La UE propone un drástico aumento del gasto militar

Vuelve el rearme

¿Debemos aceptar este plan de rearme, además forzados por unas prisas que impiden una discusión sobre sus efectos? ¿En qué consiste ese “rearme” que nos proponen? ¿Quién lo va a pagar? ¿Qué efectos puede tener para la población?

Europe Rearm, o Plan de Rearme para Europa. Así, sin eufemismos, ha presentado la Comisión Europea la propuesta para que los Estados de la UE emprendan un enorme incremento del gasto militar, valorado en 800.000 millones de euros.

Se nos presenta como un camino necesario para hacer frente a los desafíos del imperialismo ruso o a los ataques que EEUU, con Trump en la Casa Blanca, dirige contra la UE. El mensaje es tajante: hay que rearmarse ya, cueste lo que cueste, y hacerlo rápidamente, sin grandes discusiones que lo retrasen.

¿Debemos aceptar este plan de rearme, además forzados por unas prisas que impiden una discusión sobre sus efectos? ¿En qué consiste ese “rearme” que nos proponen? ¿Quién lo va a pagar? ¿Qué efectos puede tener para la población?

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La amenaza de más recortes

“Europa afronta una era de rearme, en la que tiene que estar preparada para aumentar masivamente su gasto en Defensa la próxima década”. Así de contundente se ha manifestado Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, presentando el rearme como un hecho consumado. Y esas palabras ya se han traducido en hechos.

El “Plan de Rearme para Europa” ha quedado fijado, y sus líneas generales aprobadas por los principales países de la UE.

Protesta contra los gastos militares en Barakaldo

Su montante es una prueba de su enorme calado: 800.000 millones de euros. Si lo contamos como un país, sería el sexto Estado de la UE por volumen de PIB.

¿De dónde saldrá el dinero? La Comisión Europea propone cuatro fuentes:

  • Relajar las “reglas fiscales”, los topes al aumento de la deuda y el déficit. La inversión en Defensa no estaría limitada por esta norma, permitiendo aumentos en los gastos bélicos.
  • Préstamos a los Estados avalados por deuda de la UE, que solo podrían destinarse a Defensa, valorados en 150.000 millones.
  • Desviar una parte de los Fondos de Cohesión -concebidos para ayudar a las regiones europeas más pobres- a gastos militares.
  • Utilizar al Banco Europeo de Inversiones (BEI) para impulsar vías de financiación a los Estados, bajo la forma de préstamos, que les permita aumentar los presupuestos de Defensa.

No debemos aceptar un rearme que se financie con recortes sociales.

Aunque algunos países de la UE, como España, reclaman incluir “transferencias”, dinero a fondo perdido avalado por la UE, como se hizo durante la pandemia, esa opción no está en el plan presentado por Bruselas. La financiación de la UE se realizaría a través de préstamos que habrá que devolver. Y solo supondrían 150.000 millones. El grueso del aumento del gasto militar (650.000 millones) deberá venir de más gasto nacional por parte de los Estados.

Ya se aventura que esta enorme inversión solo puede ser sufragada por tres vías: recortes, desviando a Defensa una parte del dinero ahora destinado a gastos sociales; subida de impuestos, obligando a la población a sufragarlo; o un mayor aumento de la deuda.

La propuesta de la Comisión Europea de destinar una parte de los Fondos de Cohesión a Defensa no anuncia nada bueno. Y más peligrosas son las declaraciones del secretario general de la OTAN: “Por término medio, los países europeos gastan hasta una cuarta parte de su PIB en pensiones, sanidad y protección social, y solo necesitamos una pequeña fracción de eso para reforzar mucho más la defensa”.

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¿Hacia una defensa europea autónoma?

“Autonomía estratégica”, “defensa europea independiente”… Estas palabras están ya en el centro del debate político. Con Trump en la Casa Blanca, lanzando ataques cada vez más furibundos contra la UE, parece avanzar el consenso de que Europa necesita dotarse de un “músculo militar” que no dependa de EEUU.

Pero cuando estas propuestas se concretan, aparecen contradicciones difícilmente salvables. Se aboga porque esa defensa autónoma de la UE sea “un pilar europeo de defensa dentro de la OTAN”, y que esté “al servicio de la OTAN pero sea independiente”.

¿Es posible hacer la tortilla sin romper el huevo? ¿Se puede estar sometido a la OTAN, donde EEUU tiene el bastón de mando, pero desarrollar una “defensa europea autónoma”?

El secretario general de la OTAN llama a financiar un mayor gasto en Defensa con recortes en pensiones o sanidad. Peligro, peligro.

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Las amenazas reales

Cuanto más se avanza hacia el este europeo, mayor es la población que apoya el rearme. Alcanzando las mayores cotas de apoyo en Polonia, los países nórdicos o los Estados del Báltico. No es que sean “más belicistas”. Es que comparten frontera con Rusia, y están directamente amenazadas por el nuevo expansionismo del imperialismo ruso.

Esa amenaza, que procede de Moscú, existe, es real, y Europa debe darle una respuesta, también en el plano militar, fortaleciendo las defensas.

Y evidentemente se debe mantener la solidaridad con Ucrania frente a la invasión rusa. Apoyar militarmente a Ucrania, con el envío de armas y fondos para su defensa, no es “belicismo”, es apoyar a un país invadido para que pueda defenderse de su agresor.

Desde la UE se debe rechazar tajantemente el vergonzoso plan impulsado por Trump que entrega Ucrania al imperialismo ruso.

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España, en el punto de mira

La OTAN ha señalado a España. A través de un ránking de gasto militar que nos sitúa en último lugar, con el 1,28% del PIB. El mensaje es claro: ustedes deben gastar mucho más.

Estas exigencias ya han surtido efecto. España se había comprometido a llegar al 2% del PIB en gasto militar en 2029. Pero Pedro Sánchez ya ha anunciado que España acelerará los ritmos para alcanzarlo antes.

Esto supondría más que duplicar el presupuesto de defensa, destinando 20.000 millones más cada año.

Cumplir este mandato entraña serias dificultades. Con matices, las fuerzas a la izquierda del PSOE, que están en el gobierno, como Sumar, o son imprescindibles para formar una mayoría parlamentaria, lo rechazan.

Ya se anuncia una alternativa para sortear ese “escollo”, a través de llamamientos a Sánchez a “prescindir de la izquierda” en estas decisiones claves, apoyándose en un pacto con el PP para poder elevar sin límites el gasto militar.

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Ante las exigencias de rearme

Una posición a tomar desde la izquierda

El “rearme” no es solo una cuestión de “política internacional”. Afecta directamente a nuestras vidas. Y está ya en el centro del debate político. Desde la izquierda es imprescindible tomar una posición clara, que sea meditada, frente a presiones que nos meten interesadas prisas, y ha de ser conjunta, evitando divisiones que solo benefician a quienes pretenden imponernos oscuros intereses.

La oposición al rearme no puede estar en contradicción con el apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa

No debemos aceptar aceleraciones forzadas. Se nos llama a aprobar los planes de rearme de forma inmediata, sin apenas discusión, resolviendo en unos pocos días algo que va a decidir nuestras vidas en los próximos años. Este es un “atolondramiento” interesado, que busca forzar apoyos acríticos, evitando una discusión profunda donde podamos sopesar los pros y los contras.

Y debemos esforzarnos por la unidad, adoptando una postura común entre la izquierda que nos oponemos a un rearme contrario a los intereses de la mayoría. Anteponiendo los muchos puntos de unidad, y tratando desde aquí las diferencias. Pretenden desactivar, a través de la división, la fuerza de una izquierda que adopte una posición común. No debemos caer en la trampa.

La izquierda debe tomar una posición común y meditada ante el rearme.

Esta posición conjunta de la izquierda ante el rearme, que debe ser producto de una discusión, ha de partir de varios puntos básicos:

  • No debemos aceptar un rearme que se financie con recortes sociales, como los grandes centros de poder internacionales pretenden imponer. Ni un mayor gasto militar que sea una imposición de Washington, que nos obligan a cumplir cueste lo que cueste.
  • La oposición al rearme no puede estar en contradicción con el apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa. Respaldar al país invadido, también con ayuda militar, para que pueda defenderse no es “belicismo”.
  • Y es necesario plantear desde la izquierda una alternativa frente a los ataques del imperialismo ruso, que sufren especialmente los países del este europeo.
  • La construcción de una “defensa europea autónoma” es positivo… si es realmente independiente de EEUU. Pero ello exige que la política militar de la UE no esté sometida a la OTAN o a los dictados o mandatos de Washington.

Estos son puntos básicos desde donde adoptar una posición conjunta de la izquierda. Esta es una necesidad que va a ponerse cada vez más en primer plano.

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