Trump rompe la tregua y reanuda la guerra comercial con China

Ni diez días ha durado el frágil armisticio al que habían llegado Washington y Pekín en la guerra comercial que Trump declaró hace meses. Ambos países habían llegado aun acuerdo para suspender las subidas arancelarias a cambio de que China aumentara la importación de productos made in USA. Pero la Casa Blanca ha decidido unilateralmente reabrir las hostilidades para intentar conseguir una posición de fuerza ante una nueva negociación.

Así negocia Trump. Siempre busca posiciones de fuerza antes de negociar. Una semana y media después de declarar el cese de hostilidades arancelarias con el gigante asiático, el presidente de EEUU ha vuelto a imponer subidas tarifarias del 25% a importaciones chinas por valor de 50.000 millones de dólares. Medidas que se completan con nuevas restricciones a las inversiones chinas en la industria de la alta tecnología yanqui.

A cambio de cancelar las subidas tarifarias entre las dos grandes economías del mundo, que amenazaban con desestabilizar el panorama económico global, China se había comprometido a incrementar importaciones de productos y servicios norteamericanos, con el fin de reducir el creciente déficit comercial que EEUU tiene con el país asiático, en concreto los excedentes agrícolas y del sector de la energía. Esto responde a las necesidades chinas, pero ayudaba al crecimiento y el empleo norteamericanos.

Pero la la administración Trump no había conseguido que China tragara con ningún objetivo concreto de reducción del déficit comercial. Washington le exigía reducir el desequilibrio en 200.000 millones de dólares pero las autoridades chinas se habían mantenido firmes.

Así que Trump ha decidido romper la baraja y apostar al doble o nada. Dias antes de enviar a Pekín a su secretario de Comercio, Wilbur Ross, rompe la tregua y redobla las medidas hostiles. De nuevo, las gestiones de los cuadros más moderados dentro del gobierno Trump han sucumbido a las presiones de su ala más dura y agresiva. El armisticio comercial con China era obra del secretario del Tesoro, Steve Mnuchin y otros altos cargos moderados. La decisión de volver a las armas parece haber sido impulsada por el consejero de Comercio, Peter Navarro, un halcón en lo comercial.

Las subidas arancelarias no son inmediatas (se harán efectivas a finales de junio) y buscan crear un marco de presión contra Pekín en las negociaciones, «que China elimine todas sus restricciones a la importación de EEUU», dice la Casa Blanca. Otra cosa es que consigan doblegar al dragón.

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