í‹xito de la huelga en Galicia

Vigo, ciudad de referencia en Galicia

Vigo amanecí­a esta mañana totalmente desierta, los astilleros, las empresas automovilí­sticas la, en definitiva, ciudad mas poblada y motor de Galicia daba ejemplo de «loita obreira» (lucha obrera)

A  medida que avanzaba la mañana, las calles se iban llenando de gente, todos en la misma dirección, al punto de encuentro llegaron los más madrugadores, los demás se iban uniendo a medida que avanzaba la marcha. En Vigo arrastro a muchas personas y convirtió la Gran Vía en una riada humana. La marcha iba encabezada por una pancarta con el lema “Por la industria y el empleo” dirigida por los sindicatos mayoritarios, tras ella todos  los demás colectivos, plataformas y partidos políticos cada cual con sus pancartas y consigas, pero al final todas en la misma dirección ¡¡Basta ya!! «Colectivos, plataformas y partidos políticos cada cual con sus pancartas y consigas, pero al final todas en la misma dirección ¡¡Basta ya!! «

Cabe destacar, que cuando el acto había concluido sobre las 13:30, aun había manifestantes que no habían podido salir de la Plaza de España (comienzo de la manifestación) por la elevada participación, una de las más multitudinarias que esta ciudad recuerda.

Una vez más, Vigo da el Do de pecho, había que darlo,  esta vez la convocatoria se extiende a otros países europeos, Portugal, Italia, Malta, Chipre y Grecia que también están sufriendo muy duramente las políticas de austeridad impuestas por Washington y Berlín, y Vigo una ciudad hecha por y para trabajadores, que ve como su industria se va mermando, sale a la calle “ e berra” (y grita)  “NO QUEREMOS, NO NOS DA LA GANA, SER UNA PROVINCIA DE LA BANCA ALEMANA”, consigna lanzada por Unificación Comunista de España y que generaba que la gente que les rodeaba se unieran  a ella,  porque en Vigo las “preferentes”  han hecho daño, mucho daño.

Quizás esta jornada se diferencie de otras, por la acciones tomadas por el Gobierno contra los piquetes, más detenciones a medida que pasaban las horas y que en otras huelgas eran más permisivos. En Fin ahora solo cabe esperar la guerra de cifras, que como siempre el Gobierno ya lo calcula el día antes y no mueve ni un ápice de su cifra, que iría en contra de su política sometida y engañosa.

 

 

 

 

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