el aumento de emisiones de CO2 y, así, propiciar la idea del calentamiento global de origen humano. Si la ciencia ha exagerado el calentamiento global, no es tan acuciante el compromiso de EEUU para frenar su crecimiento. Un pirateo con “tufo a halcón”.

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