Sobre todo, firmeza

Cuando Pedro Sánchez anunció la composición de su gobierno, escogió a Josep Borrell como el primer nombre que debía filtrarse a los medios. Estaba lanzando un mensaje. Habría diálogo con la Generalitat, pero sobre todo firmeza ante cualquier maniobra del independentismo. No en vano, Borrell -y a eso no es ajeno su condición de catalán y defensor de la unidad desde una parte de la izquierda- ha sido y continúa siendo blanco de los ataques de las élites independentistas.

Se podrá disentir de como el actual gobierno está gestionando el “problema catalán”. Pero difícilmente se les podrá acusar de “haberse entregado al independentismo”. Cabe recordar que el PSOE, presidido por Pedro Sánchez, respaldó la aplicación del 155.

Ante la nueva escalada de tensión impulsada por los Puigdemont y Torra, desde la Moncloa se han vuelto a hacer ofertas de diálogo, pero sobre todo se ha mantenido la firmeza frente a las provocaciones.

Primero manteniendo, contra viento y marea, la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona el 21 de diciembre. La primera vez que un gobierno español se reúne en Cataluña desde la restauración de la democracia.

Puigdemont, Torra y Elsa Artadi lo han calificado de “provocación”. Una reacción insólita, prueba de que les ha hecho daño.

Por supuestos motivos de “seguridad”, la Generalitat propuso que el Consejo de Ministros se celebrara en el Palacete Albéniz, en la montaña de Montjuic. Pero el gobierno de Pedro Sánchez ha escogido la Llotja del Mar, ubicada en pleno centro de Barcelona, a 700 metros del Palau de la Generalitat y a 900 metros del Parlament catalán.

Era una decisión política. Tras reunirse en Sevilla, el Consejo de Ministros visitará Barcelona, otra de las grandes ciudades españolas. Y se presentará, no en las afueras de la ciudad, como pretendía Torra, sino en pleno corazón de la capital catalana.«Si Puigdemont y Torra esperaban encontrar debilidad en Madrid tras la caída de Rajoy, se han tropezado con firmeza en las cuestiones que afectan a la unidad»

En el Consejo de Ministros que se celebrará en Barcelona se aprobará, vía decreto, la subida del salario mínimo a 900 euros. O una subida del 2,5% para el salario de los funcionarios (maestros, médicos…), para que recuperen parte del poder adquisitivo perdido -entre un 20% y un 30%- a golpe de recortes en los últimos diez años. Se hace desde Cataluña, y con ello el gobierno español se une a los muchos catalanes que vuelven a protagonizar movilizaciones contra los recortes, desde médicos a funcionarios, desde la educación a bomberos o mossos…

La respuesta del gobierno de Pedro Sánchez no se ha limitado a mantener la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona. El presidente del gobierno español fue muy claro en el Congreso, enfrentando “el relato independentista de mentiras y agravios”, y declarando que “no aceptaré una nueva vulneración de la Constitución en Cataluña”.

No solo se han lanzado palabras, también hechos. Tres ministros -la vicepresidenta, Carmen Calvo, el titular de Interior, Grande-Marlaska, y el de Fomento, José Luis Ábalos- enviaron tres cartas a sus homólogos catalanes advirtiendo que se tomarán medidas si vuelve a producirse una “dejación de funciones” donde desde el govern se aliente y permita la actuación de los CDR.

Planteándose utilizar la Ley de Seguridad Nacional, que permite al gobierno español tomar el control de los mossos. O señalando, como hizo la responsable del comité electoral del PSOE, Esther Peña, que si Torra traspasa líneas rojas” al gobierno no le temblará la mano si hay que aplicar el 155”.

Si Puigdemont y Torra esperaban encontrar debilidad en Madrid tras la caída de Rajoy, se han tropezado con firmeza en las cuestiones que afectan a la unidad. Esta es una buena noticia para todos.

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