Argentina nacionaliza el 51% de YPF

«Una polí­tica de recuperación de la soberaní­a»

En una alocución a la nación a través de la radio, Cristina Kirchner afirmó que de «proseguir con la polí­tica de vaciamiento, de falta de producción y de exploración, nos tornarí­amos en un paí­s inviable, por polí­ticas empresariales y no por falta de recursos, ya que somos el tercer paí­s en el mundo, luego de China y EEUU, en reservas de gas». Agregando que el año pasado fue «la primera vez en 17 años que la Argentina tuvo que importar gas y petróleo».

A continuación denunció cómo a pesar de haber reducido la producción, YPF-Repsol ha duplicado sus ingresos en el último ejercicio, cuestionó la necesidad de importar combustibles para mantener la producción agrícola-ganadera e industrial y advirtió que nadie espere un exabrupto de su parte en respuesta a los agravios que la medida anunciada hoy pudiera provocar. El proyecto de ley contempla también que las acciones de YPF expropiadas no podrán ser vendidas sin la autorización del Parlamento, que necesitará las dos terceras partes de sus miembros para su enajenación, la misma mayoría que se establece para cambiar la Constitucion.¿Ataque a España, cuál ataque?Como si se tratara de una declaración de guerra, la furibunda reacción del gobierno y los principales medios de comunicación a los movimientos del gobierno argentino para una posible nacionalización de YPF, filial de Repsol, busca confundir lo ocurrido, presentándolo como una ataque a España y los españoles.«No son los intereses de España ni de los españoles los que están en juego» Lo primero que es necesario en este asunto es despejar la interesada confusión con que tratan de presentarlo. La posible nacionalización de YPF es una cuestión que afecta a Repsol, uno de los diez mayores monopolios petroleros privados del mundo, controlado por la tercera institución financiera de España, La Caixa. No son, pues, los intereses de España ni de los españoles, los que están en juego. ¿O es que acaso la compra de YPF por Repsol en 1999 se ha traducido en una disminución del precio de la gasolina que vende a los españoles? ¿Y cuánto hemos visto usted o yo de los miles de millones de euros de beneficios que Repsol ha sacado en 12 años de explotación del petróleo argentino?Despejado esto, la cuestión es preguntarse qué es lo que de verdad ha ocurrido entre Repsol y el gobierno argentino y por qué. Cambios en la correlación de fuerzasEn 1999, Repsol, entonces controlado por el BBVA, compró YPF –la primera empresa petrolera estatal creada en Iberoamérica en 1922– por 9.500 millones de dólares.«YPF fue vendida por una Argentina gobernada de facto por el FMI» Una operación que fue posible gracias a la conjunción de dos factores. En primer lugar, que la Argentina de entonces, presidida por Carlos Menem, estaba en realidad gobernada por el FMI. Que además de la paridad del peso con el dólar y una política brutal de rebajas salariales y recortes de gasto sociales, impuso una salvaje oleada de privatizaciones y venta al capital extranjero del sector publico, de la que no se salvó ninguna de las joyas de la corona de la economía argentina, incluida YPF. Y que condujeron al país a la quiebra y el saqueo a gran escala del “corralito”, sólo dos años después.Pero en segundo lugar, una compra que fue posible debido al inicio de la política de “relación especial y preferente” que el gobierno de Aznar intentó establecer con EEUU. Lo que permitió la entrada a saco de la oligarquía y los monopolios en todos los mercados iberoamericanos con el beneplácito de Washington y que condujo a la foto de las Azores y el apoyo a la guerra de Irak.De un lado una Argentina intervenida por Washington hasta el tuétano y entregada su soberanía al FMI por el nefasto Menem. Del otro, una oligarquía española que creía ser mas fuerte acercándose al mas fuerte de todos. De esa correlación de fuerzas nacieron las condiciones que hicieron posible la compra de YPF por Repsol.13 años después de aquello, sin embargo, la situación ha cambiado sensiblemente. Tras el desastre del corralito, Argentina ha recuperado buena parte de la soberanía nacional y la capacidad de decisión autónoma perdida. Lo cual, a su vez, le ha permitido ser el país de Iberoamérica que más ha crecido económicamente en la ultima década y rediseñar su política de alianzas y alineamientos internacionales, ganando fuerza y peso político. Hasta el punto que hoy, a diferencia de España, tiene una silla por derecho propio en el G-20.Por el contrario, España se encuentra en el ojo del huracán de las turbulencias del euro, forzada por el FMI y Berlín a aplicar una política similar de recortes y ajustes a la que entonces se aplicó a Argentina, y con un peso económico y político en caída libre.Soberanía energéticaEn esta nueva correlación de fuerzas, era sólo una cuestión de tiempo que el gobierno argentino estableciera un pulso con Repsol (y con el resto de monopolios y bancos españoles en el país) buscando revisar las condiciones en que fue entregada YPF. El mutismo del gobierno argentino sobre sus intenciones hasta el último momento, mostraba con claridad que estaba midiendo la resistencia que encontraba para decidir hasta donde puede llegar. En Buenos Aires se llegó a hablar de hasta cuatro borradores distintos, uno de los cuales, el finalmente aprobado, contemplaba la declaración del 51% de las acciones de YPF como bienes de “interés nacional”, lo que permitía su expropiación y compra a precio de mercado.Repsol niega las criticas que desde Argentina se hacen sobre la descapitalización de YPF y la falta de inversiones en los últimos años, pero lo cierto es que en 2011, y a pesar de haber descubierto nuevos yacimientos y más ricos, YPF descendió su producción de petróleo en un 6,5% y de gas en un 10,1%, provocando un serio problema de desabastecimiento energético en el país, que se vio obligado a importar petróleo extranjero por valor de 12.000 millones de dólares.La soberanía energética de un país más que autosuficiente en recursos es el nuevo peldaño que el gobierno argentino de Cristina Fernández ha decidido subir en su política de recuperación de la soberanía nacional. Lo que constituye un ejemplo para todos.

2 comentarios sobre “«Una polí­tica de recuperación de la soberaní­a»”

  • Cierto que la soberaní­a energética es un paso adelante para un paí­s, el caso es que esta situación no se da en un momento propio del movimiento argentino hacia esta. En mi opinión es una medida construida desde un discurso del siglo pasado, teledirigida en un momento de máxima debilidad en los mercados para España y con unas formas propias de un matón hacia una nación que atraviesa un momento de especial dificultad.
    Por cierto el análisis brilla por su ausencia en el artí­culo, ¿dónde queda la posición de la superpotencia y de la superpotencia antagonista en formación?
    Ahora parece ser, la teorí­a se da en sí­ misma, sin relación con la historia.
    Saludos,

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