La izquierda ante el 20 aniversario de la caí­da del Muro de Berlí­n

Una separación quirúrgica

Las » noví­simas recetas» de algunos sectores de la izquierda están demasiado ancladas en los «viejos monstruos burocráticos» de corte soviético. Y su posición ante la celebración del vigésimo aniversario de la caí­da del Muro así­ lo acreditan. La dirección del PCE sigue, todaví­a hoy, lamentándose del final del fascismo soviético, calificada pro ellos como «la victoria del imperialismo sobre lo que le quedaba al comunismo en Occidente». Una aberrante posición -tragándose el sapo del fascismo soviético- extendida también en algunos cí­rculos de la mal llamada «izquierda alternativa».

No deja de sorrender como la médula ideológica de la actual dirección del PCE sigue añorando -en una especie de reedición del “con Franco vivíamos mejor”- los tiempos del fascismo soviético.En una reciente entrevista, durante las sesiones del XVIII Congreso del PCE, Willy Meyer contesta, cuando se le pregunta sobre sus sensaciones ante el aniversario de la caída del muro: “si la alternativa era el capitalismo que tenemos hoy día pues sí, fue una tristeza que cayera el único reducto que quedaba de posibilidad de luchar por un socialismo”.A su lado, Esther López Barceló, joven afiliada del PCE, participa de la misma y negra visión: “se había acabado con el bloque, con la única fuerza que quedaba para reconducir ese país hacia un socialismo. Era la victoria del imperialismo sobre lo que le quedaba al comunismo en Occidente”. Conviene recordar que, en el mismo momento en que estaba cayendo el muro y derrumbándose la RDA, el periódico del PCE publicaba un monográfico celebrando “los 40 años del socialismo” en la Alemania Oriental.Ellos son quienes han hecho pasar, y lo siguen haciendo, el fascismo por revolución. Han justificado los gulags, las lobotomías a los disidentes, el control policíaco sobre la población, las invasiones y genocidios.., calificándolos, en el mejor de los casos, como “errores de un país socialista”.Ni toda la literatura anticomunista fabricada por Wall Street ha hecho tanto daño como la identificación del comunismo con la antigua URSS exhibida por los dirigentes del PCE.Pero esta posición está también extendida entre la “izquierda radical”, que ha roto organizativamente con los partidos prosoviéticos, pero no con sus concepciones.En la página web de “Izquierda Anticapitalista”, podemos leer que “un creciente descontento social arrasa en la Alemania del este, donde tras la caída del muro muchas personas ganaron en libertades civiles individuales pero perdieron en derechos sociales -condición fundamental de la libertad y justicia real, y de la que tanto se olvidan los paladines del neoliberalismo”.Incluso se permiten hablar de la “ostalgia”, una especie de juego de palabras para referirse a la nostalgia de los derechos sociales -pocos pero seguros, según el articulo- de la antigua Alemania del este.¿Qué “derechos sociales” existían en la RDA o en la URSS brezneviana, donde los trabajadores sufrían escasez de los artículos de primera necesidad, mientras la nomenklatura nadaba en el lujo y la abundancia?¿Qué “conquistas sociales” existían en la Europa oriental bajo la bota de la ocupación soviética? ¿Se refieren a las largas colas para conseguir un poco de pan o carne, mientras los principales recursos eran destinados a financiar la carrera armamentística con el objetivo de disputarle la hegemonía mundial a EEUU?Quien pueda concebir algún tipo de “nostalgia” hacia el infierno fascista soviético es que tiene un serio problema.En la URSS y en su glacis imperial se edificó un repugnante capitalismo burocrático de Estado -el rostro más negro y agresivo del capitalismo- que imponía la más absoluta extorsión sobre la población, en beneficio de una ínfima minoría que conformaba la nomenklatura en el poder.La policía política, el KGB en Moscú o la Stasi en la RDA, sometía a a sociedad al más odioso control fascista, donde cualquier libertad individual era un peligro a combatir.Reaccionando ante las indignantes declaraciones de la dirección del PCE, la periodista Elvira Lindo exigía “un inequívoco corte quirúrgico” con el pasado brezneviano.Y tiene razón. La izquierda necesita “ser valiente”, dar un auténtico corte quirúrgico con las ideas y concepciones difundidas por el monstruo soviético, y que, bajo otros envoltorios diferentes a los adoptados durante la guerra fría, siguen siendo dominantes en muchos círculos.Todavía hoy, el PCE sigue defendiendo que las organizaciones revolucionarias deben depender de las subvenciones del Estado, negándoles la imprescindible independencia económica y condenándolas a una vergonzosa dependencia.O los círculos de la “izquierda alternativa” continúan concibiendo -en un delirio burocrático- que el blanco del “movimiento anticapitalista” es el productivismo, y que la alternativa no es “que la tierra de sus frutos para todos”, sino el “decrecimiento”,es decir que la tierra de menos frutos.Por no hablar de la indignante conciliación con el fascismo étnico en Euskadi crónica en algunos sectores de la izquierda. Resulta revelador que los mismos “prosoviéticos” de antaño sean ahora quienes enarbolan la “actualización” del marxismo para, bajo la bandera del combate al dogmatismo, vaciarlo de su contenido revolucionario.Y es significativo que quienes, como Unificación Comunista de España, nacimos denunciando el fascismo soviético y, como comunistas, celebramos con una fiesta la caída del muro, continuemos defendiendo el marxismo y nos mantengamos fieles a los objetivos históricos de acabar con la explotación capitalista.Dos posiciones de clase antagónicas. Antes y ahora.

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