El despilfarro, los gastos superfluos e innecesarios de las CCAA y la deuda directamente relacionados

¿»Tijeretazos» sociales o acabar con la sangrí­a de los gastos superfluos?

A pesar de la crisis, la deuda de las Comunidades Autónomas ha aumentado en el último año un 27%. Desde que estalló la «burbuja inmobiliaria» las comunidades se han endeudado un 80% más, hasta los más de 107.600 millones de euros que suma ya la deuda autonómica, casi 50.000 millones de euros más que antes de la crisis. ¿Pero cuántos de esos miles de millones de euros han ido a la creación de riqueza y empleo para salir de la crisis? Sólo hay una respuesta: cero. El endeudamiento de las CCAA está destinado a mantener el nivel de despilfarro, gastos superfluos e innecesarios de las castas polí­ticas que gobiernan nuestras autonomí­as.

Desde el gobierno central y los gobiernos autonómicos se emieza a hablar de la necesidad de limitar el gasto de las Comunidades Autónomas, pero lejos de atajar la sangría de los gastos superfluos han cogido el atajo de ampliar los recortes sociales y a los trabajadores públicos. Las exigencias del FMI y Berlín para recortar el déficit público están siendo trasladadas por el gobierno de ZP y los gobiernos autonómicos como “tijeretazos” contra el 90% de la población.Las ayudas a la dependencia son uno de los grandes sacrificados, están prácticamente congeladas y sólo el 26% de dependientes recibe las ayudas; y casi todas las comunidades aplican desde hace meses silenciosamente recortes en sanidad y educación. Así los sindicatos denunciaron el recorte de 50 millones de euros en gastos de personal en la enseñanza pública valenciana, lo que ha dejado entre 1.200 y 1.500 trabajadores sin plaza este curso.El nuevo presidente de la Generalitat Catalana, Artur Mas anuncia en su hoja de “hoja de ruta” para reducir el déficit “la revisión de la sanidad pública” y prepara el “copago” sanitario. Esperanza Aguirre intentó un drástico recorte salarial a los trabajadores del metro de Madrid (que finalmente quedó bastante reducido por la movilización) y ahora el presidente de Murcia, Ramón Luís Valcárcel se ha puesto a la cabeza con su “tijeretazo” a los trabajadores públicos, especialmente de la sanidad y la enseñanza, que pueden perder una media de hasta 500 euros en sus nóminas.A la vista de todo esto, el debate abierto sobre el modelo autonómico y su financiación, lejos de tranquilizar anuncia más peligros para la población.No se trata de cuestionar la autonomía de las diferentes nacionalidades y regiones de España, sino de atajar la corrupción del sistema implantado por la clase política cada vez más parasitaria que utiliza los presupuestos públicos para mantener sus intereses y privilegios. La “sangría” autonómica Basta echar un vistazo a los presupuestos de este año para hacernos una idea del entramado de despilfarro del que se alimentan. Las 17 autonomías se gastarán más de 1.000 millones de euros en financiar las televisiones autonómicas, convertidas en auténticas máquinas de propaganda de los partidos en el poder. 500 millones de euros en “embajadas” que van desde las “delegaciones en Madrid” a las “embajadas” en Bruselas, Nueva York, Berlín o Paris: 62 millones de euros el País Vasco, 57,5 Cataluña o los 16 millones de Canarias. Los altos cargos y consejeros –elegidos a dedo la mayoría de las veces entre amigos, familiares y antiguos cargos del partido gobernante- se llevan casi 300 millones de euros en sueldos “millonarios”. Los gastos de representación son otro de los agujeros negros, el presidente de Aragón (el actual secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias) tiene asignados 629.078 euros, 70.000 euros más que el mismísimo presidente del gobierno de España. En gastos de coches oficiales cada comunidad gasta entre medio millón y un millón de euros al año. ¿Cómo se pueden presupuestar 840.000 euros para gastos de combustible y peajes en el País Vasco; o 495.700 euros para los vehículos oficiales de la vicepresidencia d Castilla-La Mancha?Es prácticamente imposible determinar los “agujeros negros” que salpican los presupuestos autonómicos. La duplicación del Estado a escala autonómica (con 17 “de todo”, 17 defensores del pueblo, 17 tribunales de cuentas, 17 consejos consultivos…y centenares de consorcios, agencias o institutos de todo tipo) se ha convertido en un maremagnum que oculta el despilfarro y la corrupción. Sólo tres comunidades (Murcia, Castilla-La Mancha y Asturias) tienen su propio Consejo Económico y Social, nombrado a dedo por partidos, sindicatos y patronal, pero se gastan en él 1 millón de euros cada uno.Esta es la auténtica sangría que hay que cortar. El camino no es el de los recortes de Zapatero (congelación de las pensiones, recorte salarial del 5%, eliminación del subsidio a los parados…) o los “tijeretazos” autonómicos al “estilo del murciano Valcárcel” o el “copago sanitario” que prepara Artur Mas, sino el de pinchar esta auténtica “burbuja” autonómica de despilfarro, gastos superfluos y corrupción. Recortar un 20% los gastos del Estado La reducción de al menos un 20% de los gastos del Estado a todos los niveles, central, autonómico y municipal –sin tocar los gastos esenciales de educación, sanidad, pensiones o paro- es uno de los puntos esenciales de nuestro programa “De Verdad contra la crisis”, un ahorro para dedicar a gastos sociales e inversión productiva.

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