Dziga Vertov

Memorias de un cineasta bolchevique

¡ Gira Peonza! Con este nombre se inscribió Denis Abramovich Kaufman en el registro civil. Rueda que gira sin cesar. Exaltación del movimiento y efectivamente Vertov, músico, poeta y cineasta futurista, es una de las figuras más inquietas y renovadoras del cine soviético. «El hombre de la cámara», «Tres Cantos a Lení­n «Canción de Cuna» o «Entusiasmo» son poemas de propaganda, proclamas llenas de electricidad.

Sus experimentos en el “Laboratorio del oído” confirmaron como nuestros sentidos nos engañan. Pero la cámara tenía propiedades surrealistas. La tecnología de la cámara desvelaba una realidad que el ojo no podía percibir. Su consigna “No copiar el funcionamiento del ojo humano” Vertov realizo un cine, “el cine ojo” que no copiase las formas convencionales y aprendidas de mirar. Rompió el espacio y el tiempo hasta “vencerlo”. Dinamitó los esquemas de 16 imágenes por segundo. No usaba guiones, actores, ni maquillaje, ni iluminación. Los decorados tenían que ser la vida. Trabajaba con materiales de archivos, de documentales o noticieros, imágenes tomadas por el “Tren Lenin” en el frente. La mayoría de los operadores aprendieron tomando vistas en el frente. Dirigió el noticiero Kino Pravda y montó los agitki .No había puesta en escena, ni guión ni actores. El arte del cine estaba en el montaje, en la edición. No bastaba con mostrar fragmentos “tomados en vivo”, la vida tomada de improvisto. Gracias al montaje, esos fragmentos de vida, kino-fraza o “frases fílmicas”, se reordenaban y cobraba un nuevo sentido. Toda la vanguardia soviética exploro las posibilidades del montaje y las nuevas formas de mirar escribiendo una nueva gramática .En el cine convencional, el punto de vista es representado como “neutral”, invisible convirtiendo lo que uno ve en la realidad. Pero Vertov obliga al espectador a darse con su efectista montaje, a darse cuenta de que lo que ve es una construcción, un artificio. Sus películas no son narrativas, son poemas, sinfonías, las imágenes alcanzan un ritmo sinfónico, tienen música. Su ritmo nervioso, casi maquinista, su montaje ruidoso nos produce el vértigo de la gran ciudad. Sus kino frases eran descargas eléctricas. Eran los años de la revolución industrial, de las máquinas que liberaban al hombre de la tiranía de la naturaleza. La estepa se metamorfoseó en un paisaje industrial. Y del “cine ojo “ paso al “cine radio”Vertov, músico, esperaba la llegada del sonoro. Su primera película sonora “Entusiasmo” destacó por una magnifica y audaz utilización del sonido sobre la que Chaplin escribió: “Jamás hubiera imaginado que sonidos mecánicos pudieran ser organizados con tanta belleza. Considero Entusiasmo como una de las sinfonías más emocionantes que haya oído jamás. Dziga Vertov es un músico. “

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