SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Una Alemania más aislada

Tras la triple derrota de su política, en París, Atenas y en la septentrional región alemana de Schleswig-Holstein, la canciller Angela Merkel está más aislada, en Europa y en Alemania. Comienza la quiebra de cierto liderazgo alemán en Europa, que la reunificación nacional de 1990 y su estrategia exportadora hicieron posible. El peso de Alemania es mayor que el de cualquier otra nación europea, pero no alcanza para imponerse al conjunto.

Son tres datos imposibles de ignorar. En Francia, donde Merkel apoyaba al perdedor Nicolás Sarkozy, ha ganado François Hollande, el rival al que no quiso recibir y cuyo programa central es revisar el recetario alemán. En Grecia el 60% de los votos han ido a fuerzas políticas que rechazan ese mismo recetario: el recetario que ha hecho caer la renta media un 25% en solo un año, y que hace ingobernable el país. Las regionales de Schleswig-Holstein, arrojan la décima región alemana consecutiva en la que el gobierno conservador de Merkel no tiene mayoría.

Esos tres aspectos, aún no directamente intercomunicados entre sí para los alemanes, suscitan preguntas en el interior de Alemania. El problema, sin embargo, está en Francia, se sugiere aquí: Francia es un país anómalo que debe cambiar.

En Bruselas, el liderazgo alemán ha hecho al establishment de funcionarios no electos aun más autocrático en lo que en esencia es una defensa de los desmanes del poder financiero y un rechazo de políticas solidarias. Entonces, ¿cambiar Francia o poner de nuevo a Alemania en su lugar?

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