Zapatero inyectará capital público en los bancos

Tercera fase del rescate bancario

La banca tení­a una bala en la recámara, y parece que ha llegado el momento de utilizarla. El Real Decreto con que Zapatero lanzó, en octubre de 2008, el primer plan de rescate bancario contemplaba la posibilidad de adquirir o avalar tí­tulos para reforzar el capital de las entidades financieras. Es decir, una inyección directa de dinero público en las cuentas de la banca. Tras la intervención de CCM, punta del iceberg de un auténtico cataclismo financiero en ciernes, ya no es suficiente con los 250.000 millones con que el gobierno avala la emisión de tí­tulos de deuda de la banca. La banca necesita más, y Zapatero se lo concede. El presidente anunció ayer en el Congreso una «hoja de ruta», elaborada por el Banco de España y ya pactada con el PP, para recapitalizar con dinero público a los bancos. Que se utilizará, según palabras textuales de Zapatero, allí­ «donde sea necesario».

Zaatero contestó airado en “Tengo una pregunta para usted” que “el gobierno no ha regalado un solo euro a la banca”. Hasta ahora, las multimillonarias subvenciones públicas a la banca aparecían bajo el paraguas de “avales públicos a la emisión de deuda” o “préstamos para la adquisición de activos de primera calidad”. A partir de ahora, a Zapatero no le quedará ni esa hoja de parra para tapar las vergüenzas de miles de millones de dinero público empleado en garantizar los beneficios de la banca, mientras el país se hunde en la peor recesión conocida. Está ya lista para su aplicación la tercera fase del plan de rescate, diseñada por el Banco de España y respaldada por gobierno y oposición. Bajo el nombre de Fondo de Reestructuración, se creará una partida extra para poder inyectar directamente –sin necesidad de pasar por los trámites de la aprobación política- dinero público a las entidades financieras. Los mecanismos utilizados serán la recapitalización directa, suscripción de participaciones preferentes o cuotas participativas por parte del Estado. La opción elegida es la más gravosa para el Estado, y la más beneficiosa para la banca. Las participaciones preferentes –con las que el Estado participará directamente en los bancos- son considerados capital de máxima calidad, que es lo que más necesita la banca ahora que la morosidad está disparada, y en muchos casos su remuneración se suspende, para preservar capital, cuando la entidad emisora entra en pérdidas. Además, son acciones sin voto, con lo que es imposible a sus poseedores influir en las decisiones del banco. Como por ejemplo hace Obama, imponiendo a los altos ejecutivos salarios máximos de 500.000 dólares. La banca aportará el Fondo de Garantía de Depósitos (FDG) a este nuevo plan de rescate, y el resto correrá a cargo del Estado. Si tenemos en cuenta que el FDG sólo posee un fondo de 7.000 millones, y que para rescatar a CCM, una entidad regional de tamaño medio, se han presupuestado 9.000, no hace falta ser un lince para concluir que serán las arcas públicas, es decir cada uno de nosotros, quienes soportemos la mayor parte del rescate. Pero, a pesar de que la banca sólo aporta una pequeña parte, gobierno y Banco de España van a permitir que esté presente en la gestión del Fondo de Reestructuración. El primer plan de rescate ya contó entre sus redactores con los directores financieros del Banco de Santander y el BBVA. El segundo, también será impuesto al alimón por el gobierno de Zapatero y la gran banca. Porque está es una operación diseñada exclusivamente para los intereses de la gran banca, dispuesta a devorar a una buena parte de los bancos y cajas pequeñas y medianas. Sólo podrán acceder a los fondos públicos aquellos bancos que acrediten, mediante un examen del Banco de España, su viabilidad. Los que no puedan hacerlo, como CCM, serán simplemente intervenidas, saneadas con dinero público, y más tarde absorbidas o compradas por sus rivales más fuertes. De esta manera, el gobierno favorecerá directamente la concentración bancaria, fortaleciendo a los bancos y cajas más poderosos. Solbes lo ha manifestado directamente en una reciente entrevista, afirmando que “se deberá reducir el tamaño del sistema financiero (…) hasta que queden las entidades que sean solventes y rentables, confirmando que “hay mucha grasa en el sistema financiero” y “nadie sabe cuantas cajas deben quedar después de este proceso”.

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