Se agrava la crisis política contra el presidente ultra

Brasil: el ocaso de Bolsonaro

Acosado por la lucha popular y con el grueso de la clase dominante dándole la espalda, los días del ultraderechista presidente brasileño parecen estar llegando a su fín.

La tierra se mueve bajo los pies del ultraderechista presidente brasileño, Jair Bolsonaro, con la dimisión de los tres jefes del Ejército. A una incesante oposición popular se une el cada vez mayor rechazo de las élites económicas y políticas de Brasil. Bolsonaro, que durante la era Trump gozó del respaldo y la cercanía ideológica a la Casa Blanca, es visto ahora por la clase dominante brasileña como un obstáculo en su relación con el nuevo presidente norteamericano, Joe Biden.

Una crisis dentro de otra crisis. Los tres máximos jefes militares del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de Brasil presentaron su dimisión ante Bolsonaro justo un día después de que el presidente destituyera de forma abrupta y sorpresiva al ministro de Defensa, el general Fernando Azevedo. Es la primera vez desde el fin de la dictadura que cambian simultáneamente en Brasil las cúpulas civil y militar de las Fuerzas Armadas brasileñas.

La razón «oficial» de esta cadena de abandonos es la negativa del ministro y de los militares a ponerse del lado de Bolsonaro cuando el ultraderechista ve agravada, día tras día, una crisis política que camina paralela al peor momento de la pandemia. Pero que la plana mayor del Ejército -un aparato de Estado íntimamente ligado a la clase dominante, pero sobre todo a los centros de poder del hegemonismo norteamericano- decidan abandonar el barco de Bolsonaro cuando atraviesa esta tempestad, es una inequívoca señal de que el tiempo del ultraderechista se está acabando, y de que los que realmente mandan en Brasil están planeando su relevo.

Hace muchos meses que Brasil, solo detrás de EEUU, encabeza las cifras de casos de Covid en el mundo. Con 330.000 muertes, más de 1,3 casos activos y batiendo récords diarios de ingresos y contagios, el país atraviesa la mayor crisis sanitaria de su historia, asomándose al borde del abismo del colapso hospitalario. Y todos miran a un presidente negacionista, que una y otra vez sabotea, veta y obstaculiza cualquier medida para contener al virus, desde las más elementales como el uso de la mascarilla, a los cierres parciales decretados por alcaldes y gobernadores. El índice de aprobación de Bolsonaro se viene hundiendo desde hace meses, pasando del 41% en enero al 30% actual.

Al grito de ¡Fora Bolsonaro!, las manifestaciones y protestas contra el ultraderechista se suceden en todas las capitales del país. Pero esta exigencia no sólo viene de abajo.

La oposición a Bolsonaro que está capitaneada por la izquierda, que tras la quiebra de la farsa judicial contra Lula da Silva y su rehabilitación como posible candidato presidencial para las elecciones de 2022, tiene un nuevo impulso. Al grito de ¡Fora Bolsonaro!, las manifestaciones y protestas contra el ultraderechista se suceden en todas las capitales del país.

Gana cada vez más fuerza la exigencia de un impeachment que desaloje a Bolsonaro del gobierno por su criminal gestión de la pandemia, pero esta exigencia no sólo viene de abajo. También desde las élites del poder en Brasil, o desde las embajadas, hay muchos que ya han decidido que el tiempo de Bolsonaro debe concluir.

La razón no sólo está en una nefasta gestión sanitaria que obviamente acaba repercutiendo en la marcha de la economía brasileña y los negocios oligárquicos -la covid-19 ha derrumbado el PIB de Brasil, haciendo que retroceda más de un 4%, el peor resultado en 24 años- sino mucho más al norte, en EEUU. La salida de Trump inició la cuenta atrás para Bolsonaro. Mientras Trump duró, el ultraderechista aseguraba unas buenas relaciones con la Casa Blanca. Pero con Joe Biden al frente, un gobierno trumpista y de extrema derecha en Brasilia enturbia y distorsiona las relaciones con Washington.

Acosado por la lucha desde abajo y perdiendo el apoyo que una vez tuvo de importantes sectores de la clase dominante, no parece que el ultraderechista sea capaz de acabar su legislatura. Otra cosa es que la oligarquía y los centros de poder tienen que andar con cuidado, porque una caída de Bolsonaro podría ser capitalizada por la izquierda. “Los generales brasileños buscan una tercera vía electoral, sin Lula ni Bolsonaro”, dice un analista especializado en las Fuerzas Armadas de Brasil. Ese mismo dilema están tratando de resolver en los rascacielos de Sao Paulo y en la embajada norteamericana.

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