Un momento de gracia para Obama

«Tomó la decisión correcta, hace ocho meses, de reactivar la caza de Osama bin Laden en Pakistán. Tomó la decisión correcta, estos últimos dí­as, de permitir el ataque a la ciudad donde se escondí­a el jefe de al-Qaida. Tomó la decisión correcta al decidir una incursión de las fuerzas especiales, no un ataque a distancia -de aviones o misiles- que podrí­a haber causado ví­ctimas a su alrededor.»

Obama ha salido engrandecido. A menos de dos años de las elecciones residenciales en noviembre de 2012, donde tiene previsto presentarse a un segundo mandato, no es un asunto trivial. Ha hecho callar a sus oponentes republicanos que seguían planteando dudas sobre su capacidad para tomar decisiones difíciles. Ha ridiculizado a los que le calificaron como "espectador en jefe" en lugar de comandante en jefe. Ha enviado al enanismo político a aquellos que, dudando de su ciudadanía, pusieron en tela de juicio su "americanidad." Finalmente, abandona a su bajeza moral a los que nunca reconocieron que un hombre negro y con un padre musulmán pueda ser el presidente de los Estados Unidos. (LE MONDE) DIARIO DEL PUEBLO.- Washington debe aprovechar la oportunidad para declarar que la guerra contra el terror ha llegado a un final exitoso y reducir su intervención militar excesiva en ultramar, con vistas a evitar el agotamiento de su poderío nacional. De esta manera, las economías de EEUU y el resto del mundo pueden librarse de desequilibrios. El problema es que el imperativo moral que ha acompañado a EEUU como única superpotencia del mundo, tras años de abuso de su poder militar, ha propiciado la consolidación de un grupo de interés de gran alcance, que está intentando mantener al país en el mismo sendero bélico, sin importar si sus aventuras militares en ultramar se constituyen en excesivo gravamen para el poderío del país. Francia. Le Monde Un momento de gracia para el presidente Obama Barack Obama debe estar saboreando el momento. Con todo el derecho. El presidente de EEUU ha crecido en estatura. Tomó la decisión correcta, hace ocho meses, de reactivar la caza de Osama bin Laden en Pakistán. Tomó la decisión correcta, estos últimos días, de permitir el ataque a la ciudad donde se escondía el jefe de al-Qaida. Tomó la decisión correcta al decidir una incursión de las fuerzas especiales, no un ataque a distancia –de aviones o misiles– que podría haber causado víctimas a su alrededor. Anunció la noticia con estilo, rindiendo homenaje a sus predecesores y a las fuerzas armadas: un discurso sobrio, desprovisto de cualquier triunfalismo o énfasis – nada del ridículo "Misión Cumplida", lanzado por su predecesor, George W. Bush, vestido como piloto de caza, para proclamar en 2003, en la cubierta de un portaaviones, la "victoria" americana en Irak… Por un lado, la clase; por el otro, una especie de machismo trasladado al escenario por un cómico malo. Otro escenario es que Bin Laden hubiera sido detenido, informado de sus derechos y luego llevado ante la justicia. Las circunstancias –o los responsables– lo han impedido. En cualquier caso, Obama ha salido engrandecido. A menos de dos años de las elecciones presidenciales en noviembre de 2012, donde tiene previsto presentarse a un segundo mandato, no es un asunto trivial. Ha hecho callar a sus oponentes republicanos que seguían planteando dudas sobre su capacidad para tomar decisiones difíciles. Ha ridiculizado a los que le calificaron como "espectador en jefe" en lugar de comandante en jefe. Ha enviado al enanismo político a aquellos que, dudando de su ciudadanía, pusieron en tela de juicio su "americanidad" y le obligaron recientemente a presentar un certificado de nacimiento completa, demostrando que nació en Estados Unidos. Finalmente, abandona a su bajeza moral a los que nunca reconocieron que un hombre negro y con un padre musulmán pueda ser el presidente de los Estados Unidos. Esto es importante porque no es la crítica de una minoría. Es un discurso trillado por muchos oradores estrella del bando republicano. Transmitido con fuerza por un medio masivo de comunicación a su entera disposición: la Fox News de Rupert Murdoch. Obama debe utilizar este momento plenamente. Dado que no va a durar. El presidente demócrata es un político demasiado fino para ignorarlo. Ha crecido en estatura, se ha dicho. Da un impulso a la moral de los estadounidenses, que realmente lo necesitan. Pero la elección se jugará en os temas económicos: desempleo, crecimiento, deuda, etc. George Bush padre, prudente gestor del final de la Guerra Fría y coronado con la salida de las tropas iraquíes de Kuwait, no fue reelegido en 1992 – debido especialmente a un crecimiento débil. Mañana, Obama se reencontrará con los asuntos internos y la ingratitud de una situación caracterizada por una serie de malos indicadores económicos. Pero lo enfrentará con una imagen realzada, la de un hombre que supo tomar la decisión correcta en el momento adecuado. ¡No debe dejar pasar su momento de placer! LE MONDE. 4-5-2011 China. Diario del Pueblo Muerte de Bin Laden sólo traerá beneficios a corto plazo Mei Xinyu Un análisis integral de las posibles consecuencias de la muerte del líder de la red Al Qaeda, Osama bin Laden, permite concluir que resulta improbable que la situación total de la economía internacional se vea afectada en demasía por el suceso. La región donde prevalecía su accionar implica apenas una parte pequeña de la economía global y una parte incluso más pequeña en el aporte productivo a la economía real. La influencia de al-Qaida se concentró principalmente en países del Oriente Medio y África del Norte, y según la revista “Perspectiva económica mundial”, publicada por el Fondo Monetario Internacional en abril de 2011, estas áreas sólo abarcan cerca del 5 por ciento del PIB global real. Los efectos de la muerte de bin Laden se notarán principalmente en el sector financiero y la economía virtual, no en la economía real, pero si su muerte afectara los fundamentos de la economía global real, entonces Washington debe aprovechar la oportunidad para declarar que la guerra contra el terror ha llegado a un final exitoso y reducir su intervención militar excesiva en ultramar, con vistas a evitar el agotamiento de su poderío nacional. De esta manera, las economías de EEUU y el resto del mundo pueden librarse de desequilibrios. El problema es que el imperativo moral que ha acompañado a EEUU como única superpotencia del mundo, tras años de abuso de su poder militar, ha propiciado la consolidación de un grupo de interés de gran alcance, que está intentando mantener al país en el mismo sendero bélico, sin importar si sus aventuras militares en ultramar se constituyen en excesivo gravamen para el poderío del país. Si se toman en cuenta las fuerzas de línea dura en EEUU que abogan por la intervención militar en ultramar, así como los numerosos grupos que en otras tierras colocan sus esperanzas en la intervención estadounidense para alcanzar el poder en sus tierras, es fácil entender hasta dónde llega el dominio de estos grupos de interés sobre la política de Washington. Libia es un buen ejemplo en ese sentido. Aunque el Gobierno de EEUU insistió inicialmente en la no-injerencia, al final cedió. A pesar de no tenerlas todas consigo respecto a la oposición libia, EEUU les proveyó más adelante de millonaria asistencia militar. Y aun cuando no causará graves trastornos en los mercados financieros y la economía virtual, la muerte de bin Laden sí podría tener serias consecuencias, de producirse una revocación fundamental de las políticas monetarias y fiscales de EEUU. Así, si la Reserva Federal de EEUU anunciara un inmediata conclusión de su política monetaria flexible y comenzara a elevar los tipos de interés, podrían esperarse ganancias en el mercado de artículos y un alza en el valor del dólar. DIARIO DEL PUEBLO. 4-5-2011

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