Selección de prensa nacional

Un escándalo de derroche

¿Están seguros de que el escándalo es sólo de derroche? La pregunta viene a cuento de la columna que escribe hoy Ignacio Camacho en ABC a raí­z de la filtración al prensa de los gastos personales que los miembros del gobierno británico han cargado a cuenta de los presupuestos del Estado.

Que un rimer ministro cargue a cuenta de su gobierno los gastos de la mujer de la limpieza que comparte con su hermano para limpiar sus respectivos hogares es más que dudoso que pueda considerarse en el terreno del derroche o del despilfarro, sino que más bien entra en la categoría de la corrupción pura y dura. Lo mismo que el hecho de que una de sus ministras, casada con uno de los mayores multimillonarios británicos, autor de afamados best-sellers, cargue a las cuentas públicas los gastos de seguridad de su lujosa mansión situada en el barrio más exquisito de Londres. Las cantidades, de unos pocos miles de euros, pueden dar la errónea impresión de que estamos ante un caso menor, casi irrelevante. Pero es mucho más que eso. Porque lo que hace es poner de manifiesto el grado de despilfarro, lindante con la corrupción, que recorre de arriba abajo hasta las más viejas y acreditadas democracias de los países desarrollados. Con una mano, los gobiernos piden sacrificios a sus ciudadanos y anunciar un período de austeridad “para todos”. Con la otra, entregan multimillonarias cantidades de dinero público a los banqueros y utilizan fondos públicos para usos privados y particulares. ¿Derroche, despilfarro? Pues si esa es su denominación, entonces habrá que empezar a revisar la definición legal de la corrupción, y considerar seriamente el despilfarro de los fondos públicos como un nuevo capítulo que entra de lleno en lo que toda la vida hemos conocido como flagrante corrupción. Opinión. ABC UN ESCÁNDALO DE DERROCHE Ignacio Camacho UN serio escándalo de despilfarro de fondos públicos para usos particulares amenaza la carrera política del primer ministro y la mitad de su equipo de colaboradores y parlamentarios de confianza. En un país azotado por la crisis, las prebendas disfrutadas por la clase dirigente han indignado a la opinión pública y colocado al Gobierno contra las cuerdas. Pese a tratarse de gastos legales, la publicación en la prensa de las dietas y asignaciones para fines domésticos de buena parte de la nomenclatura ha achicharrado la ya muy abrasada popularidad del gabinete, cuyos miembros se han visto obligados a pedir disculpas y reconocer en medio del bochorno general que el sistema ha dado lugar a abusos inadmisibles. Por el detalle de las disculpas habrán adivinado los lectores que no se trata de un asunto español, sino de Gran Bretaña, una nación donde aún existe un cierto respeto por las reglas no escritas de ética democrática. Sucede, sin embargo, que las cantidades reprochadas a Gordon Brown y sus adláteres apenas son de unos miles de euros, invertidos mediante ciertos trucos de cobertura legal en la decoración y mantenimiento de sus residencias. Es posible que la totalidad de esos gastos no alcance siquiera a los que algunos de nuestros dirigentes autonómicos derrochan en tunear sus automóviles y sus despachos. En España los ministros remodelan a su antojo viviendas oficiales y sedes administrativas, mientras el presidente del Gobierno contrata asesores sin tasa y manda instalar sanitarios de alta tecnología en los lavabos. Las cifras que han causado alboroto nacional en el Reino Unido las consume aquí en protocolo cualquier concejal de una ciudad mediana. Y no es que a nadie se le ocurra ni por asomo excusarse; es que tampoco, en la mayoría de los casos, siente atisbo alguno de presión ciudadana que reclame una explicación y un cambio de conducta. Ni el Gobierno de la nación ni los de la mayoría de las comunidades autónomas han sentido siquiera el impulso retórico de reducir su organigrama como gesto simbólico de austeridad para con unos administrados asfixiados por las dificultades laborales y financieras. Si después de este sonrojante episodio el premier británico tuviese la ocurrencia de proponer una subida de impuestos para hacer frente al incremento del gasto público forzado por la recesión, se armaría tal revuelo que sus escasas expectativas quedarían pulverizadas en el acto. Es posible que esta semana próxima, en España, el presidente Zapatero anuncie en las Cortes un grupo de medidas de mayor presión fiscal. Saque el lector las conclusiones que estime pertinentes, pero la concesión de la nacionalidad británica está sometida a estrictas reglas y controles inaccesibles para la mayoría de nosotros ABC. 10-5-2009 Editorial. El País INDICIOS SIN CONFIRMAR Los indicadores de confianza económica y las declaraciones de algunos responsables económicos a los que se supone información cierta y privilegiada, como el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, han contribuido a excitar un debate sobre la posibilidad de una recuperación económica más rápida de lo que prevén los organismos internacionales que, como el Fondo Monetario Internacional o la OCDE, retrasan las primeras tasas de crecimiento positivo hasta mediados de 2010. Son los "brotes verdes" de la economía que mencionó la vicepresidenta Elena Salgado tras el Consejo de Ministros extraordinario del miércoles pasado, aunque en el caso de la economía española los indicios, si existen, sean tan escasos que, en lo que importa, apenas van más allá de que el paro vaya a crecer de forma menos rápida en los próximos meses. No es posible decidir de forma terminante si los brotes verdes son indicios consistentes o simples espejismos sin valor. Los cálculos econométricos aplican, grosso modo, la extrapolación de las estadísticas previas con correcciones que suelen resultar insuficientes para detectar un cambio de tendencia en la actividad; pero, si no hay que creer sus conclusiones a pie juntillas, tampoco hay que perder de vista que en esta recesión cualquier recuperación depende fundamentalmente de la normalización del sistema bancario, y el primer y más importante sistema bancario que hay que normalizar es el de Estados Unidos. Dicho de otro modo, si la gestión de Timothy Geithner y Ben Bernanke consigue que Bank of America, Wells Fargo y Citigroup retornen a una línea de estabilidad crediticia, podrá decirse sin dudar que las previsiones del FMI y la OCDE son excesivamente pesimistas y que la recuperación mundial llegará antes de mediados de 2010. Pero si el sistema financiero no se estabiliza, si aparece una nueva oleada de incertidumbres y desconfianzas -otro Lehman Brothers, otra intervención drástica o una nueva quiebra en ciernes-, las predicciones del Fondo y otros organismos internacionales que extrapolan el pasado reciente, oscuras en sí mismas, se convertirán automáticamente en optimistas. Pero aunque la recesión penda del hilo bancario, los bancos centrales tienen un papel importante en la tarea de sostener la actividad económica en la medida que lo permitan sus resortes monetarios. La decisión del BCE de comprar cédulas hipotecarias por un importe de hasta 60.000 millones de euros es una medida poco convencional, pero muy pertinente; todavía más, si las circunstancias lo exigen, y probablemente lo harán, el BCE debería estar dispuesto a comprar otros títulos, con el fin de evitar que se arruinen las empresas poco o nada servidas por las entidades financieras. La teoría de los brotes verdesparece, en conclusión, una materialización del deseo de que se acabe una crisis enrevesada y cuyas posibles soluciones tropiezan además con la resistencia organizada de las entidades financieras estadounidenses a aceptar un endurecimiento de las normas de regulación bancaria. El optimismo es particularmente extraño en la economía española, porque necesita de tasas de crecimiento económico muy elevadas para crear empleo. Y esas tasas no se conseguirán, ni siquiera en el caso del más verde de los brotes, antes de 2011. EL PAÍS. 10-5-2009 Opinión. El Correo LA HUCHA DE TRICHET Manuel Alcántara El dinero siempre ha valido lo que ha costado ganarlo. Por eso su precio ha venido siendo tan desigual para unos y otros, hasta el punto de que hasta los más listos han llegado a confundir valor y precio. Ahora, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, ha anunciado una bajada tan histórica que sin duda será la última. El recorte de los tipos hasta el uno por ciento, que supone el séptimo descenso desde octubre del año pasado, deja al dinero cuerpo a tierra, lo que no significa que esté al alcance de los que viven de la economía subterránea. A pesar de su turbio historial, puede decirse que el dinero nunca había caído tan bajo. Quizá la hucha del señor Trichet tenga un resorte que haga emerger a las monedas últimas. Lo que sí parece claro es que él tiene un telescopio que le permite divisar en lontananza lo que nadie ha visto todavía. El funcionario francés observa cómo mejoran las expectativas y aparecen «tímidas señales de estabilización». Hombres como él son los que necesitamos en España, donde el optimismo se ha refugiado en los políticos más embusteros, que son siempre los que ocupan el poder, sean del partido que sean. Mientras el presidente del BCE destinará 60.000 millones, aquí lo que buscamos es la manera de cargarles a los usuarios la tasa para financiar la RTVE. Se ha pensado en las ‘telecos’, pero quizá sería mejor vender unos cromos con nuestras últimas celebridades, dignos continuadores del cojo Manteca, el Dioni o el Cachuli. En nada desmerece de ellos el Bigotes, amigo íntimo del presidente valenciano, Francisco Camps, el mismo que viste y calza, al que montó un acto en Miami por 36.000 euros. También tiene una hucha, como el señor Trichet. EL CORREO. 10-5-2009

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