Entrevista a Manel

Jo competeixo

Manel sigue reescribiendo su futuro una década después de irrumpir en los escenarios de toda España cantando en catalán

Guillem Gisbert es el cantante, el autor de las letras y música de las canciones de Manel (Arnau Vallvé » baterí­a -, Roger Padilla » guitarra – y Martí­ Maymó » bajo -). Aunque explicando el proceso creativo no le dé demasiada importancia al hecho en sí­. Como tampoco se la da a ser el primer grupo catalán que canta en catalán, que consigue colocar en el número uno tres discos seguidos. Tras un ensayo en Barcelona, hablamos de Jo competeixo, el disco que lanzaron en abril y con el que van a seguir rodando, desde Manacor a Vigo, pasando por Vitoria y llegando hasta Londres.

Visto con la perspectiva de estos meses de rodaje del disco, ¿cuál ha sido la respuesta del público ante un disco tan difícil de poner en pie en directo?

Estamos muy contentos, porque cuando acabamos sabíamos que nos gustaba a nosotros pero hay un momento en el que te la juegas, y ese son los conciertos, si la gente responde bien a las canciones nuevas…

La verdad es que la respuesta ha sido muy buena y nos lo hemos pasado muy bien con el disco. La gente ya trata las canciones nuevas como parte del repertorio y parece mentira que hace un año estuviésemos empezando a grabarlo. Tenemos la sensación de que ya está incorporado.

Es un disco en el que hay una evolución notable de vuestro sonido, de un folck costumbrista a un pop que contiene lo mejor del folck. Muy atrevido. ¿Lo habéis trabajado como un paso lógico?

Ha influido mucho en el hecho de que haya sido considerado como un disco mucho más de cambio que el segundo y el tercero, el haber trabajado con un productor, Jack Aron. Es decir, que una quinta persona haya contribuido de una forma tan decisiva al resultado final del disco es muy importante.

Es cierto que ya en las maquetas trabajábamos con una serie de sonoridades muy distintas a las que habíamos utilizado hasta el momento. Hay cosas muy objetivas como, por ejemplo, para rellenar el vacío hemos utilizado durante mucho tiempo guitarras rítmicas; en el momento en el que cambias a un sintetizador se nota mucho.

El productor nos ha ayudado a embellecer las canciones, tanto en aspectos en los que no somos expertos como el de los sintetizadores, como el de las voces, que en este disco están mucho más producidas.

Luego hay cambios que tienen que ver con estructuras o con aspectos menos evidentes en el sonido que quedan más enterrados. Pero aquí hay dos cosas claras, que son el productor y el cambio de sonoridad.«“Hay que huir de la rutina que distancia al público”»La intención de cambio la tenemos siempre, pero a veces los argumentos son más claros.

Ofrecéis una imagen diferente y marcáis vosotros los tiempos a la hora de sacar un disco, hasta el punto de rechazar acudir a un festival si estáis grabando. ¿Por qué?

Es precisamente el apoyo de un público el que ayuda a que puedas parar en un momento determinado para preparar un nuevo disco, lo que te hace dedicarle un mayor esfuerzo al disco durante un año o más.

Empezamos como un juego, como algo a lo que no nos íbamos a dedicar, para pasárnoslo bien. Siempre he tenido muy claro que es muy complicado disfrutar con un proyecto artístico en el que hay que ponerse de acuerdo. Hay que divertirse para que le pueda gustar a un desconocido.

El primer disco, por descontado, pero a medida que hemos ido sacando el resto siempre tienes que encontrar algo que te seduzca y provoque que a un año de sacar el disco estés ensayando y pasándolo bien. Hay que mantener el juego vivo y huir de la rutina, sino al final notas el cansancio, una fórmula que te distancia del grupo. Y lo digo como consumidor de música. Sé que algún día pasará, pero bueno, esa es la lucha.

Habéis conseguido un sonido propio. Con tanta riqueza de sensibilidades que se encuentra en cada disco, ¿qué define el estilo Manel?

Como hemos huido de un de un solo género es difícil sonar siempre igual, pero hay algo que es instintivo que te lleva a colocar una nota detrás de la otra. Supongo que tenemos una personalidad propia incontrolable, aunque no sé si es compatible tener un sonido propio con tocar estilos tan diferentes como lo hacemos nosotros.

Si tuviera que elegir una palabra, elegiría el juego. Intentamos no aburrir y mantener la diversión aunque sea haciendo a veces canciones sesudas, a veces canciones que pueden considerarse muy pesadas.

Sorprende como os atrevéis a cuestionar sonidos muy vuestros, pero que de repente, al cambiarlos, se muestran superficiales, porque les habéis dado la vuelta y seguís siendo vosotros.

Nosotros empezamos con un disco que estaba marcado tímbricamente por un instrumento. Si tu haces una encuesta en Cataluña y preguntas con qué palabras asocias a Manel, y la mayoría contesta que con “ukele”.

Es el instrumento que utilizamos en el primer disco, pero aún así son cosas que se quedan muy metidas en la imagen del disco. Es complicado cambiar la forma en la que un grupo es visto. Nuestro trabajo es huir de estas cosas. Cuando sacamos el segundo disco, que prácticamente no había ukelele, había gente que decía “qué lástima”, pero ahora lo pienso en los ocho años que han pasado y en que nosotros no hubiésemos hecho el cambio, estaríamos atrapados en un timbre…

Es una decisión, casarte con una sonoridad o fluir y dejarte llevar por tu instinto. Siendo además cuatro personas que trabajamos en colaboración, que tenemos diferentes sensibilidades, nos ayudamos mucho en esto de buscar nuevas estéticas.

Tu llevas el peso de la composición de música y letra, pero ¿tenéis una forma concreta de trabajar en la composición de las canciones?

Cuando estemos acabando la gira empezaré a trabajar en temas nuevos. A veces son letras, a veces son melodías, pienso algunas frases… prácticamente lo que nunca hago es llegar al estudio con temas acabados. Nos empezamos a reunir, planteo ideas y lo que sale en los ensayos me lo llevo a casa y lo sigo trabajando.

También hablo mucho las letras. Hay frases o adjetivos concretos que han sido idea de Roger, Martí o Arnau. Pero hay días para todo.

Alimentar la colaboración te aleja del autismo de autor, porque cada uno tira. Escribir una letra o componer una melodía es algo que tiene que decidirlo uno, y a partir de ahí lo hablamos todo mucho.

Habéis llevado tres discos a los primeros números de las listas y cantando en catalán. ¿Que habéis encontrado más, barreras o apoyos?

El trabajo va bien y estamos contentos, pero creo que esto de las listas es un titular más propio del siglo XX, porque ahora es más un rankin de gente que vende muy poco. Es verdad que se mantiene la importancia de un orden, porque evidentemente si eres el que más vende, más gente irá a tus conciertos. Pero pronto dejaremos de hablar de listas de ventas, para hablar de streamings, visitas en youtube… que son las cosas que se van a imponer en la industria musical. El que hoy vende más, vende menos que el número 23 de las listas de 1998, por decirlo de alguna manera.

Dicho esto, llegar hasta ahí cantando en catalán es un orgullo para nosotros que nunca nos habríamos imaginado. También sabemos que son ventas mayoritariamente hechas en Cataluña, y que son más que las que otros venden en toda España.

Pero también dais conciertos en Vigo, o en Murcia…

Esto es una sensación muy bonita. Escuchar al público de Gijón cantando nuestras canciones es increíble y nos ha pasado en toda España. Lógicamente en Manresa juntamos a 800 y en Zaragoza a 200. Pero siendo esto normal, nos encanta coger la furgoneta. Encontramos gente que sigue nuestro trabajo en toda España.

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