Montilla en la Corte

«Ayer llegó a la metrópoli Montilla, el charnego-criollo; entre el aroma del café y los aplausos del cruasán de la nomenclatura de Ferraz, confirmó esa opinión general: acatará, cumplirá y hará cumplir el Estatuto que salga del largo coloquio de los ropones. Llegó el Montilla de empaque búlgaro, suavecito como el visón».

Antoni Puigverd escribe que en Madrid han articulado una caricatura catalana en la que sólo caben dos tios, los extremadamente críticos con el sistema catalán o los más radicales independentistas, mientras los moderados no existen a pesar de ser mayoría. Piensa que el catalanismo civil es una corriente abierta que no opone lo catalán a lo español. Es inclemente con la corrupción política nacionalista y deja pequeño el epíteto quevedesco de ladrones a tres manos: dice que se desbordan las letrinas y que hay un retorno al feudalismo. (EL MUNDO) EL PAÍS.- La franquicia local de Al Qaeda parece repetir una estrategia ya ensayada en el Afganistán de los talibanes antes del 11-S y que consiste en utilizar los Estados fallidos como cuartel general desde donde planificar y llevar a cabo sus atentados. El fenómeno está adquiriendo dimensiones que obligarían a una acción preventiva más firme, y en múltiples planos, por parte de la comunidad internacional. ABC.- La creación de un brazo terrorista de Al Qaida para el Magreb, en el que se integró la mayoría de grupos armados que operaban autónomamente en la región -fundamentalmente en Mauritania, Marruecos, Argelia y Túnez-, siempre tuvo una peligrosa proyección sobre nuestro país. Opinión. El Mundo Montilla en la Corte Raúl del Pozo Yo creía que el desfiladero de los catalanes acababa en Checoslovaquia y se conforman con Puerto Rico. Le digo a una dama catalana que vive en un palacio castellano: «Para ese viaje no son necesarias sogas para colgar al Borbón». Contesta lo que suelen confirmar los catalanes de Madrid: «No pasará nada; el día que se publique el Estatuto saldrán los cuatro gatos de Esquerra». Los catalanes de la metrópoli opinan lo mismo: no pasará nada. Les contesto: «Y si pasa, que pase». Piensan que vivimos la posible secesión de Cataluña con el alma en una cárcel como Santa Teresa. Cuando se les dice que el castellano está sometido a ciertos agravios, lo niegan aunque se les recuerde que Messi vio un día a su hermanita llorar porque en la escuela sólo le hablaban en catalán y su vieja se llevó a la niña y a sus hermanos a Rosario. Dicen que es propaganda de la derecha. Ayer llegó a la metrópoli Montilla, el charnego-criollo; entre el aroma del café y los aplausos del cruasán de la nomenclatura de Ferraz, confirmó esa opinión general: acatará, cumplirá y hará cumplir el Estatuto que salga del largo coloquio de los ropones. Llegó el Montilla de empaque búlgaro, suavecito como el visón. Me cuenta un experto en Moncloa que Zapatero le ha leído el catecismo socialista de Felipe, no González, sino Carretero. Así que terminó gritando una cosa y la contraria: «Viva la Constitución», «Viva el Estatuto». Lutero se vistió de apóstol San Pablo y al baile de los pájaros trajo trigo. Culpó a los periodistas de la Corte. Tiene una buena opinión del periodismo de Barcelona y considera el mismo oficio ignominioso en Madrid. Dijo que España no se rompe, pero no añadió que no se rompe porque no quieren los catalanes, que han aprendido de nosotros a marcarse el nardo de alborotadores con soga cuando sólo son unos anómalos burgueses. Convergència, ahora descolocada, ganará las próximas elecciones y seguirá la desafección controlada, otros 30 años de virreinato económico-político. Son una nación, pero necesitan un mercado. Antoni Puigverd escribe que en Madrid han articulado una caricatura catalana en la que sólo caben dos tipos, los extremadamente críticos con el sistema catalán o los más radicales independentistas, mientras los moderados no existen a pesar de ser mayoría. Piensa que el catalanismo civil es una corriente abierta que no opone lo catalán a lo español. Es inclemente con la corrupción política nacionalista y deja pequeño el epíteto quevedesco de ladrones a tres manos: dice que se desbordan las letrinas y que hay un retorno al feudalismo. Está claro que no quieren volver al tremendismo de Companys aunque los cuatro gatos de Esquerra a algunos de este lado les parezcan una manada de tigres. Pero todos van de farol. Quieren infundir miedo a los que ya no lo tienen. EL MUNDO. 1-12-2009 Editorial. El País Terror en Mauritania Tres miembros de una ONG catalana han sido secuestrados probablemente por la rama magrebí de Al Qaeda. Otro ciudadano francés desaparecido desde hace una semana puede estar en manos del mismo grupo terrorista, apresado en una zona fronteriza del norte de Malí. Son datos que, unidos al reciente asesinato de un rehén británico y al ametrallamiento de un ciudadano estadounidense, además de un atentado suicida contra la Embajada de Francia en la capital mauritana, Nuakchot, apuntan a un recrudecimiento de la actividad terrorista en la zona. La franquicia local de Al Qaeda parece repetir una estrategia ya ensayada en el Afganistán de los talibanes antes del 11-S y que consiste en utilizar los Estados fallidos como cuartel general desde donde planificar y llevar a cabo sus atentados. El fenómeno está adquiriendo dimensiones que obligarían a una acción preventiva más firme, y en múltiples planos, por parte de la comunidad internacional. Es previsible que el secuestro de los tres cooperantes catalanes plantee al Estado y a la sociedad española dilemas semejantes a los que hubo de enfrentar en el caso Alakrana, y es de esperar que las lecciones se hayan aprendido. Entre otras razones porque en esta ocasión, a diferencia del secuestro perpetrado por los piratas somalíes, los autores tratarán previsiblemente de justificar su extorsión bajo la máscara de reivindicaciones políticas. Cada escándalo que se provoque para debilitar la posición del Gobierno no sólo representará una baza genérica en manos de los terroristas, sino que será interpretado por ellos como una victoria en sí misma, suficiente para alentar nuevas acciones. No hay que olvidar que los yihadistas aspiran sobre todo a convertirse en actores políticos determinantes, y sólo marginalmente a obtener un rescate económico. El Gobierno, por su parte, está obligado a informar a los partidos políticos, bajo garantía de estricta reserva, de las alternativas que adopte para lograr un desenlace satisfactorio del secuestro. También debería extremarse la atención a las familias. La prioridad, una vez más, tiene que ser la seguridad de los rehenes, pero los medios para garantizarla deberían valorarse en función de las circunstancias y, en cualquier caso, contar con el respaldo de las fuerzas parlamentarias. Ante chantajes como el del Alakrana, o como el que podría plantearse en Mauritania, es habitual que los Gobiernos recurran a la fórmula de que mantienen abiertas todas las vías de solución. Es conveniente que se haga así, pero siempre sin perder de vista cuál es la vía prioritaria y cuáles son las alternativas, a fin de evitar espectáculos de improvisación y descoordinación como los vividos en el Índico. El secuestro de tres ciudadanos españoles a manos de un grupo terrorista que ha decidido imponer su siniestra ley en el Magreb no es un desafío al Gobierno, sino al Estado. La respuesta debería estar a la altura por parte de todos. EL PAÍS. 2-12-2009 Editorial. ABC Del Índico al Magreb CUANDO aún no se han extinguido los ecos del secuestro del buque «Alakrana», tres cooperantes españoles de la ONG catalana Acción Solidaria han sido secuestrados en Mauritania por un grupo que el Gobierno español considera integrado en la red de Al Qaida. Si esta autoría se confirmara, se abriría un nuevo frente conflictivo al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, enfrentado a otro secuestro sobre cuya resolución podrían pesar muchas de las palabras dichas para justificar la gestión de la crisis del «Alakrana». Tampoco está confirmado que los secuestradores hayan elegido a los cooperantes por su nacionalidad española. Si así fuera, la gravedad del hecho se cualificaría porque habría una intencionalidad directa contra España. En todo caso, la creación de un brazo terrorista de Al Qaida para el Magreb, en el que se integró la mayoría de grupos armados que operaban autónomamente en la región -fundamentalmente en Mauritania, Marruecos, Argelia y Túnez-, siempre tuvo una peligrosa proyección sobre nuestro país. No se puede ignorar que la reivindicación islamista de Al Andalus está presente en las principales declaraciones de sus ideólogos, como Ayman Al Zawahiri, «número dos» de Al Qaida, y otros cabecillas del entramado creado por Osama Bin Laden. Por desgracia, no puede obviarse tampoco el precedente del atentado que acabó con la vida de siete turistas españoles en el Yemen, en julio de 2007. Hay que confiar en que los servicios de inteligencia españoles dispongan de información que permita al Gobierno tomar medidas urgentes para lograr la liberación de los secuestrados. La zona es estratégica para la seguridad nacional y, por eso, es razonable presumir que el Ejecutivo cuenta con canales de información fiables y rápidos. Además, la amenaza integrista nunca ha cedido, aunque parezca que está recluida a Afganistán, Irak y Pakistán. Es una sombra que se cierne sobre todas las democracias occidentales y que genera reacciones de temor y rechazo, como se ha visto en Suiza, tras la aprobación por referéndum de la propuesta de prohibir la construcción de nuevos minaretes en las mezquitas. En todo caso, la gestión de este nuevo secuestro demostrará si el Gobierno ha aprendido algunas de las lecciones del «caso Alakrana», como la necesidad de coordinarse internamente, de transmitir mensajes coherentes y de tratar con respeto a la opinión pública. ABC. 1-12-2009

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