El presidente español, Pedro Sánchez, acaba de visitar Israel y Palestina. También en calidad de presidente rotatorio de la UE.
Esta visita ha sido frontalmente criticada desde dos posiciones. Por un lado las de los proisraelíes, siempre coincidentes con los más pronorteamericanos, que echan en cara a Sánchez no apoyar sin peros a Israel. Por otro la de quienes, sin condenar previamente el terrorismo de Hamás, afirman que al estrechar la mano de Netanyahu Sánchez está blanqueando el genocidio israelí en Gaza.
Partiendo de una tercera posición, la expresada en el manifiesto “Hay que parar la guerra. Ni terrorismo ni genocidio”, apoyamos la postura expresada por Sánchez en esta visita, porque es un paso que permite avanzar hacia la paz.
Respaldamos que el presidente español haya condenado el terrorismo de Hamás al tiempo que exigía a Israel acabar con la masacre de civiles en Gaza. Remarcando que “la respuesta a los atentados no puede implicar la muerte de miles de niños”. Y apoyamos que Sánchez reclamara “hacer permanente el alto el fuego”, así como una solución política basada en el reconocimiento del Estado palestino.
Es un paso que va en la dirección de trabajar por detener la barbarie y conseguir una paz justa.
Sánchez es el único alto mandatario de un país europeo que al visitar Israel ha reclamado ante sus más altas autoridades el fin del asesinato indiscriminado de civiles. Mostrando una posición que en este caso se diferencia también del apoyo incondicional y cerrado de EEUU a la barbarie desencadenada por Israel en Gaza.
Sánchez se une a Josep Borrell, que en el país hebrero quiso dejar claro que “un horror no justifica otro”, aludiendo a que la matanza de Hamás no da a Israel el plácet para ejecutar matanzas en Gaza. Y también a la posición de Bélgica, cuya viceprimera ministra ha pedido a la UE sanciones para Israel, denunciando que “la lluvia de bombas es inhumana”
Otros, como la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula Von der Leyen, o el canciller germano, Olaf Scholz, se alinearon de forma incondicional con Israel, sin poner un solo pero a su criminal actuación en Gaza.
Ante el primer ministro y el presidente de Israel, y acompañado del primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo, Sánchez ha reafirmado que “las atrocidades cometidas por la organización terrorista Hamas son absolutamente estremecedoras”. Reconociendo que “Israel tiene derecho a la autodefensa”.
Para a continuación añadir, dirigiéndose a Netanyahu: “permítame ser claro. Israel debe respetar el derecho y la legalidad internacional. La cifra de palestinos muertos es insoportable”.
La invasión israelí ya ha provocado 14.500 muertos, entre ellos 5.600 menores.
Sánchez ha añadido que, además de detener las matanzas de civiles, hay que “detener urgentemente la catástrofe humanitaria”. Para “evitar el riesgo de que más personas mueran de hambruna” a causa del bloqueo total de Gaza.
El presidente español ha vuelto a posicionarse por la “solución de los dos Estados”; que exige el reconocimiento del Estado palestino”. Ofreciendo España como sede de una conferencia internacional de paz.
Al Estado israelí no le han gustado nada las palabras de Sánchez. Acaba de anunciar que no acudirá a la reunión de Foro Unión por el Mediterráneo que se celebrará en Barcelona, a pesar de haber comprometido su presencia.
La posición del presidente coincide con la inmensa mayoría de españoles y también con la corriente principal en el planeta que, tras condenar el terrorismo, exige el fin del genocidio que Israel está ejecutando en Gaza.
Los que, desde el apoyo incondicional a Tel Aviv, le reprochan haber expresado duras críticas a Israel defienden que continúe la matanza de civiles en Gaza.
Y quienes le acusan de “blanquear el genocidio israelí” dirigen sus críticas contra el único mandatario europeo que ha denunciado, también en Tel Aviv, las atrocidades de Israel, y que ha disentido respecto al apoyo de Washington y sus más estrechos aliados respecto a Tel Aviv. Y, sobre todo, al no condenar tajantemente el terrorismo de Hamás, se enfrentan al sentir general y prestan objetivamente un servicio a Israel.
La respuesta de Pedro Sánchez va en el camino expresado por el manifiesto “Hay que parar la guerra. Ni terrorismo ni genocidio”. Camina en la dirección justa. Y permite que España pueda ser un factor de paz.
El gobierno español debe poner todo su empeño y capacidades al servicio de conseguir un alto el fuego permanente, que acabe con el asesinato de civiles inocentes. Y ha de trabajar para abrir paso a la solución de “los dos Estados”, reconociendo al Estado palestino, tal y como el parlamento aprobó en 2014 con un voto casi unánime de todos los diputados.