Cómic

Solano. Mayo de 1808

Mayo de 1808. Mientras España se alza contra el invasor napoleónico, la ciudad de Cádiz está a tiro de la flota francesa, anclada en las aguas de la bahí­a. El pueblo quiere unirse a la guerra, pero Solano, el gobernador militar, sabe que en esas condiciones es un suicidio. Mientras trata desesperadamente de ganar tiempo y negociar una alianza con la flota inglesa, hasta entonces enemiga, la rebelión popular es imparable… Despues de el primer volumen en el que se narraba, al mismo tiempo con precisión histórica como con sorprendente dramatismo, la famosa batalla de Trafalgar; la serie «12 del Doce», publica esta segunda entrega. El episodio histórico es mucho menos popular, pero no por ello menos importante, muestra del rigor y la dedicación con la que el guionista Rafael Marí­n se ha lanzado a esta empresa que pretende culminar en Marzo de 2012, con el aniversario de la Constitución de Cádiz.

Si la sorresa por la publicación del primer volumen sobre Trafalgar, fue acompañada de ilusión y espectativa acerca de esta nueva serie sobre uno de los episodios más importantes -y en demasiadas ocasiones olvidado- de la historia de España, esta segunda entrega no hace más que confirmar las espectativas. Rafael Marín se ha enfrascado en una especie de "cruzada personal", con la que pretende acercar al gran público todo el delicado y complejo proceso desatado con la invasión napoleónica y culminado con la aprobación del primer texto constitucional de la historia de España. Para ello estara acompañado en este recorrido por una nutrida colección de dibujantes españoles que le otorgan prestigio a esta obra en lo formal, una tarea que en esta entrega corre a cargo de Alberto Foche.Francisco Solano, marqués del Socorro y de la Solana, Capitán General de Andalucía, es el protagonista indiscutible de este episodio. militar seducido por las ideas de Robespierre y Dantón, de un claro talante democrático pionero, que descubrió lo abominables habían convertido esas ideas en manos de Napoleón Bonaparte. El rigor histórico del que hablamos, no evita que en este sentido encontremos frases cargadas de lirismo que merecen ser reproducidas. Cuando nuestro siglo era joven y la sombra de Bonaparte clavaba su pico de águila en las banderas de toda Europa y la libertad era una espada al rojo que sólo quemaba a quienes no se atrevían a empuñarla. El canto de la Revolución se había convertido en himno de un Imperio, y las ideas de gloria y cambio que todos habíamos visto florecer más allá de nuestras fronteras, al norte, se trocaron de pronto en violencia y miedo. Afrancesados, nos llamaron. Y, sin embargo, nos dolía la patria y queríamos un mundo mejor y nuevo. Solano era el ejemplo de todos aquellos intelectuales y militares españoles que con entusiasmo habían abrazado las ideas de la Revolución, y que con el mismo ahinco se arrojaron a defender la independencia de España frente al invasor Napoleónico. Su posterior asesinato a manos de una multitud armada y clamando venganza, cuando intentaba contenerla para evitar una masacre de sus compatriotas a manos de los soldados franceses, superiores en numero, formación y táctica; abre además un espacio de reflexión. Marín ya no se remite unicamente a hechos históricos probados y sobre los que no admite discusión. El debate ideológico y de principios queda en este texto abierto, impidiendo que dejemos de pensar en aquelloos españoles muertos ni siquiera horas despues de haber cerrado el libro.

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