Testigos y ONGs responsabilizan a la Guardia Civil de la muerte de nueve inmigrantes que intentaban cruzar la frontera en Ceuta

¿Los «matones» de Merkel?

Desgraciadamente, esta ha sido la crónica de una muerte anunciada. El pasado septiembre varias avalanchas de inmigrantes ilegales colapsaron la frontera ceutí­. La única respuesta del gobierno español fue la de incrementar la represión. Ahora pagamos los resultados, en forma de nueve inmigrantes que fallecieron ahogados o aplastados en el mar, al que se lanzaron en masa para intentar penetrar en España. Numerosos testigos, avalados por varias ONGs, denuncian que la violencia de la Guardia Civil, disparando pelotas de goma o incluso «balas de plomo» provocó el pánico y fue responsable de la tragedia. El ministro del Interior español, Jorge Fernández Dí­az, solo ha acertado a decir que «quien entra en España, entra en la Unión Europea. Es un deber especial controlar las fronteras españolas». ¿Es que todo vale, desde las concertinas con cuchillas hasta la violencia desmedida, para cumplir el «trabajo sucio» encomendado por Merkel a España, blindando las fronteras de la UE contra los inmigrantes ilegales?

La tragedia llegó tras dos intentos fallidos de una nueva avalancha de inmigrantes para atravesar en masa la frontera fortificada de Ceuta. Entre 250 y 400 subsaharianos intentaron saltar la valla, pero fueron dispersados por la Guardia Civil, que disparó pelotas de goma y botes de humo. Inmediatamente, los inmigrantes intentaron cruzar a la carrera por el paso oficial del Tarajal, abortada con el cierre de portones y líneas policiales. En el tercer intentó llegó la tragedia, cuando muchos se lanzaron al mar para bordear el espigón fronterizo que se adentra desde la playa. «¿Cuántos muertos más exigirá cumplir con el papel de “policía de fronteras” de la UE que Merkel nos ha encomendado?»

Muchos testigos incriminan a la Guardia Civil en la muerte de los inmigrantes que intentaron llegar a Ceuta.

Según la ONG Caminando Fronteras, “la Guardia Civil ha disparado pelotas de goma a los flotadores y gases lacrimógenos, eso los ha matado (…) La violencia de la Guardia Civil ha sido equiparable o mayor a la de la policía marroquí”.

Incluso algunos supervivientes denuncian que también les dispararon “balas de plomo”.

Llueve sobre mojado, tras el escándalo de las concertinas coronadas con cuchillas, el inhumano método para intentar frenar la oleada de inmigrantes.

Pero Mónica García, la directora de la Red Acoge, advierte que “ni la instalación de cuchillas o concertinas, ni la prolongación de un espigón, nada evita que una persona huya de las violaciones de derechos humanos. La fortificación de las fronteras no soluciona nada”.

La realidad es que más de 1.000 inmigrantes subsaharianos se hacinan en Marruecos, esperando la oportunidad para cruzar la frontera. A Rabat Bruselas le ha dado “carta blanca” para controlarlos “a cualquier precio”. Y a España nos exige que actuemos como “policías de fronteras”, cargando con el trabajo sucio.

Más de 1.600 inmigrantes irregulares se hacinan en condiciones infrahumanas en los CETI (los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes ) de Ceuta y Melilla, que ya duplican su capacidad.

Una situación que provoca muertes como la de la congoleña Samba Martine, a la que se le negó reiteradamente tratamiento médico a pesar de su condición de seropositiva. Las denuncias de varias ONGs han obligado a la Audiencia Nacional a reabrir el caso, tras haber sido archivado.

No podemos soportar ni un día más esta situación. ¿Cuántos muertos más exigirá cumplir con el papel de “policía de fronteras” de la UE que Merkel nos ha encomendado?

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