Valoración de los resultados electorales de UCE-De Verdad contra la crisis

Transformar lo malo en bueno

Al tomar la decisión de presentarnos a las elecciones europeas, adoptamos un compromiso público ante todos nuestros lectores. Y, realizados los comicios, es de justicia responder de él. Los 3.507 votos cosechados en el conjunto de España son un fracaso sin paliativos. Y no queremos escudarnos en justificaciones. Conocí­amos las dificultades, sabí­amos del boicot informativo o de las barreras de un sistema polí­tico cimentado sobre un feroz bipartidismo. Pero en modo alguno podemos remitirnos a ello para explicar nuestros resultados. Ni mucho menos culpabilizar a la gente de nuestros errores, esgrimiendo groseras excusas como que «el electorado se ha derechizado». Como comunistas estamos acostumbrados a practicar la autocrí­tica, a someter a juicio severo nuestra práctica. Vamos a seguir respondiendo, después de las elecciones, del compromiso que adquirimos dentro de la batalla contra la crisis. Sabemos que «el fracaso es la madre del éxito», pero sólo si somos capaces de enfrentarnos honradamente a la verdad de los hechos, delimitando los errores propios y siendo capaces de rectificarlos. Este es nuestro compromiso a partir hoy.

Los objetivos de la candidaturaHacía 22 años, desde las elecciones euroeas de 1987, que Unificación Comunista no nos presentábamos en solitario a unas elecciones. Durante este prolongado periodo, hemos participado activamente en cada una de las batallas electorales, respaldando aquellas candidaturas –por ejemplo a UPyD en las pasadas generales o en las últimas autonómicas vascas y gallegas- que considerábamos beneficiosas para el avance de los intereses populares.Pero esta vez hemos dado un paso adelante, porque así lo exigían las circunstancias. La actual crisis sistémica del capitalismo está azotando a España de forma particularmente intensa, gracias al incremento de la dependencia respecto a las grandes potencias, y a un modelo económico que ha permitido una expansión sin precedentes de la oligarquía pero ha transformado al país en un monocultivo del ladrillo.Hemos presentado un programa contra la crisis –basado en la redistribución de los salarios y las rentas, en el ahorro, cortando de raíz el despilfarro del Estado, y en la inversión productiva para crear riqueza y empleo- que demuestra cómo existe una salida favorable a la mayoría.Un respaldo electoral significativo –que ciframos en un mínimo de 100.000 votos-, sería un impulso público definitivo a este programa, que nadie podría obviar.Los 3.507 votos cosechados, que apenas representan el 0,02% de los sufragios emitidos, están demasiado alejados del propósito inicial. Y a demasiada distancia de los 21.482 votos -0,11%- que UCE obtuvo en las europeas de 1987, o de los 42.451 sufragios -0,21%- que cosechó en 1986.Practicar la autocríticaEn primer lugar, queremos dejar meridianamente claro que sólo desde los errores propios, y jamás desde ninguna circunstancia externa, es posible explicar estos resultados.Es habitual escuchar a algunos dirigentes de partidos de izquierdas justificar un fracaso electoral aludiendo al “boicot de los medios de comunicación” o a “la barrida del bipartidismo”. O incluso llegando a descargar las culpas sobre los votantes (“no han entendido el mensaje”, “se dejan manipular por la televisión”, “tienen lo que se merecen”…).Esto, además de un reaccionario ataque contra la gente, no es otra cosa que “echar balones fuera”, buscando justificaciones para no enfrentarse a los errores cometidos.Rechazamos esta base de principios. Asumimos el fracaso que evidencian los resultados obtenidos. Y buscamos, a través de la práctica de la crítica y la autocrítica, inscrita en nuestro ADN como partido comunista, clarificar los errores cometidos, que necesariamente deben ser muy graves, y emprender inmediatamente su rectificación.Primero, porque es una obligación moral responder ante todos los que nos han seguido, embarcándose en el proyecto de respaldar la candidatura “UCE-De Verdad contra la crisis”.Y también porque este es el único camino para poder transformar lo malo en bueno, para que, de verdad, este fracaso pueda ser la madre de éxitos futuros.Los tres errores principales¿Por qué hemos obtenido sólo 3.507 votos?¿Las condiciones políticas eran adversas para una candidatura como la nuestra? Todo lo contrario. El creciente grado de radicalización y movilización ante los efectos de la crisis nos ofrecía un marco inmejorable.¿Presentar candidaturas ha sido una decisión temeraria, afrontando un reto muy por encima de nuestra capacidad? No. Desde la última vez que nos presentamos, hace 22 años, UCE se ha fortalecido como partido. Hemos sido capaces de incidir decisivamente en la batalla contra el nazifascismo en Euskadi. Hemos construido una red de medios de comunicación independientes, que se ha ampliado este año hasta una edición digital diaria.¿Hay que replantearse el programa contra la crisis presentado como contenido principal de la candidatura? Precisamente, los puntos del programa (desde la redistribución salarial, estableciendo un salario mínimo de 1.000 euros y un sueldo máximo de 10.000; o exigiendo una drástica limitación del despilfarro de las administraciones públicas) han recogido apoyos de todo el mundo que ha podido conocerlas.¿Entonces, por qué no se han traducido en votos?En primer lugar, partimos autocríticamente de haber cometido graves errores en la fijación de los objetivos y la orientación general de la campaña.El objetivo central de conquistar “100.000 votos contados uno a uno” ha sido sustituido progresivamente por el de difundir el programa contra la crisis, partiendo erróneamente de que los apoyos al programa iban a traducirse automáticamente en votos.No hemos sintetizado el contenido de la campaña en una consigna central que fijara el por qué era decisivo en estas elecciones votar a UCE.Y no hemos orientado, por tanto, nuestra práctica hacia el objetivo de arrancar votos cada día, cada hora.Esto es lo que ha impedido que los apoyos al programa se tradujeran en votos a UCE-De Verdad contra la crisis.En segundo lugar, la misma candidatura ha quedado desdibujada. Hemos difundido la candidatura –en nuestra prensa, en la página web…- como “De Verdad contra la crisis”, desdibujando hasta disolverla la referencia a Unificación Comunista de España.Dificultando la identificación de la candidatura –que respondía al nombre de UCE, y no al de “De Verdad contra la crisis”-, e impidiéndonos recoger un voto comunista que se ha desplazado a otras candidaturas que presentaban en primer plano la hoz y el martillo.Y, por último, hemos despreciado los medios que podían difundir de forma pública y amplia la candidatura, más allá de donde podíamos llegar con nuestras fuerzas. Tales como la utilización de los medios de comunicación –nacionales, regionales o locales-, o la celebración de actos públicos llamativos que hicieran visible la candidatura.Como resultado, la enorme cantidad de esfuerzo, trabajo e ilusión desplegada por la organización del partido, y por aquellos compañeros que han respaldado la candidatura, no ha quedado reflejada en el número de votos.Partir de lo bueno para tratar lo maloPero los pésimos resultados electorales cosechados no deben ofuscarnos la mirada. No todo han sido errores. No todo es fracaso.Esto no significa en modo alguno complacencia a la hora de ajustar cuentas a los errores cometidos. Sino apoyarse en lo bueno para poder tratar lo malo.Hemos realizado una intensa actividad de agitación y propaganda en la calle, difundiendo ampliamente el programa contra la crisis que presentaba la candidatura. Se han distribuido más de 15.000 “packs” –que contenían 4 periódicos, dos carteles y una hoja de firmas de apoyo al programa contra la crisis-, expresión del grado de apoyo a las propuestas contra la crisis.Hasta 1.000 compañeros se han sumado a la difusión de la candidatura, distribuyendo propaganda entre su gente, o incluso incorporándose como independientes a las listas electorales. Ampliando la base de masas que apoya el programa contra la crisis.Estas son bases en las que apoyarse, rectificando los errores cometidos. Y, paradójicamente a los pésimos resultados obtenidos, nos hace estar en mejores condiciones para persistir en una batalla contra la crisis que no ha hecho sino comenzar.Porque el compromiso adquirido en la batalla contra la crisis, cristalizada en la difusión del programa, va mucho más allá de las elecciones.

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