Economí­a

Un pacto de progreso por los salarios

Rebajarlos y seguir extendiendo la rebaja salarial al conjunto de los trabajadores. Ese es uno de los objetivos clave de este gobierno.

Solo con un pacto de progreso apoyado por las organizaciones sindicales, políticas y sociales del conjunto de la sociedad y la movilización de las clases trabajadoras y populares.

Sólo con un entendimiento entre estas dos fuerzas, del parlamento y de la sociedad, podremos hacer frente a los intentos del gobierno de Rajoy de mantener la reforma laboral para extender y consolidar un mercado precario y de bajos salarios.

¿Qué fuerzas tienen que integrar ese frente? Todas las que no sean el PP, junto al PNV o la antigua Convergencia que han demostrado su apoyo a la línea de reformas laborales que han conducido a la precarización laboral y salarial.

Desde al PSOE a Podemos, pasando por Ciudadanos llevan en su seno los millones de votos de esa mayoría social, expresada electoralmente, que reclaman el fin de los recortes salariales y la degradación de las condiciones laborales. Independientemente de la posición que adoptan las direcciones de esos partidos en el día a día de la actividad política.

Pero contando también con todas las fuerzas de izquierda y progresistas que no están en el Parlamento y que han cosechado el apoyo de casi un millón de votos. Junto al conjunto de fuerzas sindicales, no sólo las mayoritarias y las demás de ámbito general, sino también de los cientos de organizaciones sindicales y profesionales que hay en el conjunto de autonomías. Y con las organizaciones y movimientos sociales, personalidades y ciudadanos activos.

¿Por qué necesitamos una gran unidad? Porque en esta lucha hay que hacer frente a enemigos muy poderosos. El gobierno de Rajoy, apoyado por los grandes grupos del IBEX-35, las grandes fortunas y por la línea editorial de lo principales medios de comunicación. Y sobre todo el gran capital extranjero y las multinacionales que presionan a través del FMI y Bruselas para que se sigan rebajando los salarios y rentas de la inmensa mayoría de la población trabajadora.

¿De qué depende? Que este compromiso o Pacto de Progreso por salarios dignos, político y social, sea posible sólo depende de la voluntad de trabajar por ello.

De que las principales fuerzas parlamentarias que han acumulado el voto de la mayoría social de progreso dejen a un lado las diferencias y se pongan a trabajar por la unidad.

De que cada organización política, sindical o social, de que cada personalidad y ciudadano activo, como la militancia de todas las organizaciones, trabajemos por unir toda esta inmensa fuerza popular en torno a un Pacto de Progreso por los salarios, que recupere el poder adquisitivo de los salarios y los eleve al nivel suficiente (¡qué menos que 1.000 euros netos al mes!) para permitir un nivel de vida digno para todos los trabajadores y sus familias y acaben con los trabajadores pobres que extiende la reforma laboral con los salarios de miseria.

¿Qué quieren hacer con los salarios?

* Cambiar empleo por rebaja salarial. De cada diez empleos nuevos que se crean sólo 1 es indefinido y los otros 9 son temporales. Y de ellos el 95,5% son a tiempo parcial.

La duración media de los contratos temporales ha caído hasta los 58 días, se ha reducido en 30 días en los últimos ocho años. Y uno de cada cuatro dura 7 días o menos. Y según la EPA la contratación temporal y a tiempo parcial afecta fundamentalmente a los jóvenes menores de 30 años, que concentran el 58% de ese tipo de contratos.

Este es el mercado laboral que está creando Rajoy y su reforma laboral: reducen el paro a costa de generalizar los contratos precarios y la rebaja salarial.

* Seguir abaratando los salarios. Primero con los “contratos basura” por horas: afectan a 3,5 millones de trabajadores que cobran menos de 350 euros al mes, y que en los últimos años han crecido en más de medio millón. Estos trabajadores salen de las listas del paro oficiales pero no se pueden considerar puestos de trabajo reales. Son trabajo invisible.

Segundo, sustituyendo el empleo fijo y estable con salarios más altos por contratos temporales con una rebaja salarial media del 36,6%. Así se deduce de la Encuesta de Estructura Salarial publicada por el INE, reconocido por un estudio del Banco de España: los trabajadores que se envían al paro y vuelven a ser contratados lo hacen con salarios recortados ese 36,6% de media.

Tercero, aplicando la flexibilidad laboral en el interior de la empresa y eliminado los derechos laborales adquiridos. La reforma laboral ha dejado las manos libres al empresario para que aplique a discreción la flexibilidad laboral: modificando la jornada laboral, horarios laborales, periodos de producción y vacaciones o eliminando timpo de descanso y “bocadillo”; con lo que no se pagan horas extras ni pluses por peligrosidad, nocturnidad ni festivos.

Casi el 60% de las horas extras no se pagan. Cada semana se roban 4 millones de horas extra a los trabajadores.

* Quitar del horizonte de cualquier nuevo trabajador la esperanza de estabilidad laboral. Bajo el chantaje de que “hay crisis” y la amenaza de “hay 4,5 millones de parados esperando” se obliga a los trabajadores a aceptar cualquier tipo de trabajo, en las condiciones que sean y con salario reducido, independientemente de la cualificación. Tanto para los nuevos trabajadores jóvenes que se incorporan como para los que vienen del paro. Hoy miles de jóvenes tienen que eliminar de sus currículos parte de su cualificación profesional o doctoral para que les contraten.

* Rebajar el poder adquisitivo de los salarios. Hoy los salarios han perdido, en los últimos siete años, más del 25% de su poder adquisitivo. A la rebaja en las nóminas hay que sumar la pérdida de poder adquisitivo por la escandalosa subida de los precios de los servicios básicos (luz, agua, transporte…) impuestos por los monopolios que controlan la energía y los servicios. El más escandaloso la subida de un 80% del recibo de la luz en los últimos años.

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