La batalla contra la crisis

Una encrucijada decisiva

Por fin hemos asistido a una movilización central de la clase obrera, aún a regañadientes de las cúpulas sindicales. Y por fin toman fuerza las posiciones que exigen poner coto a los desmanes de la gran banca. No es, desde luego, una simple coincidencia. La sólo aparición en escena de la clase obrera ha permitido que las posiciones mayoritarias de indignación contra el atraco financiero ganen presencia polí­tica. Por eso mismo, por el terreno que hemos conquistado, ahora la lí­nea es más decisiva que nunca. No todas las proclamas contra la banca sirven al objetivo de salir de la crisis en interés de los trabajadores. De la misma manera que no todos los que decí­an estar contra ETA -entre los que se incluí­a a un Madrazo que gobernaba con Ibarretxe, la madre de las arañas del etnicismo- combatí­a el terror. Como en otras batallas polí­ticas, la lí­nea que se imponga, el camino que acabe tomando el movimiento de lucha, determinará si podemos o no conseguir el objetivo de colocar los ingentes recursos disfrutados por unos pocos magnates financieros en beneficio de la inmensa mayorí­a.

La batalla de la OTAN Dos líneas enfrentadas La batalla de la OTAN, uno de los mayores movimientos de masas en nuestra historia reciente, es la rimera batalla de la que es preciso extraer enseñanzas.Unificación Comunista de España jugamos un papel fundamental al situar la batalla por impedir la entrada de España en la OTAN como la lucha fundamental.Estábamos en plena guerra fría e, instalada con Reagan en la Casa Blanca una línea de contención violenta del expansionismo soviético, EEUU exigía nuestra plena incorporación a su maquinaria militar costase lo que costase.La justeza de nuestra línea obligó a todos a tomar posición sobre este aspecto central. El conjunto de la izquierda, incluido el PCE, que entonces colocaban en primer plano luchas sectoriales, se unió al movimiento anti OTAN. E incluso el PSOE,entonces oposición a UCD, tuvo que incluir en su programa la promesa de un referéndum.Felipe González traicionó sus promesas por un plato de lentejas. Pero, paradójicamente, el principal obstáculo no fueron los ataques abiertos del PSOE sino la orientación prosoviética de una parte importante del movimiento anti OTAN.UCE unió en una misma consigna el “OTAN No” y el “Ni yanquis ni rusos”, señalando a ambas superpotencias como enemigos de los pueblos del mundo.Otras fuerzas, principalmente el PCE, apoyaban los planes expansionistas de Moscú.Junto a este elemento central, nuestro partido se esforzó por concentrar la exigencia en la celebración de un referéndum, potenciando el carácter democrático e intentando unir contra la entrada en la OTAN al 90% de la población, desde la derecha hasta la izquierda.Frente a esta orientación, las fuerzas prosoviéticas, bajo una fraseología aparentemente más izquierdista, trabajaban permanentemente por enfrentar al movimiento anti OTAN a sectores patrióticos por el hecho de ser cristianos, liberales, conservadores…La pugna entre estas dos líneas enfrentadas decidió el curso del movimiento anti OTAN, determinando que se perdiera el referéndum después de habérselo arrancado a Felipe González. La lucha contra el fascismo en Euskadi El problema era Arzallus En septiembre del año 2000, acudimos a la manifestación de San Sebastián, convocada por Basta Ya, con carteles donde se comparaba el totalitarismo étnico de Arzallus con el fascismo de Hitler.Aquí comenzó a ganarse la batalla de Euskadi.Hasta ese momento, la división entre dos campos antagónicos -los fascistas étnicos y los antifascistas- estaba emborronado al situar en primer plano el rechazo a ETA.Esa confusión permitía que Madrazo -manifestándose de palabra contra ETA pero gobernando en los hechos con los Arzallus e Ibarretxe, los “recogedores” de las nueces del terror- pudiera presentarse en el bando de los “demócratas”.Situar a Arzallus, a la línea nazifascista que él e Ibarretxe encabezaban, como blanco principal de la lucha por la libertad era la premisa ineludible para el éxito.Las organizaciones de la rebelión democrática, auténtico motor de la batalla contra el fascismo en Euskadi, comenzaron a señalar con el dedo a Arzallus. En el funeral de Joseba Pagaza, miembro de Basta Ya asesinado por ETA, Rosa Díez declaró que “si algo me ocurriera, quiero que todos sepan que Arzallus es el responsable”.Y precisamente, el discurso más venenoso era el de los que aparentemente formaban parte de “la lucha contra ETA” (Madrazo proviene del movimiento pacifista “Gesto por la Paz”) pero eran monaguillos de Ibarretxe, otorgándole una “coartada” de izquierdas con su presencia en el gobierno vasco.Persistir en esa línea, radicalizando la denuncia contra los Arzallus e Ibarretxe, es lo que permitió primero encerrar a Arzallus en un armario, y luego enviar a Ibarretxe a la oposición. Objetivos que unos años antes parecían impensables. La lucha por acabar con el paro y salir de la crisis Los recursos de la banca son nuestros… y los queremos En la batalla contra la crisis, hemos conseguido colocar en primer plano la exigencia de que los recursos de la banca se destinen a crear riqueza y empleo.Ha costado, porque durante años se ha instalado una cortina de humo, utilizando como espantajos a la iglesia o la patronal, mientras Zapatero legislaba a la medida de Botín.Ahora esa batalla está ganada, pero como ocurrió en la lucha contra la OTAN, cuando se logró arrancar la promesa del referéndum es cuando dio comienzo la contienda decisiva.Como entonces, de la línea y orientación que cojan las movilizaciones contra la crisis dependerá su éxito o fracaso.Porque colocar, como hace la dirección de IU, la exigencia de una banca pública como eje central del programa es desviar el blanco, encubrir a los auténticos enemigos.Leyendo la realidad desde la reivindicación fundamental de una banca pública, el blanco son los excesos del capitalismo salvaje, el frenesí privatizador o las ansias desreguladoras del neoliberalismo.¿Pero alguien puede defender que durante el franquismo, donde la mayoría de grandes monopolios eran públicos, y cuando existía todavía una banca pública relativamente importante, no existía “capitalismo salvaje”?Si todo se soluciona con una banca pública -que muchos países capitalistas ya admiten-, el problema no es porque apenas cinco bancos pueden concentrar, en sus reservas de “capital privado” casi toda la riqueza nacional.Y la exigencia de una banca pública confunde, porque encauza la indignación contra el atraco financiero hacia un terreno que no cuestiona la parte principal del expolio financiero.Una banca pública que canalice créditos a pymes y familias, sólo atenuaría las consecuencias más sangrantes del atraco, pero dejaría a salvo la mayor parte del capital y el poder de los ladrones. Que podrían seguir robándonos “por los cauces privados”.Salvando las distancias, es una política peligrosamente parecida a la de Obama, que con una mano regla miles de millones a la banca, y con la otra dicta medidas sociales como la reforma sanitaria o las ayudas a quienes pierden su casa.Lo que realmente nos interesa es nacionalizar la banca, disponer de los multimillonarios recursos amasados por los Botín de turno a través del expolio y la explotación.

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