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La reelección de Patxi López, el primer lehendakari no nacionalista de la democracia, como secretario general del Partido Socialista de Euskadi (PSE-EE) casi por unanimidad, sin ningún voto en contra, reafirma el camino del cambio político en Euskadi.
Patxi Lóez ha pedido a su partido que trabaje con los ciudadanos de todo el País Vasco, no sólo para defender “el cambio político iniciado” sino “para llevarlo hasta sus últimas consecuencias”. Frente a quienes aún “siguen negando legitimidad para gobernar a quienes no son nacionalistas”, no quieren ver “españoles con acento vasco” o ponen “reparos a la tolerancia cero con el entorno de ETA”.El cambio es manifiesto, sobre todo, en la lucha contra ETA y la deslegitimación política y social del entramado de apoyo al terrorismo, cuya base ha sido el cambio de dirección política de la Ertzaintza. También en la relación del gobierno vasco con el gobierno de España y con las regiones vecinas de otras autonomías. Y se han empezado a dar pasos en la televisión pública, EiTB, educación o política lingüística.Pero llevar “hasta sus últimas consecuencias” el cambio político en el País Vasco, como dice el mismo Patxi López, exige mucho más. Por supuesto mantener la línea de firmeza en la lucha contra el terrorismo y sus bases de apoyo. Avanzar con más decisión en los cambios en la política educativa o los medios de comunicación para erradicar todos los restos de aparatos del régimen étnico en que los convirtió la línea nacifascista de Arzallus-Ibarretxe. Y sobre todo reforzar la unidad de todas las fuerzas democráticas constitucionalistas para llevar hasta el final el desmantelamiento del régimen étnico, especialmente los centros de poder (instituciones como las diputaciones, ayuntamientos…) desde los que intentan volver a la cúpula del poder autonómico.Cualquier vacilación en este sentido puede ser un peligroso paso atrás. Y ese es el punto más débil del VI congreso, al dejar demasiado abierta la posibilidad de los acuerdos con el PNV sin haber completado la derrota de la línea nazifascista. Quienes deslegitiman al lehendakari no nacionalista buscan ahora “tácticamente” acuerdos con él para romper la unidad constitucionalista y darle la vuelta a la tortilla.