Derechos y Libertades

Teorí­a de la Conspiración

José Marí­a Martí­nez Selva saca a la venta «La gran Mentira» – Editorial Paidós -. Desde el trata las teorí­as conspiratorias y la tentación del periodista de convertir una noticia en el mito que será recordado por las generaciones futuras «se convertirá en tradición oral y que a todos les gusta narrar o escenificar». Para ello aborda dos hechos de gran transcendencia y de dramáticas consecuencias en lo que llevamos de siglo: el 11-S y el 11-M. El problema de las teorí­as conspiratorias no es que cuenten una mentira, sino que ocultan la verdad o la ridiculizan haciéndola increí­ble.

Quizás uno de los mejores ejemlos que por la distancia nos permite comprender con menos prejuicios, es el del asesinato de J.F.K., que ya nadie puede negar que fue un “autoataque” pertrechado por la CIA. Pero versiones hay muchas: “Teoría del Fuego Amigo”La bala mortal provino no del rifle de Oswald sino del revólver de uno de sus escoltas, que se disparó accidentalmente cuando éste iba a socorrer al presidente. “Teoría de los Oswald Múltiples”Apunta a la nunca demostrada venta de la identidad por parte de Lee Harvey Oswald. Se han llegado a contar hasta 60 Oswald distintos. “Teoría del Chofer Asesino” Emanada del visionado fotograma a fotograma de la película que Zapruder tomó en el lugar de los hechos. Según ella, fue el chofer del presidente el que disparó contra Kennedy, redujo la velocidad de la limusina y salió pitando al hospital. De creérnosla habríamos de levantar el dedo acusador contra Jacqueline Kennedy por cómplice.El suicidio A algún cerebro privilegiado de se le ha ocurrido que realmente JFK quería morir porque padecía una enfermedad crónica, el mal de Addison. Planificó su muerte de manera que pudiese verlo todo el mundo, en un lugar despejado, un día de sol y a bordo de un coche descubierto.Y hay por lo menos hasta 22 más… pero si nos acercamos más:El 23-F, con la venia de la CIA “Cuando en los meses previos al 23 de febrero la embajada estadounidense en Madrid y la estación de la CIA empiezan a recibir noticias de la inminencia de un golpe de timón en la democracia española, su reacción, más que favorable, es entusiasta, en particular la de su embajador Terence Todman, un diplomático ultraderechista implicado años atrás en el golpe de Pinochet, quien consigue que los dos únicos políticos españoles recibidos en la Casa Blanca antes del golpe sean dos políticos franquistas —Gonzalo Fernández de la Mora y Federico Silva Muñoz— y quien el 13 de febrero se reúne en una finca de Logroño con el general Armada. Hay hechos que demuestran que el gobierno de EEUU estuvo informado del golpe antes de que ocurriera: desde el día 20, las bases de Torrejón, Rota, Morón y Zaragoza estuvieron en alerta y a lo largo del día 23 un avión AWACS de inteligencia electrónica perteneciente a la base alemana de Ramstein sobrevoló la Península para controlar el espacio radioeléctrico español” Santiago Romero, La Opinión, edición de La Coruña.Los que ridiculizan este tipo de teorías tarde o temprano desparecen y se hacen los locos como si nada nunca hubieran dicho, e incluso, como si ellos hubieran dicho siempre lo contrario. Y los que las defienden, unos disparatan y otros, pese a tocar aspectos de la verdad con la punta de los dedos, al final todo queda reducido a un circo de tramas, porque el interés es más el espectáculo o la utilidad que se le pueda sacar a éste.

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