Altos cargos del PSOE se quejan del desbarajuste actual

Todo tiene un coste, señor presidente

Según filtraciones aparecidas en la prensa, altos cargos en el PSOE y en el Gobierno de Zapatero han expresado sus quejas ante el espectáculo de descoordinación entre Gobierno, Grupo Parlamentario y partido a raí­z de los bandazos dados en el proceso de aprobación presupuestaria. Primero, los socialistas habí­an llegado a un acuerdo con IU, ICV, ERC para realizar cambios en la polí­tica fiscal y aumentar su progresividad en relación con deducciones y prestaciones. Después, los socialistas dieron marcha atrás y llegaron al acuerdo con CiU para que se abstuviera. Aparte de la confusión, el episodio ha revelado las contradicciones en que se mueve la polí­tica de alianzas del Gobierno. El sistema de alianzas mantenido, hasta ahora, con todo el arco parlamentario, con todos menos con el PP, se ha roto. Ha hecho aguas porque ya no se lo puede permitir.

Los resultados de las elecciones euroeas dieron un golpe de atención. La gravedad de la crisis económica y las medidas tomadas por el Gobierno suponen un desgaste continuo. Los planes de rescate de la banca y el abandono que sufren los trabajadores, los autónomos y la pequeña y mediana empresa generan cada vez más rechazo social. Todo ello ha agudizado las contradicciones internas dentro del PSOE. Los sectores que se oponen, en un grado u otro, a la política de Zapatero expresan su preocupación por la bajada de las expectativas de voto, por las perspectivas electorales. Las contradicciones van a continuar agudizándose porque las decisiones de Zapatero quieren conciliar intereses políticos y económicos que cada vez son más contradictorios. La estructura política de nuestro país está situada en un terreno cada vez más difícil. El enquistamiento del poder de las castas burocráticas regionales, que ha sometido al Estado a un grado de desarticulación política inverosímil, ha llegado a hacer absolutamente imposible la existencia de un proyecto nacional unificado. E íntimamente ligado a esto, está la urgente reestructuración y el ordenamiento del sistema financiero para que no se colapse. Un conflicto cuya resolución entra en el terreno de lo verdaderamente absurdo. ¿Se puede mantener el control, el derecho de veto, de las burguesías burocráticas regionales sobre “sus cajas” y, a la vez, dar poder a la gran banca para que pueda asegurar su dominio sobre el sistema financiero? Realmente la situación política y económica está muy caliente. Llega el verano. Seguirá calentándose. A la vuelta se puede producir la eclosión.

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