Tormenta sin fin

«Los inversores castigaron ayer la deuda española con un diferencial máximo de 293 puntos básicos (Italia llegó a los 216), que solo se atemperó cuando Francia difundió el acuerdo con sus bancos para reinvertir el 70% del capital en bonos griegos que vencen hasta 2014 por nuevos tí­tulos a 30 años. Se supone que el pacto cancela la hipótesis de que se declare un impago y se desaten las cláusulas de seguros y derivados que arruinarí­an el mercado europeo. De nuevo estamos ante un respiro momentáneo.»

Alemania, Francia y Bruselas no reconocen esos graves errores cometidos en la gestión de la crisis que convierten en inviables los lanes de rescate, sencillamente porque los préstamos son punitivos y sus condiciones asfixian el crecimiento. Grecia no puede pagar la deuda, y menos si se le exigen las condiciones actuales de ajuste fiscal. Las decisiones de los más poderosos parecen parcheos desesperados, pensados para ganar tiempo. Pero la situación no es sostenible, porque los actuales diferenciales de deuda están estrangulando el crecimiento económico español. Cualquier rentabilidad exigida a 10 años que sea superior al crecimiento nominal en ese plazo es tóxica para el crecimiento. España supera en varios puntos ese límite. (EL PAÍS) EL MUNDO.- En estas circunstancias, lo único que podría redimir en parte los muchos pecados de Zapatero sería el anuncio de una disolución de las Cortes o, de manera alternativa, su relevo y sustitución por quien realmente manda en el Gobierno y en el partido: el vicepresidente y candidato Rubalcaba. Es difícil que el presidente vaya a tener un repentino ataque de dignidad, por lo que lo único que cabe esperar del debate es que Rajoy y el resto de la oposición sean capaces de poner de relieve que Zapatero no tiene otra salida que poner fin a la legislatura y que cuanto más tarde en hacerlo, mayor será su desprestigio. EXPANSIÓN.- ¿Y qué pasaría si EEUU entra en un default? Los análisis aún no se atreven a calibrar las consecuencias. Porque la historia dice que la Administración norteamericana no suele moverse hasta que no se encuentra al borde del precipicio. No es momento de juegos y Obama debería enseñar todas sus cartas, porque decidirá la partida en el resto del mundo. Debe jugar esa carta rápido y bien, ya que su juego puede estar tensando demasiado la cuerda. Como no tenga un as bajo la manga, la crisis puede ser aún más histórica. El órdago puede ser demasiado arriesgado. ABC.- el último debate general de Zapatero no es un examen final de su gestión sino el simple trámite de un desahucio. El presidente se descartó a sí mismo hace tres meses para tratar de eludir el sinsabor de una derrota pero la gente lo vapuleó en las personas interpuestas de los candidatos autonómicos y locales. El resultado electoral de mayo fue un veredicto de cambio al que sólo le falta la fecha. En estas condiciones, cualquier intento de autovindicación que pueda intentar está condenado de salida; a lo único que puede aspirar es a que la oposición no sea demasiado cruel al darlo por amortizado. Mientras se empeñe en estirar el calendario no obtendrá piedad porque resulta presa fácil, convertido como está en objeto de fobia ante la opinión pública. LA VANGUARDIA.- El presidente se mide con Rajoy mientras los mercados zarandean la deuda española. El debate de la nación, bajo vigilancia europea y con aires de avance electoral. José Luis Rodríguez Papandreu se examina hoy en el Congreso de los Diputados en plena deriva de Europa. La Unión vive uno de los peores momentos de su historia y la estabilidad de España es estos días crucial. Absolutamente decisiva para conjurar el riesgo de catástrofe en la zona euro. España no es Grecia, dice de la antífona, pero un mayor deterioro de la credibilidad internacional del Estado español podría complicar el delicado juego de equilibrios entre Francia y Alemania para evitar el definitivo hundimiento de Grecia. El Directorio Europeo está tratando de neutralizar la bomba de relojería, pero no hay una plena coincidencia de intereses entre Berlín y París. Los mensajes que lleguen de España serán estos días muy importantes. Editorial. El País Tormenta sin fin El euro se enfrenta a otro periodo de extrema incertidumbre en los mercados, a la espera de que el Parlamento griego apruebe medidas de ajuste adicionales que permitirán debatir un nuevo plan de rescate para Atenas (unos 100.000 millones más). La situación en Grecia es de una gran alteración social, con huelgas del sector público y privado, hoy y mañana, y la amenaza adicional de que sus efectos lleguen a dinamitar la zona euro. Los inversores castigaron ayer la deuda española con un diferencial máximo de 293 puntos básicos (Italia llegó a los 216), que solo se atemperó cuando Francia difundió el acuerdo con sus bancos para reinvertir el 70% del capital en bonos griegos que vencen hasta 2014 por nuevos títulos a 30 años. Se supone que el pacto cancela la hipótesis de que se declare un impago y se desaten las cláusulas de seguros y derivados que arruinarían el mercado europeo. De nuevo estamos ante un respiro momentáneo. El miedo de los inversores castiga en demasía a países que, como España, no deberían tener diferenciales superiores a los 200 puntos básicos en función de sus fundamentales económicos. La crisis financiera se manifiesta como una serie de movimientos espasmódicos de los mercados, en los que a momentos de relativa calma les siguen fuertes tensiones en los diferenciales de deuda y rentabilidad que amenazan con condenar a la insolvencia a los países con independencia de sus compromisos de ajuste. El motivo recurrente de las convulsiones financieras es Grecia. No es difícil predecir que, si el Parlamento griego aprueba los planes adicionales de ajuste, los mercados concederían días de tranquilidad (eso sí, sin que el diferencial español caiga hasta los niveles previos a la crisis griega) hasta que se dispare otra causa de tensión, que podría ser la aplicación concreta de las nuevas medidas de ajuste en Grecia o la discusión de los procedimientos para el nuevo rescate. Esta tensión crónica está motivada por la evidencia de que la Europa del euro funciona a varias velocidades. Pero también por la incapacidad de las instituciones europeas para encontrar remedios a la desconfianza de los inversores. Alemania, Francia y Bruselas no reconocen esos graves errores cometidos en la gestión de la crisis que convierten en inviables los planes de rescate, sencillamente porque los préstamos son punitivos y sus condiciones asfixian el crecimiento. Grecia no puede pagar la deuda, y menos si se le exigen las condiciones actuales de ajuste fiscal. Las decisiones de los más poderosos parecen parcheos desesperados, pensados para ganar tiempo a ver si en una de esas ventanas de calma se anuncia algún dato favorable de crecimiento o se cierra la reforma financiera española. Pero la situación no es sostenible, porque los actuales diferenciales de deuda están estrangulando el crecimiento económico español. Cualquier rentabilidad exigida a 10 años que sea superior al crecimiento nominal en ese plazo es tóxica para el crecimiento. España supera en varios puntos ese límite. EL PAÍS. 28-6-2011 Editorial. El Mundo La nación, en peor estado que nunca LA ECONOMÍA totalmente estancada, la prima de riesgo en máximos históricos -280 puntos-, el consumo y la inversión paralizados -el gasto de las familias no creció ni siquiera una décima en el primer trimestre-, la inflación alcanza el 3,5%, el PIB está en un raquítico 0,3 y la última EPA certificó 4.910.000 parados. En estos dramáticos indicadores se resume el estado de la Nación el día en el que comienza el debate sobre el mismo nombre en el Congreso. Ni España llegó nunca en peor estado a la sesión parlamentaria anual sobre política general que se celebra desde 1980, ni tampoco nunca un presidente afrontó el debate en la agónica situación en la que se encuentran Zapatero y su Gobierno. Los ciudadanos ya dejaron claro en las urnas el pasado 22 de mayo lo que opinan de Zapatero. Y todos los sondeos coinciden en que una mayoría quiere el adelanto de las elecciones generales. Sin embargo, en las últimas semanas, Zapatero ha optado por una insensata huida hacia adelante en la que está en juego su propia dignidad como gobernante. Los nacionalistas catalanes y vascos parecen haber decidido servir de muleta al Gobierno en semanas alternas, siempre claro está a cambio de un botín sustancioso. Cuando aún no se han apagado los ecos de la bochornosa jornada parlamentaria en la que Zapatero acabó cediendo al PNV la supremacía de los convenios autonómicos sobre los nacionales para no sufrir una humillante derrota, ayer fue CiU la que se cobró el respaldo a la ampliación de la edad de jubilación. A cambio de esos votos, el Gobierno cedió a la Generalitat la titularidad de la propiedad de ocho hospitales y se mostró dispuesto en la negociación a utilizar el fondo de reserva de las pensiones para comprar bonos patrióticos que ayuden a financiar la deuda de la comunidad catalana. Es obvio que el Gobierno está incurriendo en una grave irresponsabilidad histórica al pensar no en el interés general, sino en el suyo propio de sobrevivir unos meses más a costa de lo que sea. La gestión de Zapatero ha devenido así en una especie de mercado persa donde se compran y se venden los votos de los diputados. En estas circunstancias, lo único que podría redimir en parte los muchos pecados de Zapatero sería el anuncio de una disolución de las Cortes o, de manera alternativa, su relevo y sustitución por quien realmente manda en el Gobierno y en el partido: el vicepresidente y candidato Rubalcaba. Es difícil que el presidente vaya a tener un repentino ataque de dignidad, por lo que lo único que cabe esperar del debate es que Rajoy y el resto de la oposición sean capaces de poner de relieve que Zapatero no tiene otra salida que poner fin a la legislatura y que cuanto más tarde en hacerlo, mayor será su desprestigio. Porque, además de la crisis económica, la Nación se enfrenta a desafíos políticos y sociales, producto de la gestión de este Gobierno. El poder municipal de Bildu es toda una catástrofe política para el Estado. Nada más gráfico para explicar el alcance de esta crisis que la imagen, ayer, del pleno del Congreso en el homenaje a las víctimas del terrorismo, a la que no acudieron ni la AVT, ni la Fundación Gregorio Ordóñez, ni Covite, tres de las asociaciones más representativas, como protesta por la legalización de Bildu. El descontento social con el sistema político -ruidosa y espontáneamente articulado en torno al Movimiento del 15-M- es la tercera pata del penoso estado de la Nación. Poco puede esperarse, pues, de este debate de política general como no sea otra oportunidad perdida para pasar la página del peor Gobierno de la Nación en 30 años de democracia. EL MUNDO. 28-6-2011 Editorial. Expansión EEUU tensa demasiado la cuerda Estados Unidos afronta un verano complicado. La Casa Blanca ha grabado a fuego dos fechas en su agenda: la primera, el 30 de junio, el día que finaliza el QE2 (la segunda parte del programa de “relajación cuantitativa”), el mayor esfuerzo de la historia económica que lanzó la Reserva Federal el año pasado para estimular al país tras su peor recesión en casi ocho décadas. La segunda, el 2 de agosto, la fecha límite para que Gobierno y oposición alcancen un acuerdo para elevar el techo de deuda, que en mayo llegó ya al límite legal de 14,29 billones de dólares. 30 de junio y 2 de agosto. Por lo tanto, poco menos de un mes para que se aclaren todas las incertidumbres. Si EEUU no es capaz de resolver satisfactoriamente sus problemas en ese brevísimo periodo, pondrá en grave peligro al resto del mundo. Sus problemas se han convertido en un círculo vicioso: la creciente debilidad dentro del país se suma a los problemas de deuda en la zona del euro y al impacto del tsunami en Japón, agravando los riesgos globales. Es decir, deteriorando las condiciones de financiación lo que, a su vez, recorta los flujos de capital hacia los emergentes. Estos miedos ya se han trasladado a las cifras y el propio FMI ha rebajado las previsiones mundiales por culpa de EEUU. El Fondo Monetario estima ahora que el PIB norteamericano se acelerará un 2,5% este año, frente al 2,8% que auguraba en abril. Tres décimas menos en sólo dos meses. La motivación del FMI es la misma que azota al mercado: la atonía del consumo privado, la caída de la inversión, los necesarios ajustes inmobiliarios y, sobre todo, la crisis de deuda. Esa es la madre de todos los males. Si EEUU no logra un pacto fiscal se enfrenta incluso a una rebaja de su histórica triple A (que ostenta desde la Segunda Guerra Mundial). Es la amenaza de las tres grandes agencias de ráting, que avisan incluso de un “creciente” riesgo de impago. ¿Y qué pasaría si EEUU entra en un default? Los análisis aún no se atreven a calibrar las consecuencias. Porque la historia dice que la Administración norteamericana no suele moverse hasta que no se encuentra al borde del precipicio. Una confianza que se sustenta en un clavo ardiendo, en la “fase política” en la que ha entrado la crisis, como dice el FMI. El calificativo se aplica con fidelidad a ese periodo de poco más de un mes que pondrá encima de la mesa las verdaderas dificultades de la economía de EEUU. No es momento de juegos y Obama debería enseñar todas sus cartas, porque decidirá la partida en el resto del mundo. Debe jugar esa carta rápido y bien, ya que su juego puede estar tensando demasiado la cuerda. Como no tenga un as bajo la manga, la crisis puede ser aún más histórica. El órdago puede ser demasiado arriesgado. EXPANSIÓN. 28-6-2011 Opinión. ABC Estado de depresión Ignacio Camacho EL estado de la nación es de depresión social y catástrofe económica; el del Estado propiamente dicho, casi de quiebra; el de los ciudadanos, de agotamiento; el del Gobierno, de agonía; el del partido que lo sustenta, de colapso; y el del presidente, terminal. La legislatura está liquidada y el poder político exánime, a la espera de un relevo que se resiste a entregar. La productividad del país ha retrocedido a los niveles de 2004, el bienestar a los de hace una década y el paro ha vuelto a los de quince años atrás. El zapaterato se desangra en medio de una regresión colectiva agravada por el vacío de poder, y el estancamiento político bloquea la toma de decisiones probablemente dramáticas que sólo puede avalar una nueva legitimidad parlamentaria. El horizonte nacional más optimista es el de un estancamiento sin fecha de inflexión; la economía no reacciona a los cuidados paliativos y la sociedad está a punto de consumir sus reservas de subsistencia. Así las cosas, el último debate general de Zapatero no es un examen final de su gestión sino el simple trámite de un desahucio. El presidente se descartó a sí mismo hace tres meses para tratar de eludir el sinsabor de una derrota pero la gente lo vapuleó en las personas interpuestas de los candidatos autonómicos y locales. El resultado electoral de mayo fue un veredicto de cambio al que sólo le falta la fecha. En estas condiciones, cualquier intento de autovindicación que pueda intentar está condenado de salida; a lo único que puede aspirar es a que la oposición no sea demasiado cruel al darlo por amortizado. Mientras se empeñe en estirar el calendario no obtendrá piedad porque resulta presa fácil, convertido como está en objeto de fobia ante la opinión pública. Como le gusta crecerse al castigo quizá saque pecho de sus realidades virtuales y trate de inmolarse una vez más ofreciéndose como blanco para que los adversarios disparen contra un fantasma. Será un debate raro, desenfocado, porque el que va a comparecer ya no manda y el que manda no va a comparecer. El manual táctico elemental aconseja a la oposición el ninguneo del nuevo candidato para no concederle el mínimo protagonismo, aunque es probable que Rubalcaba reciba desde su escaño numerosos mensajes cifrados, teóricamente dirigidos a su jefe nominal. Le van a intentar zurrar a los dos, pero los palos sólo se los va a llevar uno. Y le espera una tunda porque no tiene de qué presumir. Para Rajoy, el único riesgo consiste en medir mal el vapuleo. Aunque le van a enseñar el trapo para arrancarle medidas de su programa le sobra flema para aguantar ese envite. Como entra ganador al debate su problema será el de pasarse de frenada, el de acabar inspirando compasión por un adversario liquidado. Lo demás lo lleva de carril: el estado de la nación es tan evidente que ni siquiera necesita demasiados adjetivos. ABC. 28-6-2011 Opinión. La Vanguardia Zapatero afronta el último debate en plena tormenta Enric Juliana El presidente se mide con Rajoy mientras los mercados zarandean la deuda española. El debate de la nación, bajo vigilancia europea y con aires de avance electoral. José Luis Rodríguez Papandreu se examina hoy en el Congreso de los Diputados en plena deriva de Europa. La Unión vive uno de los peores momentos de su historia y la estabilidad de España es estos días crucial. Absolutamente decisiva para conjurar el riesgo de catástrofe en la zona euro. España no es Grecia, dice de la antífona, pero un mayor deterioro de la credibilidad internacional del Estado español podría complicar el delicado juego de equilibrios entre Francia y Alemania para evitar el definitivo hundimiento de Grecia. El Directorio Europeo está tratando de neutralizar la bomba de relojería, pero no hay una plena coincidencia de intereses entre Berlín y París. Los mensajes que lleguen de España serán estos días muy importantes. Hoy se vota en el Parlamento de Atenas la aceptación del drástico plan de ajuste. Los grandes grupos industriales alemanes y franceses quieren la continuidad del euro y temen que el drama griego acabe provocando una fragmentación del mercado interior europeo. La semana pasada, un selecto grupo de directivos de Francia y Alemania (Thyssen Krupp, Bosch, Allianz, Michelin, Daimler, BMW, Société Générale…) publicaba en la prensa europea un vigoroso anuncio en favor del euro. La pequeña industria germana no lo ve de la misma manera y aboga por sus intereses más inmediatos. Y una corriente importante de la opinión pública alemana no quiere pagar ni medio céntimopor las deudas de los cantamañanas del Sur, esa gente que en vez de trabajar –dice la vox pópuli en las cervecerías– toca la guitarra, baila el sirtaki, falsifica la contabilidad nacional o agrede a los parlamentarios en las calles de Barcelona. Un 71% de los alemanes dice desconfiar del euro. La semana es crucial y lo que ocurra entre hoy y mañana en el Congreso de los Diputados no será un asunto exclusivamente español. Lo podríamos contar en forma de chiste. Están dos ingenieros, uno francés y el otro alemán, intentando desmontar una bomba de relojería griega. Tienen dos cables entre manos y dudan entre cortar el hilo rojo o el azul. Un sudor frío les recorre la frente. A su lado, un español contempla muy nervioso la escena y en el momento decisivo le entran unas ganas tremendas de estornudar… José Luis Rodríguez Zapatero no es Giorgos Papandreu, pero no puede estornudar. La salida a bolsa de Bankia, prevista inicialmente para el próximo día 18 de julio, será en las próximas semanas una prueba fundamental para el sistema financiero español. Hay mucho en juego este mes de julio. Zapatero, por tanto, mantendrá el discurso de las reformas con el que desea agotar la legislatura. José Luis Rodríguez Papandreu está obligado a mantener la ortodoxia, abriendo a la vez los primeros espacios para que el primer ministro Alfredo Pérez Rubalcaba pueda despegar como candidato. ¿Cómo modular el discurso gubernamental un poco hacia la izquierda sin estornudar? El presidente medirá también la disponibilidad de los nacionalistas vascos y catalanes, ayer vuelta a demostrar por CiU en la comisión de Trabajo del Congreso, con un renovado aval a la reforma de las pensiones. Para el Partido Popular la papeleta tampoco es fácil. Las expectativas están tan a su favor, queMariano Rajoy debe mostrarse a la altura. No puede perder el debate. Los populares, sin embargo, siguen aferrados a la idea de que exhibir ahora sus recetas sería como enviarlas a la trituradora. Rajoy no podrá ignorar lo que estos días ocurre en Europa. Momento muy crítico, certificado ayer por la Iglesia católica, que nunca da puntada sin hilo. Después de un primer pronunciamiento positivo del cardenal Antonio María Rouco Varela en relación con la ley de cuidados paliativos, la jerarquía episcopal emitió ayer un duro comunicado en el que corrige esa evaluación, habla de un posible encubrimiento de la eutanasia y, lo que es mucho más significativo, anuncia que los católicos deberán defender su posición sobre este asunto “por todos los medios legítimos”. En pocas palabras, a seis semanas de la tercera visita del papa Benedicto XVI a España (Jornada Mundial de la Juventud en Madrid), la Iglesia amenaza con movilizaciones contra el Gobierno. Momento Papandreu. LA VANGUARDIA. 28-6-2011

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