Medioambiente

No corta el mar sino vuela…

Hasta ahora no se habí­a escuchado una voz por encima de las demás que en tribuna pública presentara otra cosa que los desmanes de potencias emergentes como China o India en el terreno del medioambiente. Como si en estas «civilizadas » lides del combate al cambio climático, estos paí­ses no pudieran atender sensibilidades mas propias de paí­ses desarrollados. De aquellos que pese a ser surtidores mundiales de contaminación participan activamente en los foros internacionales incumpliendo sistemáticamente sus ambiciosos compromisos. Una de las decisiones más criticadas fue el plan implementado por el gobierno chino para construir 200 centrales nucleares hasta el 2050. Ahora China se ha propuesto pasar a ser la locomotora verde del planeta.

En esta línea la tozudez china ha sido duramente criticada or negarse a cualquier imposición energética. Aquellas que el resto de potencias mundiales han considerado exigir sin habérselas aplicado. China es el mayor emisor de dióxido de carbono, pero también acaba de comprometerse con un ambicioso plan de energías renovables que la convertirá en una superpotencia verde en los próximos años. En once años podrán Equiparándose a los objetivos marcados por la Unión Europea, China ha insinuado que podrá satisfacer el 20% de las necesidades nacionales con energía solar y eólica. Mientras en España continúa el debate en torno a el cierre de la central nuclear de Garoña, China avanza un 1% anual en el aumento del consumo de energías renovables. Actualmente es el mayor exportador de placas solares y el principal fabricante de turbinas de viento, y pronto tendrá la mayor capacidad de energía eólica del mundo. Hasta el 2008, sesenta empresas en el país trabajaban en la producción de componentes para la producción de energía eólica, entre ellas algunas empresas españolas. A partir de ahora se pueden contabilizar 130 en total. Todavía hoy el carbón es la materia prima que proporciona el 70% de la energía del país, siendo China el mayor productor y consumidor del planeta; el petróleo supone el 23% del consumo, siendo el segundo consumidor por detrás de EEUU, y el segundo importador por detrás de Japón. Pese a todo las reservas carboníferas pueden abastecer al país durante 200 años más. ¿Voluntad verde? China dispone además de once centrales nucleares. La energía nuclear suministra el 4% de la energía. Esperan duplicar esta capacidad para el 2020 y consumar en el 2050 el plan de construcción de 200 centrales nucleares, cogiendo el revolucionario reactor PBMR como eje dinamizador del crecimiento. No cierran centrales, las abren. Sin embargo han vuelto a situarse en el centro del asombro mundial con la presentación de este “plan verde”. En primer lugar pueden hacerlo pues disponen de la independencia política y autonomía energética para ello. Y en segundo lugar, es evidente que el desarrollo de este sector es un elemento de vanguardia en la revolución tecnológica, el avance científico y el potencial del país, teniendo en cuenta lo que significa colocarse a la vanguardia en un sector avanzado de desarrollo tecnológico, con alto valor añadido y largo recorrido. Todo un ejemplo para incluir en el debate sobre Garoña.

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