SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Varapalo de la UE a un Gobierno que se ha acomodado

MARIANO RAJOY afirmó ayer en el Congreso que «una economía con desequilibrios permanentes» en el terreno de la consolidación fiscal «no puede avanzar». Tiene razón. Pero debe hacer examen de conciencia porque también ayer la Comisión le recordaba que aunque su Gobierno «ha adoptado medidas como la reforma laboral o la sostenibilidad de las finanzas públicas, la agenda reformista sigue incompleta». Son palabras recogidas en el denominado Análisis en Profundidad del Procedimiento de Desequilibrios Macroeconómicos. Se trata del resultado del examen al que la Comisión ha sometido a España y la nota no es, desde luego, para presumir. Porque Bruselas advierte al Ejecutivo de que incluso las reformas ya adoptadas «no han mostrado todos sus efectos debido a retrasos en su implementación». Y las demoras o las dudas al aplicarlas son la causa de que «buena parte de la carga del ajuste recaiga en el desempleo». Por eso es inaudita la parsimonia de un Rajoy que por un lado reconoce la necesidad de las reformas y por otra dice que este duro rapapolvo de la Comisión se debe a que ha basado el informe en datos viejos.

Porque lo que reprocha Bruselas es que el Gobierno popular se ha acomodado en su impulso reformista. Y en esta ocasión tiene razón. Así, por ejemplo, Rajoy lleva meses pidiendo a Europa -a Alemania, no nos engañemos- el desarrollo de políticas de estímulo para generar empleo. Y ayer recibió una dura contestación por boca del comisario de Asuntos Económicos: «Las reformas estructurales son de una importancia sustancial para impulsar el crecimiento». Es significativo que la Comisión incida en los mismos temas en los que el Gobierno se muestra más complaciente de sus logros. Exige un «análisis exhaustivo» del mercado de trabajo para desarrollar políticas activas de empleo y eliminar las rigideces que se mantienen tras la reforma laboral porque una tasa de paro en el 26% es inaguantable. Pide que se haga realidad ya la unidad del mercado interior, eliminando las trabas burocráticas de las autonomías. Y dice que la competitividad internacional mejoraría si se tomaran medidas «que refuercen la competencia en los productos y servicios». Para colmo, advierte de que, a pesar de la mejora de los mercados -el bono a 10 años está en el 4,64%, en niveles de 2010-, «la confianza de los inversores sigue siendo muy sensible a las decisiones políticas». Bruselas concluye que sin cambios radicales la recesión se prolongará hasta bien entrado 2014. Como hizo el Banco de España dos semanas atrás, la Comisión congela el clima de optimismo que el Gobierno intenta difundir sobre que lo peor de la crisis ha pasado. Rajoy prepara nuevas reformas que anunciará el día 26. Bien, pero son «decisiones políticas» para aplicar esas medidas hasta sus últimas consecuencias lo que necesita la economía española. Lo que en román paladino nos dijo ayer la Comisión es que ya no valen medias tintas, porque la realidad es que seguimos más cerca de países como Eslovenia y los rescatados que de la cabeza de la UE. Dos años más de recesión serían insoportables para una sociedad deprimida que empieza a tener motivos para desquiciarse.

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