El Gobierno recorta los beneficios extraordinarios de las eléctricas para abaratar la luz

Un pellizco a las eléctricas… en la buena dirección

Las medidas del Plan de Choque son positivas en sí mismas y deben ser apoyadas, sobre todo en la medida en que -de forma limitada y parcial- tocan los gigantescos beneficios de las grandes eléctricas para abaratar la factura. Pero son apenas un “pellizco” en las obscenas ganancias monopolistas. Hace falta más, mucho más, para desmontar las bases económicas y legales que permiten a las eléctricas imponer un descarado atraco en la factura de la luz al conjunto de la población.

Con el precio de la electricidad disparado, pulverizando todos los récords (mañana miércoles 15 de septiembre alcanzará los 172,78 euros el megavatio hora) el Gobierno de coalición ha aprobado un Plan de Choque para rebajar la factura. Supone nuevas bajadas de impuestos, pero incluye, por vez primera, medidas que -de forma parcial y limitada- tocan los «beneficios caídos del cielo» de las grandes empresas eléctricas.

Hace una semana, en una entrevista en El País, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió a que «a finales de 2021 los españoles echen la vista atrás y vean que han pagado en la factura de la luz una cuantía similar y semejante a la que pagaron en 2018, lógicamente con el IPC descontado”.

Este lunes, en una entrevista en RTVE, el jefe de ejecutivo anunciaba los ejes del plan de choque que hoy martes aprueba el Consejo de Ministros. “Hay empresas energéticas que ahora mismo están teniendo beneficios extraordinarios. A mí eso no me parece aceptable, porque son beneficios que le vienen por la evolución del precio energético”. Por eso, aseguró Sánchez, el Gobierno va a «detraer beneficios extraordinarios de las empresas energéticas, que se lo pueden permitir, para topar el recibo del gas” para rebajar la factura.

El Plan de Choque del gobierno pasa por cuatro ejes: reformas estructurales para impulsar energías más limpias y baratas, medidas para proteger a los consumidores más vulnerables, reducción de algunos impuestos y detraer los beneficios extraordinarios que tienen algunas empresas energéticas para trasladarlos a la factura eléctrica.

Se limitan -parcialmente- los beneficios de las eléctricas

Lo más novedoso es esto último, porque hasta ahora el ejecutivo se había abstenido de tocar, ni siquiera un poco, los beneficios monopolistas de los gigantes energéticos. El Plan de Choque impone una aminoración temporal -solo hasta marzo de 2022- del exceso de retribución que tienen las centrales energéticas que no emiten gases de efecto invernadero, como las nucleares o hidroeléctricas. Disminuyendo las “retribuciones por el CO2 no emitido” se detraerán 650 millones de euros a las empresas del mercado eléctrico «que van a ir a los beneficios de los consumidores finales», ha asegurado Sánchez.

Lo que hasta ahora ocurría es que las centrales eléctricas, propiedad en su gran mayoría de las 5 gigantes energéticas -Iberdrola, Endesa, Naturgy, EDP y Repsol- estaban sometidas, por la legislación ambiental europea, a un sistema de “primas e impuestos”. Las centrales emisoras de CO2 -las que usan petróleo o gas- deben pagar fuertes impuestos ambientales, tasas que las grandes empresas eléctricas repercuten íntegramente en la factura del consumidor. Pero las que no emiten CO2 recibían retribuciones, primas por no contaminar (la atmósfera).

Hasta ahora el ejecutivo se había abstenido de tocar, ni siquiera un poco, los beneficios monopolistas de los gigantes energéticos. Es de celebrar que lo haga, aunque sea limitada, parcial e insuficientemente

Este sistema de retribuciones a las centrales ‘no-CO2’ supone una doble recompensa para las eléctricas. Porque los gigantes energéticos ya se benefician enormemente de estas centrales hidroeléctricas o nucleares, que producen electricidad a un coste de producción bajo, pero que (mediante un sistema de subastas mayoristas que les permite vender «el pollo al precio de bistec») venden la luz a Red Eléctrica al precio de la fuente energética más cara (la del gas), logrando márgenes de beneficios extraordinarios.

El ‘pellizco’ a los super beneficios de las eléctricas consiste en dos cosas.

  • Por un lado, se pone un tope máximo al precio del gas, que es lo que más encarece el resto de la factura.
  • Por otro lado, se limita temporalmente la fuente descarada de «beneficios caídos del cielo» de las “retribuciones por no contaminar”. Limitando así el precio de la electricidad para millones de consumidores.

Este anuncio ha sido acogido con satisfacción por las organizaciones de consumidores. «Este anuncio de Sánchez sí representa, por fin, una intervención en el mercado. El impacto positivo para los consumidores dependerá de la cuantía de ese tope. Si esto va en serio, las eléctricas caerán fuertemente en bolsa», dice Rubén Sánchez, portavoz de FACUA.

Se reducen más impuestos

El Plan de Choque también incluye la reducción del impuesto de la electricidad que se carga sobre la tarifa de la luz, del 5,11% actual al 0,5%, el mínimo permitido por la legislación comunitaria. Este es un impuesto cedido a las CCAA, por lo que el Gobierno Central deberá compensar a las autonomías por los ingresos perdidos.

Esta rebaja del impuesto de la electricidad se añade a la bajada del IVA del 21% al 10% para todos los consumidores con potencia contratada hasta 10 kilovatios (kW), y a de la supresión del impuesto de generación (del 7%) que pagan las eléctricas y que ellas repercuten en los consumidores.

Apenas un paso, pero en la buena dirección

Ambas medidas -la de topar el precio del gas y limitar los beneficios monopolistas, y esta nueva rebaja de impuestos- supondrán una pérdida de recaudación para el Estado de 1.400 millones de euros este año, pero servirán para abaratar el recibo de la luz.

No es posible atajar con el atraco monopolista que las grandes empresas eléctricas están perpetrando contra la población sin cuestionar de verdad sus intereses, sin políticas de redistribución de la riqueza que pongan coto a sus gigantescos beneficios.

Las medidas del Plan de Choque que limitan el precio del gas o que acaban con algunos “beneficios caídos del cielo” para las eléctricas apenas suponen un pequeño pinchazo, un leve aguijoneo para su tiranía monopolista. Aún así, los partidos y los medios de comunicación más descaradamente pro-oligárquicos han proferido todo tipo de alaridos, poniendo el grito en el cielo. Titulares como «hachazo a las eléctricas» o declaraciones como las de Pablo Casado, que compara estas medidas con el famoso «exprópiese» del gobierno bolivariano de Hugo Chávez, demuestran hasta qué punto los gigantes monopolistas y sus voceros políticos no soportan limitación alguna, por mínima que sea, a su capacidad para saquear al 90%.

Las grandes eléctricas siguen contando con toda una pléyade de mecanismos -tan legales como aberrantes- para imponer sus draconianos intereses en el mercado eléctrico al conjunto de la población. Desde una subasta mayorista que les permite vender luz de origen barato al precio de la más cara, a todo un sistema de peajes al consumidor (contadores, tasas de respaldo, etc…), pasando por sus prerrogativas para vaciar embalses de forma impune si así lo dictan sus intereses.

Desde estas páginas hemos insistido en que no es posible atajar con el atraco monopolista que las grandes empresas eléctricas están perpetrando contra la población sin cuestionar de verdad sus intereses, sin políticas de redistribución de la riqueza que pongan coto a sus gigantescos beneficios.

  • Es necesario acabar con el sistema de subastas mayoristas que les permite vender luz barata al precio de la más cara, obteniendo más de 5.000 millones de euros de beneficios.
  • Es necesario compensar la merma en la recaudación de las arcas públicas que la -desde luego necesaria y positiva- bajada de impuestos produce, con que el Estado entre en el accionariado de estas grandes empresas energéticas y equilibre, vía dividendos, lo que deja de percibir vía impuestos. Obteniendo además una posición de «presión» dentro de estas empresas.
  • Es necesario desmontar todo el sistema de tarifas y tasas abusivas e innecesarias para el consumidor, como el de los contadores de la luz, o eliminar el pago por déficit de tarifa.
  • Es necesario impulsar leyes antimonopolistas que promuevan las pequeñas empresas y cooperativas de producción y distribución de energía eléctrica.
  • Y es imprescindible la creación de una gran empresa pública de electricidad, ligado a fuentes de energía limpias y renovables -hidroeléctrica, eólica- que impacte en el mercado de la electricidad, obligando a bajar los precios.

Las medidas del Plan de Choque son positivas en sí mismas y deben ser apoyadas, sobre todo en la medida en que -de forma limitada y parcial- tocan los gigantescos beneficios de las grandes eléctricas para abaratar la factura. Son un “pellizco” en la buena dirección, fruto de la influencia que ejerce el viento popular en el gobierno de coalición.

Pero hace falta más, mucho más, para desmontar las bases económicas y legales que permiten a los monopolios energéticos imponer un descarado atraco en la factura de la luz al conjunto de la población.

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