SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

¿Y los mercados? ¡A punto de estallar!

Desde estas líneas venimos anticipando para el período 2014-2016 un empeoramiento de las condiciones económicas globales. Si bien el detonante será un aumento de la aversión al riesgo en los mercados financieros, la razón fundamental detrás de estas previsiones es el fracaso de las medidas de política económica implementadas por la ortodoxia económica y un diagnóstico erróneo de la actual crisis sistémica.

La práctica totalidad de activos financieros de riesgo a nivel global están sobrevalorados. Es cierto que los precios de activos financieros o inmobiliarios pueden estar durante un largo período de tiempo inflados. Los dos últimos ejemplos son de libro. Por un lado, la burbuja tecnológica correspondiente al período 1998-2000. Por otro, más recientemente, la burbuja inmobiliaria, y de la totalidad de activos financieros de riesgo globales, durante el período 2005-2007. Ambas burbujas, al final, estallaron, provocando, en el primer caso, una desaceleración global, y, en el segundo, la actual crisis sistémica.

Al final, es cuestión de tiempo esperar a que se desate la siguiente fase de venta masiva de los mismos. Por eso es necesario incorporar modelos de asignación de activos tácticos, de corto plazo –miópicos-, que vayan más allá de la valoración. Nuestros modelos tácticos anticipan al cierre del mes de junio, por primera vez desde mayo de 2011, un incremento de la aversión al riesgo. Habrá que ver si esta señal sugiere un nuevo ciclo bajista en los mercados de riesgo global. Mi apuesta personal es que sí.

Bancos Centrales y la maldita deuda

Desde la crisis de distintos países emergentes en el período 1997-1998 la economía global no ha hecho otra cosa que moverse de burbuja en burbuja de activos, con el agravante de que a cada inflación de activos, cuando estallaba, le seguía otra todavía más perniciosa, de manera que cuando ésta nueva explotaba el impacto macroeconómico negativo se acrecentaba.

Detrás del origen, expansión y estallido de todas y cada una de las burbujas o inflaciones de activos se encuentran los bancos centrales. Temerosos de caer en un proceso de deflación por endeudamiento se han dedicado a gestionar el riesgo. Para ello relajaban, y continúan en ello, excesivamente la política monetaria como consecuencia de la preocupación que les generaba determinados eventos que, aunque tuvieran una baja probabilidad, pudieran tener un impacto muy negativo en la actividad económica.

En realidad la economía de Occidente desde 1998 no ha hecho otra cosa que huir hacia adelante. El mecanismo es muy sencillo. El sistema bancario, apoyado en una política monetaria tremendamente laxa –tipos de interés muy bajos y apalancamiento del balance del Banco Central- , genera y distribuye un volumen de deuda brutal cuyo colateral siempre es una burbuja especulativa. Es cierto que hay inversiones productivas, sí, pero cuando la deuda generada por el sistema, vía ingeniería financiera, es tan elevada, como ocurre ahora, siempre hay una burbuja especulativa que la alimenta.

Al final cuando el colateral de esa deuda, es decir, la burbuja en cuestión, explota, se genera una crisis económica. Y para salir de la misma, la ortodoxia, en vez de sanear balances bancarios, reestructurar deudas, y mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, opta por más de lo mismo, es decir, genera una nueva burbuja especulativa.

Esta forma de actuar trata en realidad de mantener la riqueza de las élites extractivas. Se protege a los acreedores de bancos quebrados, lo que permite mantener la riqueza de la ‘superclase’, que, paradójicamente, es la propia gerencia bancaria. En nuestro país, además se defiende a los distintos oligopolios y antiguos monopolios naturales, altamente endeudados en torno a negocios ruinosos (vean ustedes el apartado de rentas en nuestra balanza por cuenta corriente).

El fracaso de la política económica

Si bien el detonante será un aumento de la aversión al riesgo, la razón fundamental detrás de estas previsiones es el fracaso de la mezcla de políticas económicas propuestas por la ortodoxia económica. Para salir de la crisis las recetas propuestas consistieron, en la mayoría de los países, en una combinación de política fiscal restrictiva, política monetaria expansiva (ampliación de los balances de la FED, del Banco de Inglaterra, del Banco de Japón o del BCE), y deflación salarial, bajo una serie de hipótesis falsas.

La política monetaria basada en masivas inyecciones de liquidez al sistema –a través del multiplicador monetario- no ha funcionado. Todo lo contrario, ha sido una nueva patada hacia adelante. Han aumentado aún más los volúmenes de deuda y ha exacerbado la búsqueda de retorno a cualquier precio por parte de los inversores sin mirar el riesgo –especialmente el riesgo precio- incentivando burbujas en los distintos mercados de riesgos.

Paralelamente, se sometía a las familias a profundos recortes de gastos sociales, a la vez que aumentaba la deuda pública financiando a terceros, empresas y bancos, para que aliviaran su carga financiera y sus problemas de solvencia. Se estaba transformando deuda privada en pública. Finalmente, el abaratamiento generalizado de los salarios y del despido, la tan cacareada devaluación interna, ha acabado hundiendo la demanda efectiva y elevando los índices de miseria y pobreza a tasas récord. ¡Y luego nos dicen que por qué nos quejamos!

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