Sanidad y biotecnología al servicio del pueblo

Viva Cuba libre… ¡de Covid!

Cuba, con cinco vacunas propias en desarrollo, acabará 2021 con toda su población inmunizada

Una isla del Caribe, de poco más de 11 millones de habitantes, con un PIB que la sitúa en el puesto 86 del ranquin mundial, y sometida desde 1960 a un bloqueo casi total por parte de la superpotencia más poderosa del planeta, tiene todos los números para acabar 2021 convertida en el primer país del mundo total y completamente libre de Covid-19. Esta nación no es otra que la República de Cuba.

La sanidad cubana, una de las mejores del mundo, y que se apoya en una avanzada y potente industria biotecnológica, tiene ahora hasta cinco vacunas en fase de ensayo clínico. Dos de ellas (Soberana 2 y Abdala) culminando la Fase III y a punto de comenzar a administrarse. Y otras tres más (Soberana 1, Soberana Plus, y una vacuna intranasal sin aguja llamada Mambisa) en ensayos en fases anteriores. Los ensayos se están realizando en más de 44.000 voluntarios cubanos y 150.000 sanitarios, junto a 100.000 voluntarios iraníes y otras 60.000 personas en Venezuela.

Si todo va como hasta ahora, a finales de agosto se habrán vacunado 6 millones de cubanos, más de la mitad de la población. Y antes de acabar 2021, Cuba será ‘covid-free’. ¿Cómo es posible?

Hasta el momento Cuba es -junto a China, Vietnam o Nueva Zelanda- uno de los países que mejor han lidiado con la pandemia. De sus 79.000 casos totales, sólo 4.800 siguen activos y apenas han muerto 436 personas (una tasa de 35 por millón de habitantes, a la cola del planeta). La clave: un sistema sanitario envidiado en todo el mundo, con profesionales inmejorablemente formados y altamente movilizados, centrado en la medicina comunitaria y en la prevención, que realiza visitas diarias a domicilio a los positivos.

La tasa de letalidad por coronavirus se ha mantenido muy baja (0,59%, frente al 2,2% global) porque ya es de por sí una de las más bajas del mundo en lo que se refiere a enfermedades infecciosas, gracias a su sanidad. Cuba vacuna hoy contra 13 enfermedades con 11 vacunas, ocho de las cuales se producen en el país. Los calendarios de vacunación cubanos han erradicado de la isla seis enfermedades que siguen campando a sus anchas por América Latina.

Si todo va bien, a finales de agosto se habrán vacunado 6 millones de cubanos, más de la mitad de la población. Y antes de acabar 2021, Cuba será ‘covid-free’. ¿Cómo es posible?

Los méritos de La Habana contra el coronavirus no se reducen a lo que ha hecho en su propio territorio. Los médicos cubanos han sido enviados urbi et orbi durante la pandemia. Como si de las «Brigadas Internacionales Sanitarias» se tratara, 57 brigadas de médicos especialistas del Contingente Internacional Henry Reeve cubano han tratado en este año a 1,26 millones de pacientes con covid-19 en 40 países, entre ellos Italia.

Pero es que esta nación soberana y antiimperialista lleva muchos años exportando sanidad, con 28.000 profesionales sanitarios trabajando en 66 países. Los médicos cubanos han recibido diez medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en las últimas tres décadas, y las vacunas, fármacos y tratamientos ‘made in Cuba’ ya se exportaban a medio centenar de países antes de la pandemia, incluidas las vacunas que se usan en los programas de vacunación infantil en muchos países de América Latina.

Una potente y moderna industria biotecnológica propia

Desde la revolución cubana -y con especial saña desde 1996 con la Ley Helms-Burton- el hegemonismo norteamericano ha tratado de someter a la isla con un embargo que ha afectado gravemente a su desarrollo. Y en 2017, la administración Trump endureció aún más el embargo con 240 nuevas sanciones, incluidas medidas punitivas en lo sanitario que le han costado a la isla 200 millones de dólares.

Pero lejos de doblegarse, la isla se ha mantenido firme en su voluntad de independencia, como demuestran los nombres de sus vacunas «Soberana» o «Mambisa». En el terreno sanitario, Cuba ha transformado el bloqueo en fortaleza, dotándose de una estratégica industria biosanitaria propia, de propiedad y financiación 100% nacional y pública, capaz de producir hasta el 70% de los medicamentos que consumen sus habitantes, incluyendo algunos tan sofisticados como anticancerígenos o interferones. Sin ella, en una situación como la actual pandemia, la isla tendría casi imposible acceder a las vacunas extranjeras, sea por el embargo yanqui, sea por el elevado coste, con entre 10 y 30 dólares por dosis que exigen las grandes farmacéuticas a las naciones del Tercer Mundo.

En el sector biotecnológico cubano están perfectamente acoplados las decenas de institutos públicos de investigación -como el Instituto Finlay, el Centro de Inmunología Molecular (CIM), el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) o el Centro de Biopreparados, responsables de las cinco vacunas- con las industrias, las universidades y el sistema de salud pública. En lugar de competir guardando celosamente información vital, comparten y optimizan fluidamente recursos y conocimientos, desarrollando sinergias, facilitando la investigación, la innovación y el avance de los ensayos.

Lejos de doblegarse ante el bloqueo de EEUU, Cuba ha desarrollado una sanidad excelente que exporta médicos a medio mundo, y una industria biosanitaria potente y robusta.

Gracias a su estratégica independencia biotecnológica, “Cuba tiene la capacidad de producir dos cadenas vacunales independientes, con más de 90 millones de vacunas anuales, manteniendo la producción requerida de otros productos para el mercado interno y para la exportación”, asegura Idania Caballero, científica farmacéutica de BioCubaFarma.

El sector biotecnológico y sanitario cubano lleva casi dos décadas colaborando con la República Popular China. Ahora los expertos del CIGB de Camagüey se han asociado con los científicos del Centro Conjunto de Innovación Biotecnológica de Yongzhouen (Hunan) en el «Proyecto Pan-Corona», un consorcio que tratará de desarrollar una vacuna 100% efectiva contra las diferentes variantes del coronavirus trabajando con las partes del genoma del SARS-CoV-2 más conservadas, y por tanto más decisivas para su capacidad infecciosa.

Naturalmente, Cuba ha prometido que exportará sus vacunas en el menor plazo y con los precios más bajos posibles. Muchos países del Tercer Mundo han mostrado gran interés en recibirlas: entre ellas Jamaica, México, Pakistán, Vietnam, India (que, aunque produce gran cantidad de vacunas lo hace como plataforma subsidiaria de las multinacionales occidentales, que las venden a las potencias desarrolladas), así como todas las 55 naciones de la Unión Africana.

Mientras que a nivel mundial apenas 10 potencias desarrolladas acaparan el 75% de las dosis disponibles de vacunas, una pequeña nación, soberana e independiente, ha sido capaz no solo de capear la enfermedad y desarrollar en tiempo récord sus propios remedios, sino de ser una ventana de esperanza para otras naciones del Tercer Mundo.

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