Arte

Y las vanguardias tomaron el poder

Con la Revolución de Octubre las vanguardias artí­sticas conquistan nuevos horizontes, impensables en cualquier otro lugar del mundo

Cuando en 1925 el Comité Central del partido bolchevique constituya una comisión para celebrar la revolución de 1905 (que encargará a Eisenstein el rodaje de «El acorazado Potemkin») en ella están Vsevolod Meyerhold (padre del «octubre teatral»), Kazimir Malévich (fundador del suprematismo) y Valerian Pletniov (animador del primer gran movimiento de cultura proletaria, el Proletkult).

No era un caso aislado. Al frente de la IZO (la sección de artes visuales del Comisariado del Pueblo para la Educación) estaba un vanguardista como Shterenberg. Tatline y Rodchenko llevaban las enseñanzas de las tendencias más izquierdistas de las vanguardias al InKhuk y al VkhuTeMas (Talleres Estatales Superiores Artísticos y Técnicos) de Leningrado. Y Kandinsky, figura señera de la abstracción, pese a residir en Europa, presidía la Academia Rusa de las Ciencias Artísticas.

Si en Alemania o Francia, las nuevas corrientes culturales deben abrirse camino a contracorriente de la animadversión del poder, en Moscú… los vanguardistas están en el poder, dirigen la política cultural del nuevo Estado proletario.

Frente a quienes nos presentan un falso enfrentamiento entre la revolución y la libertad artística, la realidad es exactamente la contraria. Lo mejor y más avanzado de los intelectuales y artistas rusos forman parte de la oleada revolucionaria que tomará el cielo por asalto en 1917.

El triunfo de la revolución va a liberar las enormes energías y potencialidades que las vanguardias artísticas llevaban en su seno. Permitiendo un gigantesco movimiento cultural que revolucionará el cine con Eisenstein, la poesía con Maiakovski, la pintura con Malevitch, Rodchenko, la pedagogía con Alexandra Kolontai, la arquitectura con Ladovski…

No hay un solo campo artístico donde la cultura revolucionaria no hiciera, tras 1917, extraordinarias aportaciones.

Los mejores artistas e intelectuales rusos se suman de forma entusiasta a la revolución, combatiendo las concepciones que defienden un arte que “refleje la realidad” y enarbolando la bandera de un arte como “transformación de la realidad”.

Tras el triunfo de la Revolución de Octubre se abre un debate sin precendentes sobre el papel revolucionario del arte. Se suceden los manifiestos en un clima de efervescencia cultural y proliferación de corrientes y tendencias diversas, como productivistas, cubofuturistas, suprematistas, comunistas-futuristas, el frente de izquierdas del arte…

Un gigantesco movimiento en el que, gracias a las conquistas de la revolución, se da un gigantesco salto en el acceso a la cultura, a la alta cultura, del conjunto de la población, con unas vanguardias que lejos de convertirse en élites minoritarias ofrecen sus obras al gran público.

El nuevo Estado soviético implanta inmediatamente la educación obligatoria y gratuita para toda la juventud. El Comité de Instrucción Pública organiza campañas inmensas de educación para obreros y campesinos. Se crean los Svomas, talleres libres y gratuitos de instrucción artística organizados por el Estado y que estaban abiertos a todos los ciudadanos rusos de más de diez años, con profesores elegidos por los alumnos o sin ellos y estaban abiertos a la enseñanza de todas las corrientes y tendencias artísticas.

Conquistas culturales, gracias al triunfo de la revolución, impensables en los países capitalistas. Complementadas con la creación de los primeros museos de arte moderno del mundo. O las “exposiciones de artistas de todas las tendencias”, en las que se mezclaban obras de los “itinerantes” y de los suprematistas, de los cezannistas y de los primitivistas, de los constructivistas y de los simbolistas, para que el gran público las conociera y pudiera apreciar y valorar sus diferentes lenguajes formales y sus distintas propuestas conceptuales.

Es imposible resumir en un solo artículo todas las contribuciones que el arte soviético realizará tras la revolución y su decisiva importancia en el desarrollo de la cultura universal en el último siglo.

A lo largo de este año, publicaremos en Foros 21 diversos reportajes ofreciendo a nuestros lectores una amplia información sobre el conjunto de las vanguardias, que hace un siglo revolucionaron para siempre el mundo del arte.

No como una lección de historia sin utilidad en el presente. Sino para recuperar su espíritu revolucionario, interesada e injustamente relegado al olvido.

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