El escándalo de los EREs

¿Y quién pagaba las putas y la cocaí­na?

El escándalo de los EREs en Andalucí­a nos ha puesto los pelos de punta a todos. El ex director general de Trabajo andaluz, Javier Guerrero, está en prisión por haber destinado parte del dinero de las ayudas ¡a putas y cocaí­na! El ex consejero del ramo, Antonio Fernández, está siendo juzgado por levantar una trama corrupta donde las subvenciones que debí­an disfrutar los parados, se repartí­an entre ex dirigentes de la Junta y empresas afines. ¿Cómo es posible que se llegara a esos extremos de degradación? ¿Cómo explicar que este descarado robo se mantuviera durante casi diez años sin que nadie dijera nada?

El hilo que nos puede permitir entender todo este tinglado corrupto es descubrir quien pagaba las putas y la cocaína de Guerrero.


Acaba de destaparse una trama de corrupción en México. La multinacional norteamericana Wal-Mart pagaba generosos sobornos a directivos públicos para que estos le otorgaran ventajas sobre los competidores locales.
Siempre ocurre lo mismo. Detrás de cada caso de corrupción hay alguien que cobra,  y alguien que paga. « Se paga por los “servicios prestados”. Esta es la sustancia de la corrupción«


En la trama Gürtell pagaron grandes monopolios como FCC, dinero que acababan cobrando concejales madrileños o valencianos a cambio de que les otorgaran multimillonarias contratas públicas.


Lo mismo ocurre en el caso de los EREs andaluces. El “fondo de reptiles” era un programa dotado con 647 millones, y cuyo objetivo, según han difundido los medios, era “lograr la paz social ante las sucesivas reconversiones industriales”.


Es decir, un fondo para “subvencionar” la liquidación de la industria andaluza en beneficio de grandes monopolios extranjeros y nacionales, que también se han lucrado de los EREs aprobados por la consejería, permitiéndoles ajustar plantillas con subvenciones públicas.


A cambio, se permitía la casta política local quedarse con una jugosa “comisión” a través del saqueo permitido de los fondos públicos.


Se paga por los “servicios prestados”. Esta es la sustancia de la corrupción. A veces –en los escalones más bajos- el pago es en más escandaloso en las formas –dinero para putas y cocaína-. Otras adquieren contornos más “honorables” –la inclusión de Pedro Solbes o Elena Salgado en el consejo de administración de Enel, después de haberles entregado Endesa-. Pero, en ambos casos, la sustancia es la misma: el pago por los servicios prestados.


Hay alguien que cobra, y alguien que paga.

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