La «reválida» que al final de curso han pasado todos los alumnos de primaria en Cataluña ha dejado unos estremecedores resultados. No sólo por el ínfimo nivel educativo -que se refleja luego en secundaria en un altísimo grado de fracaso escolar-. Sino, sobre todo, por el espeluznante incremento de las desigualdades de clase, expresión de un auténtico «genocidio educativo de clase» que condena a los hijos de los trabajadores.
Uno de cada cuatro de los 60.000 estudiantes de 11 y 12 años que cursan sexto de rimaria no ha superado la primera prueba final que se ha hecho en Cataluña.En todas las materias evaluadas, los resultados son desastrosos. En lengua catalana, el 24,2% de los alumnos no han superado el nivel mínimo; en lengua castellana, no lo superan el 27,4%, y en matemáticas, el 24,2%.Pero el diagnóstico es todavía más grave. La diferencia de resultado entre los alumnos según su origen de clase, o según estudien en centros públicos o privados y concertados, se ha hecho todavía más grande.En catalán, no superan la prueba el 28,6% de los alumnos de centros públicos, porcentaje que cae al 17,6% en los concertados y al 10,3% en los privados. En matemáticas, los que no superan la prueba son el 28,5% en la escuela pública, el 17,6% en la concertada y el 13,9% en la privada pura. Y en castellano no llegan al nivel mínimo exigido el 32,8% en los alumnos de los públicos, el 19,4% en los concertados y sólo el 8,6% en la privada.Los mejores resultados de las escuelas privadas o concertadas, está ligado al origen de clase de los alumnos.Para medir los resultados se ha colocado a los centros en tres grupos socioeconómicos ligados a las familias: bajo, medio y alto. Frente al porcentaje medio del 24,2% de alumnos que no superan la prueba en lengua catalana, éste crece hasta el 44,3% en los alumnos de centros de nivel socioeconómico bajo, cae hasta el 22,7% de quienes no la superan en los de nivel medio y desciende, mucho más, hasta el 14,5% para los estudiantes de centros de nivel socioeconómico alto.Con la prueba de lengua castellana y matemáticas pasa algo parecido a lo que sucede con la de catalán. De una media del 27,4% de alumnos que no superan la de castellano, en el nivel socioeconómico bajo quienes no la superan son el 47%, en el medio el 26,2% y en el alto el 16,9%. En matemáticas no asumen la competencia mínima el 42,8% de alumnos de centros con nivel socioeconómico bajo, el 23% en nivel medio y el 14,3% en alto.No es esta la primera prueba del ahondamiento del abismo de clase en Cataluña. Innumerables estudios que reflejan el ahondamiento del abismo de clase en Cataluña. Un informe de la Fundación Jaume Bofill denunció como, mientras Cataluña es la comunidad que menos porcentaje de inversión destina a la educación pública (el 2,1% frente a la media española del 3,2%), figura en el primer puesto de subvenciones a los centros privados (2.149 euros por estudiante frente a los 1.840 del conjunto de España).Por eso el estudio concluía que “se ha polarizado sensiblemente los resultados entre los sectores público y privado. Frente al 65% de los alumnos que empiezan el bachillerato en centros privados y consiguen graduarse, este porcentaje desciende hasta el 42,6% en la escuela pública”.Por eso Cataluña tiene la mejor educación privada para los hijos de la burguesía local, mientras en los barrios populares 21.000 alumnos –un 3,4%, la tasa más alta de España– estudian en barracones.Pero eso no es todo, dependiendo del barrio donde residan dos barceloneses –de la clase a la que pertenezcan- vivirán entre 7,2 y 8,7 años de menos o de más. Y hasta un total de 19.256 muertes prematuras se podrían haber evitado si se hubiesen eliminado las desigualdades sociales en salud.Son los datos del último Índice Sintético de desigualdades, o del estudio del Centro de Atención y Programas Sanitarios, donde se concluye que “la Generalitat es reacia a afrontar el problema de las desigualdades”.