Cuenta atrás hacia las elecciones de mitad de mandato del 8 de noviembre

Unas ‘midterms’ decisivas para Biden… y para Trump

En las elecciones legislativas del próximo martes 8 de noviembre no sólo se decide la la correlación de fuerzas entre demócratas y republicanos, sino entre las dos fracciones de la clase dominante norteamericana, agudamente enfrentadas en los últimos años.

No se presentan a las elecciones, pero de alguna manera estarán en las papeletas. Las ‘midterms’, las elecciones legislativas de mitad de mandato del próximo martes 8 de noviembre serán un auténtico plebiscito para el presidente norteamericano, Joe Biden, y condicionarán en notable medida sus dos años restantes en la Casa Blanca. Mientras, para un Donald Trump que no oculta sus intenciones de volver a presentarse a las elecciones de 2024, las midterms serán un respaldo de su actual control del Partido Republicano… o no.

El «supermartes» electoral del 8 de noviembre, los EEUU renuevan la totalidad de la Cámara de Representantes (435 escaños), un tercio del Senado (35 senadores de 100) y buena parte de los cargos de gobernador de los estados (36 de 50). Está en juego no sólo la correlación de fuerzas entre demócratas y republicanos, sino entre las dos fracciones de la clase dominante norteamericana, agudamente enfrentadas en los últimos años, y representadas políticamente por la ‘línea Biden’ y la ‘línea Trump’.

Estas midterms se dan en un momento social y económicamente delicado para EEUU, con una inflación desbocada -del 8,2%, la mayor en 40 años- y con el propio Biden hablando de la posibilidad de una «ligera recesión». Y sin embargo, no son esta clase de temas los que están centrando los debates, sino asuntos como el de las armas o el aborto, o el futuro de la democracia estadounidense tras lo ocurrido con el asalto al Capitolio.

Los sondeos a dos semanas de las legislativas son notablemente ajustados, pero en general no son demasiado favorables para los demócratas. Es tradicional que el partido que ocupa la Casa Blanca acuse de cierta erosión -o de un severo castigo- en las elecciones de medio mandato. Esta tendencia se cumple especialmente en la cámara baja, la Cámara de Representantes. Desde que se estableció el duopolio demócratas-republicanos allá por 1860, en 38 de las 41 midterms el partido del presidente ha acusado el desgaste.

Actualmente, los demócratas retienen por estrecha mayoría el control de las dos cámaras, Congreso y Senado. En la Cámara de Representantes los demócratas cuentan con 221 de los 435 escaños, frente a los 212 de los republicanos y dos escaños vacantes. En el Senado el control todavía más precario: demócratas y republicanos están literalmente empatados a 50 escaños, pero desempata el voto cualificado de la vicepresidenta de Biden, Kamala Harris.

Esta endeble mayoría bicameral ha permitido -con algunas fricciones con sus compañeros de partido- a Biden avanzar durante estos dos años en buena parte de su programa de gobierno. Pero las posibilidades de que esto continúe pasando tras el 8 de noviembre, aunque no imposibles, son bastante escasas.

Los sondeos a dos semanas de las legislativas son notablemente ajustados, pero en general no son demasiado favorables para los demócratas

Las claves de las midterms

No hay duda que el principal punto débil de la gestión interna de Biden es la economía, con la mayor inflación en cuatro décadas y la subida de precios golpeando el bolsillo de los votantes. Las medidas de la Casa Blanca -inyectando 5.000 millones para proteger a los hogares y las empresas del impacto económico de la crisis y la pandemia- lograron algo de efecto, bajando la inflación 0,1% el último mes, pero de forma muy insuficiente, y la subida de tasas de la Reserva Federal no ha tenido aún impacto.

Sin embargo, a pesar de que los republicanos intentan explotar estas dificultades de Biden, y que el demócrata intenta darse un cierto barniz progresista en este campo -«Se trata de una elección entre dos formas muy diferentes de ver la economía. Una más justa, otra para ricos», dijo en un mitin Biden- la campaña no está enfocándose en un terreno socioeconómico, sino en un bronco debate ideológico donde ambos contendientes -tanto republicanos como demócratas- parecen estar más cómodos.

Los demócratas tratan de ganar votos prometiendo un mayor control de armas -recordando las masacres de Búfalo o Uvalde- o comprometiéndose a leyes federales que legalicen y garanticen el aborto en todo el país, un derecho de las mujeres recientemente tirado por tierra por un Tribunal Supremo de supermayoría conservadora. Pero con eso no está claro que le salgan las cuentas.

La campaña no está enfocándose en un terreno socioeconómico, sino en un bronco debate ideológico donde ambos contendientes parecen estar más cómodos.

“El electorado demócrata siempre estará con Biden en estas materias. Lo que hay que saber es si se movilizará a ese voto más cansado, menos movilizado», dice el politólogo sevillano Sebastián Moreno. Por contra, los votantes republicanos «ya están movilizados en sus opciones. Una mente racional diría que los escándalos acumulados en las últimas semanas, como el registro de su casa de Florida donde guardaba documentos confidenciales o las demandas en Nueva York por presunto fraude deberían alejar a parte de los votantes republicanos, pero el discurso victimista de Trump es tan profundo, hay tanta gente que cree en su persecución, que todo está abierto”, dice.

Los posibles escenarios

Dave Granlund

Ante unos sondeos tan ajustados, las opciones que se abren son varias. Lo que parece más probable es que los republicanos logren arrebatar a Biden el control del Congreso, y que los demócratas retengan el control del Senado. Si pasa esto, el presidente norteamericano no podrá -como hasta ahora- actuar en solitario y pasar (aunque sea por los pelos) los trámites parlamentarios. Podrá gobernar, pero a base de órdenes ejecutivas, como lo tuvo que hacer Trump en sus dos últimos años de mandato. Esta prerrogativa presidencial de las órdenes ejecutivas -equivalentes a nuestros «decretos-ley»- es fundamental en política exterior, pero tiene sus límites en política doméstica.

Pero las cosas podrían ir peor para Biden y ganar los republicanos la mayoría en ambas cámaras, la de los Representantes y el Senado. El presidente podría seguir dirigiendo en lo principal la política exterior, pero en el ámbito interno, los republicanos podrían torpedear buena parte de las iniciativas de Biden. Sin embargo, el bloqueo no sería total, porque los contrapesos del sistema político estadounidense son complejos: Biden también podría vetar leyes impulsadas por los republicanos. El veto presidencial puede ser anulado por dos tercios de los votos de cada Cámara, pero ni en los sondeos más favorables a los republicanos se arroja esa correlación de fuerzas legislativa.

Hay un tercer escenario, improbable pero no imposible, y es que los demócratas retengan el control de las dos cámaras. Esto último dejaría tal cual la correlación de fuerzas, pero sería interpretado políticamente como una gran derrota republicana… y debilitaría especialmente a Trump.

Lo que parece más probable es que los republicanos logren arrebatar a Biden el control del Congreso, y que los demócratas retengan el control del Senado.

¿Un trampolín para Trump?

Del resultado de estas elecciones también va a depender en gran medida el futuro político de un Donald Trump que sigue controlando buena parte de las arterias y los puestos de poder clave en el Partido Republicano. La inmensa mayoría de sus rivales y enemigos en el Grand Old Party -como por ejemplo Liz Cheney, hija del vicepresidente de Bush, el poderosísimo Dick Cheney- han sido literalmente barridos en las primarias republicanas, y los pocos que quedan que no son íntegramente «trumpistas» sólo le contradicen con la boca pequeña por miedo a ser castigados por un electorado conservador que en buena medida ha abrazado las tesis ultras de que las elecciones de 2020 fueron un «fraude».

Trump se está movilizando de forma muy enérgica en esta campaña, a pesar de que su nombre no aparece en las papeletas. Sabe que ganar en noviembre puede ser la antesala de un triunfo presidencial en dos años. Pero también sabe que si los trumpistas tienen suficiente fuerza en el Congreso podrían acabar cerrando la comisión parlamentaria que investiga el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, a la que justo acaban de citar a declarar a Trump el próximo mes de enero.

4 comentarios sobre “Unas ‘midterms’ decisivas para Biden… y para Trump”

  • Anda que si Comunistas como Humphrey Bogart levantaran la cabeza y vieran lo que han hecho con su querido país… McCarthy hizo un gran trabajo, si

  • Carlos tiene unos pdfs que quitan el hipo a Euskadi entera dice:

    Weno, según elDiario.es los republicanos sacan ventaja y el Senado sigue en empate. Está loca la pequeña burguesía vende-vacas de la Norteamérica profunda
    A Microsoft, como financiero de Biden no le va a gustar, no

    • Carlos y sus pdfs son amenaza para la seguridad nacional dice:

      Que lo decía de coña, para abrir polémica.

      «Los primeros mecenas monopolistas de Joe Biden son los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, grandes corporaciones de las redes sociales o ligados al comercio online, cuyas «colectas de empleados» (PAC) aportaron 20 veces más dinero para Biden que para Trump. Tenemos a Alphabet (que incluye a Google o YouTube), Amazon, Microsoft (Skype, LinkedIn, Xbox), Apple, Facebook (WhatsApp, Instagram), Twitter, u Oracle. »

      Son grandes monopolios que necesitan tranquilidad en el mundo para hacer sus negocios, no el belicista de Trump, del complejo militar industrial

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