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La «pandemia» económica se agrava

La progresiva llegada de las vacunas señalará la luz al final del túnel de la crisis sanitaria. Pero no ocurrirá lo mismo con la grave crisis económica y social que ésta ha desencadenado. 2021 trae un más que preocupante panorama para muchos sectores de las clases populares y trabajadoras.

Millones de españoles -trabajadores, autónomos y pymes- ya viven desde hace meses en una situación crítica, y que lejos de amainar aún puede empeorar el año que viene si no se actúa de manera contundente e inmediata.

Un reciente informe del servicio de estudios de CaixaBank pone números al impacto que la «pandemia» económica está teniendo sobre amplias capas del pueblo trabajador. Pese a que las previsiones dicen que nuestro PIB  aumentará un 6% el 2021, unas 750.000 personas pasarán a engrosar la lista de los que están en riesgo de pobreza o en una situación de exclusión social, sumando un 27% de la población de nuestro país, más de 12,5 millones de ciudadanos.

La principal fuente del aumento de la pobreza será el desempleo. El gobierno prevé que el año 2020 cierre con una tasa de paro del 17,1% (el doble de la tasa europea, unos 3,7 millones de personas), pero el Banco de España estima que este índice puede llegar en 2021 hasta el 21%, más de 4 millones de españoles. 

Entre estas cifras también están unos 430.000 autónomos que han tenido que darse de baja de la seguridad social este año, entre los que está «un 20% al que se le ha denegado la prestación por cese de actividad», como denuncia la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). En los últimos meses, el sector de los autónomos más afectado por esta situación se concentra en la hostelería, donde las restricciones a su actividad determinadas por la situación sanitaria han sido la puntilla a meses de escasos -o casi inexistentes- ingresos. 

Pero muchas de estas personas descenderán por debajo del umbral de la pobreza a pesar de tener trabajo. Los más afectados: los jóvenes, los trabajadores migrantes y los que tienen contratos temporales. Es la llamada pobreza laboral, un nuevo tipo de miseria que ha aumentado un 16% en España en la última década, pero que ahora se ha disparado. 

Otra pobreza «con apellidos» que está aumentando fruto de la «pandemia» económica es la pobreza energética. Hasta un 6% de las familias españolas tienen algún retraso o dificultad para pagar facturas del agua, el gas o la luz. Pero otro 15% adicional sufre temperaturas inadecuadas en el hogar y el 29% sufre dificultades para poder acceder a los suministros básicos. La realidad es, pues, que el 41% de españoles sufre en diferentes grados pobreza energética. 

Una crisis económica «de clase».

Cada día que pasa, la crisis económica que la pandemia de coronavirus ha desencadenado con toda su crudeza revela su naturaleza «de clase». Hasta el propio informe de Caixabank revela que las rentas bajas son las que más están sufriendo el desplome de sus condiciones salariales, sea porque han quedado en paro, sea por los ERTEs, sea porque su relación laboral -en muchos casos temporal, informal o precaria- ha quedado suspendida, desplomándose sus ingresos.

Según un reciente estudio, entre el tercer trimestre del año pasado y el mismo periodo de 2020, el impacto de la crisis ha afectado a 1,6 millones de trabajadores. De ellos, medio millón han perdido su empleo, otros 350.000 parados han dejado de buscar trabajo ante las pésimas perspectivas, y otros 850.000 están afectados por un ERTE. 

Para más inri, en las últimas semanas un colapso del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ha dejado sin cobrar el mes de noviembre a cientos de miles de trabajadores en ERTE en España, a los que les tocaba renovar la prórroga de estas prestaciones concedidas por el Gobierno. Y un laberinto burocrático a la hora de tramitar el millón de solicitudes del Ingreso Mínimo Vital está provocando que, casi medio año después de haber sido aprobado, menos de un 10% de los hogares solicitantes lo estén percibiendo.

Las ramas de la actividad económica de bajo valor añadido, las pymes de la hostelería, el transporte, el ocio o el comercio, justamente caracterizadas por absorber una gran cantidad de empleo precario y temporal, son las que más están sufriendo los cortes de actividad, y las que más están teniendo que recortar los salarios, cuando no cerrar las persianas.

Medidas urgentes y contundentes

Contener la crisis sanitaria ha precisado, en varios momentos de este año, tomar medidas audaces y enérgicas. De la misma manera, atender a las necesidades críticas de trabajadores, pymes y autónomos en esta gravísima situación no admite demora. 

De la misma manera que el Gobierno ha modificado las leyes y agilizado los trámites para que las grandes empresas puedan acceder a las ayudas europeas, ¿no es cien veces más imperativo eliminar las trabas burocráticas para que millones de familias puedan cobrar los ERTEs a tiempo o acceder de una vez al Ingreso Mínimo Vital del que depende su subsistencia? 

Cientos de miles de negocios de sectores como el de la hostelería o el comercio están al borde de la ruina, y exigen una y otra vez ayudas directas, a fondo perdido. ¿Piden la luna? En Alemania, las empresas de menos de 50 empleados y los autónomos reciben en ayudas el 75% de su facturación de 2019. Francia otorga a las pymes afectadas por las restricciones Covid ayudas de hasta 10.000 euros por empresa.

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