Save The Children denuncia que casi tres millones de niños españoles en riesgo de pobreza

Y a mí­, ¿quién me rescata?

La espiral de pobreza y precariedad en la que han caí­do las familias españolas por las polí­ticas de saqueo, decretadas por el FMI, el BCE y Merkel y ejecutadas por los gobernantes españoles, tiene en los niños uno de los «efectos colaterales» más dolorosos e indignantes. Un tercio de los niños españoles están en riesgo de pobreza.

Sólo en el último año la pobreza infantil ha sumado otras 267.600 víctimas a su cosecha anual de miseria.

El último informe de Save The Children denuncia que el 33,8% de los niños españoles, casi tres millones (2.826.549), están en riesgo de pobreza y exclusión social, es decir, viven en hogares con ingresos bajo el umbral de pobreza, con privaciones materiales y con todos o parte de sus miembros en paro.» Los mismos que en el gobierno aprueban rescates millonarios a la banca dicen que no hay dinero para combatir la pobreza infantil»

“Y a mí, ¿quién me rescata?” es el lema de la campaña lanzada por esta ONG para denunciar esta insultante situación.

Mientras, la banca exhibe con desvergüenza sus 9.000 millones de beneficios en 2013, gracias al recate con miles de millones de dinero público entregado por el gobierno. Dinero salido de los 55.000 millones de recortes sociales, las subidas del IVA, el recorte de salarios y pensiones, la ruina de cientos de miles de autónomos y pymes o los 6 millones de parados, la mitad de ellos sin prestaciones.

Los mismos que en el gobierno central o autonómicos aprueban rescates millonarios a la banca o a las eléctricas, pagan 36.000 millones anuales por intereses de una deuda en gran parte ilegítima, dicen que no hay dinero para ayudar a las familias y combatir la pobreza infantil. Al contrario, no les tiembla la mano para recortar las ayudas sociales que ahondan la pobreza de cientos de miles de niños. Tan generosos con la banca como implacables a la hora de recortar las ayudas escolares, para libros o comedores en los que muchos niños pueden acceder a su única comida digna al día. Tan dispuestos con las exigencias de la Troika como inflexibles a la hora de excluir inmigrantes irregulares de la sanidad pública, negar ayudas a familias con hijos o permitir desahucios en familias con niños. Tan celosos de sus privilegios como sin corazón.

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