EL ESTETOSCOPIO

Ultrasonidos y cáncer

El Dr. Hamid Reza Chabok, un cientí­fico iraní­ perteneciente a la NASA, ha creado un método basado en la tecnologí­a de ultrasonido para tratar diferentes tipos de cáncer. El método es barato e inocuo y no precisa hospitalización ni anestesia.

Ha sido probado en pacientes con cáncer de útero y próstata y ha sido aprobado por la FDA, la Agencia de Alimentos y Medicamentos norteamericana.

Sirve para diagnosticar el tumor y tratarlo a la vez. Por ello es más eficaz que los actualmente disponibles. En el caso del cáncer prostático, se puede curar en dos o tres sesiones eliminando el riesgo que supone el uso de radiaciones, posible fuente de nuevos cánceres.

HIFU son las siglas High Intensity Focused Ultrasound funciona focalizando el ultrasonido en un punto como una lupa con el sol para quemar literalmente el tumor.

A pesar de ser un tratamiento libre de toxicidad para el enfermo, no es todavía realizado en muchos países. Ni siquiera la noticia ha tenido eco en los principales medios de comunicación del país.

¿Qué son los ultrasonidos?

Los ultrasonidos son las ondas sonoras que abarcan el espectro de frecuencias que superan el límite del oído humano. Pájaros, perros, murciélagos o delfines los utilizan como medio de orientación, comunicación, localización de alimentos, defensa, etc.

«Funciona focalizando el ultrasonido en el tumor»

La aplicación de los ultrasonidos se ha popularizado por la ecografía, una de las herramientas de diagnóstico más utilizadas en la medicina moderna.

La técnica recoge los sonidos que emite una sonda llamada transductor, aprovechando la diferente velocidad de propagación de las ondas de los tejidos del cuerpo, y las transforma en señales eléctricas que permiten visualizar los tejidos en una pantalla en diferentes tonos de grises.

Las ventajas saltan a la vista. Barato, inocuo y con la gran ventaja de tener imágenes en tiempo real.

Las técnicas de ultrasonido utilizan ondas mecánicas, mientras que la radiología (rayos X, resonancia magnética…) usa ondas electromagnéticas. Sin embargo, en tanto la ecografía es una técnica diagnóstica que nació en los años cincuenta asociada a la práctica hospitalaria y dominada por los radiólogos, se consideró como una rama más de la radiología. Hoy diferentes especialidades la usan de forma independiente.

Gracias a los avances informáticos se han introducido mejoras drásticas en los equipos. Son más ligeros y totalmente digitalizados, con imágenes de gran calidad y con capacidad de explorar cada vez más al detalle las estructuras del cuerpo.

Breve historia de los ultrasonidos.

El biólogo italiano Lazzaro Spallanzani, en 1794 comprobó que el murciélago era capaz de orientarse y volar en una habitación oscura y con los ojos tapados. Más tarde se supo que era posible gracias a unos gritos inaudibles, ultrasónicos, que emiten, recibiendo los ecos por su aparato auditivo.

Lord Rayleigh publicó en 1877 «la Teoría del Sonido» y describió por primera vez una onda de sonido como una ecuación matemática, que constituye la base de los futuros trabajos prácticos en la acústica.

En la primera mitad del siglo XIX (1803-1853), el físico austriaco Christian Andreas Doppler aplicó ciertas propiedades de la luz en movimiento a las ondas de ultrasonidos. Sobre la base de este estudio los japoneses cien años más tarde desarrollarían lo que hoy conocemos como la aplicación del «Efecto Doppler».

En la segunda mitad del siglo XIX los hermanos Curie descubren el «Efecto piezo-eléctrico». O sea, la propiedad de algunos cristales, como el de cuarzo, para transformar presiones mecánicas en campos eléctricos y, al revés, para producir vibraciones mecánicas a partir de cargas eléctricas. En este mecanismo se basa la producción de ultrasonidos terapéuticos.

A comienzos del siglo XX, el hundimiento del Titanic en 1912 y la Primera Guerra Mundial aceleraron el nacimiento del sonar. Este es el origen de la utilización diagnóstica de los ultrasonidos o ecografía. Tras la Segunda Guerra Mundial se fabrican los primeros prototipos. A partir de la década de los 50, los ultrasonidos son aceptados por las sociedades médicas como un instrumento diagnóstico. Entonces los pacientes eran sumergidos en un estanque de agua para producir las imágenes. A partir de los setenta se desarrolla tecnológicamente hasta la actualidad gracias a la informática.

Ultrasonidos contra el cáncer.

Menos conocido es el uso terapéutico de los ultrasonidos por su capacidad para:

Generar calor: la energía de los ultrasonidos absorbida por los tejidos atravesados por el haz se convierte en calor y aumenta la temperatura de la zona tratada, por el rozamiento de las moléculas. La circulación sanguínea evita el recalentamiento de la zona. Generar efectos mecánicos: las ondas de presión en los tejidos que produce la vibración. Una especie de micromasaje celular que mejora la permeabilidad.

«Ofrecen ventajas frente a la quimio o la radioterapia «

Acción coloidoquímica: facilitan la difusión de sustancias, hacen penetrar agua en coloides y pueden transformar geles en soles.

Estos efectos los hacen especialmente útiles en trastornos musculo-esqueléticos, pero también en la lucha contra el cáncer a través del ultrasonido focalizado de alta intensidad (HIFU).

El HIFU se basa en aplicar de forma concentrada un haz de ultrasonido de alta frecuencia y alta energía para elevar la temperatura de un tejido entre 55 y 100 °C y provocar la lesión directa del ADN celular. Este es el mecanismo principal por el que la hipertermia produce muerte celular.

Por tanto, estamos provocando una ablación térmica del tejido elegido con la particularidad de que los tejidos colindantes no quedan afectados. Se trata de una destrucción celular selectiva y esto, en el caso del cáncer, es una ventaja enorme respecto a los tratamientos habitualemente utilizados, quimio y radioterapia.

Aunque las investigaciones sobre cerebros de animales se inician en los años 1950 en los EEUU, fueron investigadores chinos los que las desarrollaron y, a principios de la década de los noventa, iniciaron ensayos en humanos.

En un ensayo de 2012 en el Hospital de la Universidad de Londres, sobre 41 enfermos de cáncer de próstata, en nueve de cada diez casos no se observaron efectos secundarios y los pacientes estaban libres de cáncer 12 meses después del tratamiento

A pesar de decenas de miles de pacientes tratados en China, Japón, Indonesia, Corea, Rusia, Rumanía, Inglaterra, Italia… el tratamiento con ultrasonidos no acaba de cuajar como terapia de primera línea.

Hasta ahora este mecanismo se dirigía contra las células tumorales a través de una guía, o bien la resonancia magnética o bien la ecografía. El nuevo método del Profesor Reza hace innecesaria tales guías.

La hegemonía de la industria química y electromagnética sobre el diagnóstico y tratamiento del cáncer bien pudiera explicar que se minimice un desarrollo a todas luces beneficioso para la humanidad.

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