«Una economía abierta necesitaría un hegemón cuyo cometido fuera ser el gastador y prestamista de último recurso en una crisis. El hegemón sería, por tanto, el país con el mejor crédito: Alemania, en el caso de la eurozona. Pero Alemania es un prestamista, no un prestatario y así seguirá siendo. Así las cosas, los prestatarios más débiles deberán cumplir su función, con pésimos resultados para sus calificaciones crediticias».
¿En qué lugar se sitúan ahora los aíses periféricos? La respuesta es una recesión estructural. En algún momento tendrán que recortar sus déficit fiscales. Sin compensaciones monetarias o cambiarias, la recesión provocada por el colapso del gasto privado alimentado por su burbuja podría empeorar. Los miembros más débiles tienen que encontrar el modo de salir de la trampa en la que se encuentran. No recibirán mucha ayuda, ya que la eurozona no suele ser un gastador de último recurso y el propio euro está muy fuerte. Pero tienen que salir adelante. Cuando se creó la eurozona, se cuestionó si era la mejor unión monetaria posible. Ahora sabemos que no, pero tendremos que averiguar si este hecho es tan grave. (FINANCIAL TIMES) DIARIO DEL PUEBLO.- La venta de armamentos a Taiwan y el problema de Dalai siempre han sido el toque de las relaciones chino-estadounidenses. ¿Cómo Obama juró en lo alto de la Gran Muralla encarar las futuras relaciones estadounidense-chinas y poco después se propone “socavar sus fundamentos”? La causa fundamental reside en las consideraciones de Estados Unidos sobre sus intereses estratégicos. En apariencia, Obama, después de asumir la presidencia, ostenta cara risueña en todas partes y se muestra humilde por doquier, pero es muy consciente de cuáles son los intereses fundamentales de Estados Unidos. Inglaterra Financial Times Viene una década difícil para la eurozona Martin Wolf ¿Qué habría pasado durante la crisis financiera si no hubiera existido el euro? La respuesta breve es que los miembros de la eurozona habrían sufrido crisis monetarias. Las monedas de países como Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España se habrían devaluado frente al marco alemán. Ése es el resultado que los creadores de la zona euro querían evitar y debemos reconocer que lo han conseguido. Pero, si el tipo de cambio no se puede ajustar, habrá algo que sí. Ese “algo” son las economías de los países periféricos de la eurozona, que padecen una fuerte pérdida de competitividad frente a Alemania, el primer exportador del mundo en productos de alta calidad. Les deseo suerte. La economía de la eurozona es de suma importancia, dado que es equiparable a la de EEUU y tres veces más grande que las de Japón o China. Hasta ahora, ha pasado la primera prueba. No obstante, del segundo trimestre de 2008 al segundo trimestre de 2009, la caída acumulada de EEUU fue tan sólo del 3,8% frente al 5,1% de la eurozona (desde el primer trimestre de 2008 al segundo trimestre de 2009). Más importante que la evolución de la eurozona en su conjunto es lo que ocurre dentro de sus confines. El punto de partida son los déficit por cuenta corriente y los excedentes. En 2006, la zona estaba más o menos ajustada. No obstante, Alemania tenía un enorme excedente de 190.000 millones de dólares (6,5% del PIB), cuando el de Holanda no superaba los 64.000 millones de dólares (9,4% del PIB). En el otro extremo se sitúan los importadores de capital, con España a la cabeza, cuyo déficit asciende a 111.000 millones de dólares (9% del PIB). Muchos argumentan que, con una unión monetaria, las disparidades entre los déficit por cuenta corriente han dejado de importar. Se equivocan. ¿Qué ocurriría si el resto del mundo retirara sus préstamos? La respuesta es una recesión. Dentro de un mismo país resulta sencillo desplazarse: la dificultad reside muchas veces en traspasar fronteras. Hay además otra diferencia aún mayor: el Gobierno español no puede responder a las quejas de sus desempleados argumentando que la situación no es tan crítica en el resto de la zona euro: tiene que ofrecer una solución a nivel nacional. La cuestión es cuál. Antes de la crisis, los países periféricos tenían un exceso de demanda sobre la oferta, mientras los países del centro avanzaban en la dirección opuesta. Dado que sus posiciones fiscales eran similares, el comportamiento de la demanda privada tenía que ser distinto: en 2006, los sectores privados de Grecia, Irlanda, Portugal y España gastaron mucho más de lo que ingresaron, mientras que los de Alemania y Holanda gastaron mucho menos. Después llegó la crisis. Inevitablemente, afectó con más virulencia a los sectores privados más extendidos. Entre 2006 y 2009, los sectores privados de Irlanda, España y Grecia aumentaron su balance entre ingresos y gastos un 16%, 15% y 10% del PIB respectivamente. El resultado era de prever: un fuerte deterioro de la posición fiscal. Esto pone de manifiesto un argumento que los economistas parecen poco dispuestos a asumir: que la posición fiscal es insostenible cuando la financiación del sector privado también lo es. En estos países, ésta última era insostenible y todos fuimos testigos de sus desastrosas consecuencias. En su primera década de existencia, los desequilibrios de la eurozona (y las burbujas asociadas) terminaron por perjudicar seriamente al crédito de los sectores privados de las economías más boyantes. Ahora también se está viendo afectado el crédito de sus sectores públicos. Aunque la propagación del riesgo es ahora menor en los mercados financieros, los que dependen de la deuda soberana de la eurozona son una excepción. La rentabilidad de los bonos alemanes a diez años ha aumentado, cuando en su momento resultó ser mínima. En el caso de Grecia, la rentabilidad ha alcanzado los 274 puntos básicos. En opinión del economista Charles Kindleberger, una economía abierta necesitaba un hegemón cuyo cometido fuera ser el gastador y prestamista de último recurso en una crisis. El hegemón sería, por tanto, el país con el mejor crédito: Alemania, en el caso de la eurozona. Pero Alemania es un prestamista, no un prestatario y así seguirá siendo. Así las cosas, los prestatarios más débiles deberán cumplir su función, con pésimos resultados para sus calificaciones crediticias. ¿En qué lugar se sitúan ahora los países periféricos? La respuesta es una recesión estructural. En algún momento tendrán que recortar sus déficit fiscales. Sin compensaciones monetarias o cambiarias, la recesión provocada por el colapso del gasto privado alimentado por su burbuja podría empeorar. Y, lo que es peor, en los años de boom, estos países perdieron competitividad dentro de la eurozona. Los tipos de interés dictados desde el BCE, destinados a equilibrar la oferta y la demanda de la zona, eran demasiado bajos para las economías que crecían a la sombra de sus burbujas. La pérdida de competitividad externa y la fuerte demanda interna ampliaron los déficit externos. Estos generaron la demanda que necesitaban los países centrales con un exceso de capacidad. Por si fuera poco, dado que estos son muy competitivos a nivel global y que la zona euro cuenta con una sólida posición y una fuerte divisa, el euro ha seguido revalorizándose. Eso perjudica a los países periféricos: no pueden generar fácilmente un excedente externo, como tampoco pueden reanudar el endeudamiento del sector privado con facilidad ni sostener sus actuales déficit fiscales. Aunque la emigración masiva es una posibilidad, sin duda no es recomendable. La inmigración de extranjeros con más ingresos, que disfrutarían de viviendas ahora muy devaluadas, sería una opción mucho más adecuada. Aun así, en el peor de los casos, es probable que fuera necesaria una depresión prolongada para conseguir una reducción de los precios y de los salarios nominales. Aunque Irlanda parece haber aceptado un futuro de estas características, en el caso de España y Grecia no ha sido así. Además, el país afectado, también sufriría una deflación de la deuda; con una caída de los precios y de los salarios nominales, la carga de deuda denominada en euros aumentaría. Cabría la posibilidad de que se produjera una serie de impagos tanto en el sector privado como en el público. La crisis de los países periféricos de la eurozona no es casual: es inherente al sistema. Los miembros más débiles tienen que encontrar el modo de salir de la trampa en la que se encuentran. No recibirán mucha ayuda, ya que la eurozona no suele ser un gastador de último recurso y el propio euro está muy fuerte. Pero tienen que salir adelante. Cuando se creó la eurozona, se cuestionó si era la mejor unión monetaria posible. Ahora sabemos que no, pero tendremos que averiguar si este hecho es tan grave. FINANCIAL TIMES. 7-1-2010 China. Diario del Pueblo ¿Por qué Obama empieza a socavar los fundamentos de las relaciones China-EEUU? No bien pasó el Año Nuevo, un medios de comunicación estadounidense hizo una “profecía nefasta” para levantar una nueva ola en las relaciones chino-estadounidenses. El 3 de enero, “The Washington Post” dio a conocer un artículo titulado “Los expertos dicen que las relaciones chino-estadounidenses van a enfrentar el punto más bajo”. El artículo dice que es muy probable que la Administración Obama apruebe a comienzos de este año la venta a Taiwan de helicópteros “Black Hawk” y misiles antimisiles por valor de miles de millones de dólares, e incluso el programa de diseñar y construir submarinos diesel para Taiwan y, al mismo tiempo, Obama está dispuesto a entrevistarse con Dalai. El artículo pasa a comentar que “al parecer, el punto más bajo que se aproxima está asegurado”. Aunque a los medios de comunicación estadounidenses les gusta crear cosas sensacionalistas, no parece en esta ocasión sin causa alguna, pues se trata de un problema importante y sensible. Con anterioridad había rumores en el sentido de que Obama se proponía entrevistarse con Dalai en su visita a Washington el año pasado, pero debido a su visita a China, postergó deliberadamente esta entrevista. En cuanto a la venta de armamentos a Taiwan, aunque el Departamento de Estado norteamericano no dio respuestas directas a las preguntas pertinentes, reconoció que se mantenía en comunicación con Taiwan sobre la venta de armamentos. La venta de armamentos a Taiwan y el problema de Dalai siempre han sido el toque de las relaciones chino-estadounidenses. ¿Cómo Obama juró en lo alto de la Gran Muralla encarar las futuras relaciones estadounidense-chinas y poco después se propone “socavar sus fundamentos”? Algunos dicen que esto no es más que la continuidad de la estrategia de EEUU para Asia Oriental y que la venta de armamentos a Taiwán fue un pedido ordenado en la época de Bush y Obama no hace más que seguir la regla de su antecesor; otros sostienen que la postura humilde en su visita a China el año pasado provocó gran descontento de algunas personas, razón por la cual tiene que blandir el garrote para apaciguar el estado de ánimo en el país; otros argumentan que en el período anterior la petición estadounidense de apoyo de China a su propuesta para sancionar a Irán no ha obtenido respuesta de la parte china, razón por la cual Washington quiere dar una lección a Beijing…Es probable que todos estos análisis tienen cierta razón, pero la causa fundamental reside en las consideraciones de Estados Unidos sobre sus intereses estratégicos. En apariencia, Obama, después de asumir la presidencia, ostenta cara risueña en todas partes y se muestra humilde por doquier, pero es muy consciente de qué son los intereses fundamentales de los Estados Unidos. La clave de la táctica de “poderío hábil”, ¿no es acaso usar costo relativamente bajo para maximizar sus propios intereses? Por lo tanto, vemos que aunque ahora Washington habla profusamente de superar juntos los momentos difíciles, no cede, al igual que antes, ni una sola pulgada en intereses fundamentales. Ha sido así en la Conferencia de Copenhague, y también en las reuniones de Asia y el Pacífico. A juzgar por largo plazo, sea China como socio económico de Estados Unidos o su acreedor por enorme monto, aunque Estados Unidos no menosprecia sus relaciones con Beijing, Taiwán es indispensable para sus intereses estratégicos en el Pacífico Occidental; EEUU necesita que Taiwán eleve en cierta medida su capacidad para mantener un equilibrio y materializar con ello sus intereses estratégicos. En cuanto al problema del Tíbet, no sólo encarna la “norma moral” norteamericana de siempre, sino que, en mayor grado, es otra carta con que Washington puede contener a Beijing… A comienzos de 2010, si la Administración Obama realmente actúa a su antojo en estos dos problemas, es probable que la “profecía nefasta” del medio de comunicación estadounidense se haga realidad. Tanto el problema de Taiwan como el tibetano están relacionados con la soberanía e integridad territorial de China y constituyen intereses esenciales de la parte china. En estos momentos en que se incrementan los intereses comunes de China y Estados Unidos y éste necesita más cooperación china para resolver una serie de problemas internacionales, desafiar a los intereses esenciales de la parte china y dar origen a nuevas fricciones le costará obviamente. DIARIO DEL PUEBLO. 5-1-2010