Elecciones generales 20-D

Victoria de la mayorí­a contra los recortes. Fracaso del bipartidismo

Lo que abre muchas mejores condiciones para la defensa de los intereses populares y nacionales, y para dar un nuevo impulso a la lucha contra el saqueo que el 90% de la población venimos sufriendo desde hace siete años.

Excelentes resultados para el pueblo

Frente a quienes intentan minimizar la magnitud de lo sucedido el 20-D, afirmando que “aunque el bipartidismo ha perdido votos y escaños, aún sobrepasa a las fuerzas emergentes”, la realidad es que la mayoría social que rechazamos los recortes hemos obtenido una rotunda victoria. Y quienes han ejecutado los recortes durante estos últimos siete años -PP y PSOE, o Artur Mas en Cataluña- han cosechado un histórico fracaso.

Una oleada nunca vista en la política española de más de 11 millones de votos se ha movilizado para expresar un rotundo rechazo a los recortes y al dominio del bipartidismo.

Una marea que aumenta cada vez más aceleradamente, y que se ha convertido por primera vez en protagonista político.

En las generales del 2.008, la suma de los votos de todas las fuerzas que se enfrentaban a los recortes y al bipartidismo apenas alcanzaba los 2 millones de votos. Tres años después, cuando tras la llamada de Obama a Zapatero se inició la oleada de recortes, ese voto de rechazo avanzó hasta sumar 3,9 millones de votos.

Y en 2015 la expresión política de esa mayoría social que rechaza los recortes y el bipartidismo ha dado un salto gigantesco. En las pasadas elecciones municipales superó los 9 millones de votos, conquistando alcaldías de capitales tan importantes como Madrid, Barcelona, Valencia… Ahora, en las generales, se ha disparado hasta los 11,09 millones de votos.

«Los resultados del 20-D crean unas excelentes condiciones para la defensa de los intereses populares y la lucha contra los recortes»

Nunca antes la posición de esta mayoría social, silenciada bajo el peso aplastante del bipartidismo, había alcanzado una expresión política ni remotamente similar.

Expresada, más allá de las posiciones y la línea que defienden sus direcciones, en los casi 5,2 millones de votos de Podemos o los 3,5 millones de Ciudadanos.

Pero que también incluye el casi un millón de votos que conserva IU. O el apoyo a muchos partidos, con o sin representación parlamentaria, entre los que se encuentra el avance de los votos a Recortes Cero-Grupo Verde.

Paralelamente, el bipartidismo que había ejercido un control casi exclusivo de la política española desde la transición, ha sufrido algo más que un severo castigo tras siete años de sumisa ejecución de los recortes.

La suma de PP y PSOE ha perdido 5,12 millones de votos, un 28,77% menos de los que tenían en 2011. Han pasado de suponer el 73,39% de los votos a solo el 50,73%. Quedando reducidos al 36,36% del censo.

Una caída que alcanza su verdadera magnitud si la comparamos con 2.008. Desde entonces, la suma de PP y PSOE ha perdido 9 millones de votos. ¡Un 41% de sus votantes les han retirado su apoyo!

Y su caída no solo no se detiene sino que se acelera. Si de 2008 a 2011 perdieron 3,7 millones de votos, de 2011 a 2015 se han dejado 5,12 millones.

Un rechazo social que también ha golpeado a un Artur Mas, cabeza en Cataluña tanto de la ejecución de los recortes como de los proyectos de fragmentación. La nueva marca de Convergencia ha perdido la mitad de los votos que tenía hace cuatro años. Creando también mejores condiciones para la defensa de la unidad del conjunto del pueblo trabajador de toda España contra el saqueo y los recortes.

Preocupación en el Ibex-35, en Washington y en Berlín

Las primeras valoraciones de los analistas vinculados a los bancos y monopolios del Ibex-35, el corazón de la oligarquía española, hablan de que los resultados electorales son “mucho peor de lo esperado”. The Wall Street Journal, una de las “biblias” del gran capital norteamericano, señala con preocupación que “casi la mitad del electorado se pronunció a favor de los partidos que rechazaron las políticas de austeridad”. Y el Frankfurter Allgemeine Zeitung, uno de los portavoces de la gran burguesía alemana, habla sin matices del “desastre español”, poniendo el foco en “el riesgo de que se vayan al traste las reformas”.

Washington y Berlín han dejado claro que exigen llevar más allá los recortes en España.

En plena campaña electoral, la Comisión Europea publicó su “Informe de Vigilancia” sobre España, exigiendo para el año próximo una nueva vuelta de tuerca en la reforma laboral, la aceleración de la privatización de Bankia o nuevos recortes por valor de 9.000 millones para cumplir con los objetivos de reducción del déficit.

Y el último informe del FMI exigía que el nuevo gobierno que surgiera de las generales impusiera una nueva reforma que permitiera rebajar más los salarios, ejecutar una mayor subida del IVA o la implantación de más copagos en sanidad y educación.

Al mismo tiempo EEUU nos exige un salto en nuestra implicación en su maquinaria militar, para utilizarnos como peones o plataforma en sus agresiones a otros pueblos.

«El avance del viento popular el 20-D supone un obstáculo para la formación de un nuevo gobierno que pueda cumplir con los objetivos marcados por EEUU y Alemania o la oligarquía española»

Pero el nuevo mapa político que nos deja el 20-D, con la irrupción de un poderoso viento popular de rechazo a los recortes y la debilidad extrema del bipartidismo, supone un obstáculo para la formación de un nuevo gobierno que pueda cumplir con los objetivos marcados por EEUU y Alemania o la oligarquía española.

Esta es la preocupación ante la “inestabilidad política” o el llamamiento a “pactos que permitan desbloquear la situación” que lanzan insistentemente los principales portavoces de la oligarquía o el hegemonismo.

Una batalla todavía abierta

Los cálculos iniciales que hubieran permitido esa “estabilidad” que la oligarquía y el hegemonismo deseaban han sido pulverizados cuando el voto popular ha aparecido en escena. Impidiendo que la suma de PP y Ciudadanos permitiera la investidura de Rajoy. O castigando al PSOE hasta niveles que prácticamente le incapacitan, aún con el apoyo de Podemos, como alternativa de gobierno.

Van a intentar mediante todas las alternativas posibles la formación de un nuevo gobierno que, aún en minoría y ofreciendo a cambio concesiones en forma de reformas, permita seguir llevando adelante bajo otras condiciones el grueso de los mandatos de la UE o el FMI.

Integrando en él a una de las dos fuerzas -Podemos o Ciudadanos- que han capitalizado en mayor medida el voto de rechazo al bipartidismo.

Ya se ha puesto en marcha la maquinaria para facilitar a toda costa un gobierno presidido por Rajoy, y facilitado por la abstención del PSOE, una especie de “gran coalición” de investidura.

Pero incluso al margen del resultado político final, y de la composición del nuevo gobierno a que de lugar, la marea de más de 11 millones de ciudadanos que se han movilizado contra los recortes y el bipartidismo impone también sus propias reglas y “líneas rojas”.

Generando con su irrupción unas excelentes condiciones para la defensa de los intereses populares y la lucha contra los recortes.

Ahora más que nunca debemos empeñarnos en que avance, en organización y capacidad de influencia, una línea como la que ha planteado en estas elecciones Recortes Cero-Grupo Verde, capaz de enfrentarse de verdad al proyecto de saqueo económico, intervención política y aumento de la dependencia militar impuesto desde Washington y Berlín y aceptado por la oligarquía española.

Cogiendo como centro que no puede haber ningún cambio político real sin redistribución de la riqueza, es decir sin obligar a bancos, monopolios, grandes fortunas y capital extranjero a devolver una parte de sus gigantescas ganancias arrancadas a golpe de un saqueo sistemático al 90% de la población.

Y teniendo claro que tampoco podrá haber redistribución de la riqueza sin defender la soberanía nacional, sin conquistar autonomía para enfrentarse a los recortes impuestos desde el FMI o la UE o liberarse de una dependencia que nos obliga a convertirnos en peones de la estrategia militar norteamericana.

Este es el cambio político que nos interesa a la mayoría.

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